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jueves, 6 de marzo de 2025
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No se trata de alentar el “submundo” del delito

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El problema carcelario sigue siendo uno de los más graves en los países del área. No sólo se trata de su capacidad de alojamiento, de las mafias que se forman en el ámbito carcelario, sino que esencialmente se trata de saber que en su entorno sigue mandando el delito, ya sea través de los familiares, de funcionarios corruptos, como a través de las propias roscas que se forman dentro de estos ámbitos. Un día si y otro también se descubren delitos que han tenido origen o han sido “ordenados” desde dentro de estos establecimientos.
Esto viene al caso, a sabiendas de que hay gente que entiende que la forma de lograr mayor seguridad y mejorar las condiciones de vida de una población, es persiguiendo el delito y sobre todo enviando más gente a prisión.
Lejos estamos de entender que no debe perseguirse el delito, lejos estamos de compartir el hecho de que ciertos delincuentes que manipulan información, o esconden algunas de sus andanzas cuenten con el beneficio de cierta rebaja de las penas, si “colaboran” con la justicia.
Lo que vemos con preocupación es qué lejos está el sistema de servir para mejorar las condiciones de vida en la sociedad que integramos. En esto para nosotros rigen dos aspectos. En primer lugar la sanción al delito, cosa que siempre debe regir y en segundo lugar el “rescate” de todo individuo que muestra ganas y deseos de salir del mundo delictivo.
Nos preocupa en primer lugar la forma en que se maneja la privación de libertad. Siempre lo hemos dicho que privar a alguien de libertad no es torturarlo, ni amedrentarlo, sino sencillamente sacarlo del seno de la sociedad que integra y procurar que durante su estadía se vuelva una persona más valiosa para todos.
Esto no se logra, ni con las condiciones de reclusión actuales, ni con el concepto que defienden algunos políticos, de que quien delinque tengan que pagar con dureza su delito.
Mal que nos pese somos partidarios de ver las condiciones sociales, de saber que algunas de estas personas sólo sobreviven y también arriesgan la vida cuando se vuelven consumidores y no logran satisfacer las exigencias del narcotráfico.
Poco a poco el país se va acostumbrando a que todos los informativos abran a grandes titulares con los asesinatos del día. Poco a poco nos vamos acostumbrando a los “ajustes de cuentas”, cosas que años atrás nos metían temor y considerábamos que nunca nos llegarían.
Lejos estamos en entender que la cárcel debe servir para recuperar a todo aquel que lo quiera y sacar de circulación, es decir apartarlo de la sociedad a quien prefiere seguir delinquiendo.
A.R.D.

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