No es de extrañar que lo que denuncia un medio de comunicación salteño, con respecto a certificados apócrifos en el ámbito de la Jefatura de Policía, se registre en estos momentos.
Debemos recordar que tiempo atrás “desapareció” de la misma sede de la policía local, una filmación que consistía en una prueba determinante para probar las andanzas de uno de los grupos locales del narcotráfico.
Que ahora se descubra que hay funcionarios que se prestan para lucrar con este tipo de documentación apócrifa en materia de la tenencia de armas de fuego no es de extrañar.
¿Cuándo nos vamos a convencer que hoy día se hacen más necesarios los controles a los controladores? El hecho es que de tanto en tanto aparecen más funcionarios públicos, que tienen por función el control de hechos irregulares y que son permeados por determinada suma de dinero.
Sucede en la policía, pero también Aduanas, en las intendencias, en la cancillería y demás, porque no hay mayor capacidad de corrupción que la que ostenta “don dinero”.
Cuando se descubre que hay policías que lucran y se enriquecen permitiendo de alguna manera la acción de los delincuentes. Lo mismo que quienes permiten que pasen por los puertos y aeropuertos locales miles y miles de toneladas de drogas ilegales, no nos sorprende.
Lo sorprendente es el hecho de que a lo sumo se captura a uno de los que se dedican a esta actividad, pero las condiciones siguen intactas y por lo tanto sólo basta que aparezca otro delincuente para sacar provecho de la situación.
No nos sorprende tampoco que las autoridades encargadas de luchar contra estas actividades se muestren “sorprendidas” por la acción delictiva, por la traición de personas en quien confiaban y que resultaron ser peligrosos delincuentes. Es que el sistema de elección de candidatos para estos cargos se basan en la confianza.
Hasta el momento no nos cansamos de decir que lo que fallan son los controles. Las sanciones que se adoptan contra quienes son “comprados” por el delito han demostrado que hasta el momento son inservibles. Es más, a veces se piensa que con sanciones mas “duras” o ejemplarizantes se pueden evitar estos delitos.
Quien así piensa está totalmente equivocado. La única salida a esto es controlando mejor , porque junto a las duras sanciones deben estar los controles que nos permitan detectar a tiempo estos delitos y tratar a los delincuentes como lo que son, porque si se muestra mano blanda contra ex policías, o ex funcionarios públicos, pronto estaremos con el mismo problema y sencillamente otros protagonistas.
A.R.D.
No nos sorprende
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