Será el lunes próximo, cuando a la hora 20 se desarrolle la asamblea extraordinaria de la Liga Salteña de Fútbol. Uno de los puntos incluidos en el calendario, el aval para que los neutrales gestionen la colocación de piso sintético en el Parque Dickinson. El objetivo es ese.
La idea de quienes ejercen el mando, pero necesitan de una manifiesta conformidad de la dirigencia clubista, para que el fin tenga sustento.

Los neutrales diseñaron el plan básico de gestiones, porque desde la propia Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, la chance a favor del amparo financiero. A su vez la Intendencia sumará la mano de obra.
Si el producto-consecuencia se genera, el Parque Dickinson se habrá transformado en escenario potencial. No sólo abierto al fútbol local, SINO A OTRAS PROPUESTAS DEPORTIVAS NACIONALES O INTERNACIONALES.
Porque el Dickinson recuperará las medidas reglamentarias, el mejoramiento del sector de tribuna en el Este existirá y en la Tribuna España, igualmente evoluciones. Es notorio en este último caso que las cabinas para los medios de prensa, fueron resignando funcionalidad, seguridad y estética. Los neutrales potenciarán igualmente esa área.
PARA TODO EL AÑO
Cuesta admitir que haya quienes (aunque están en su derecho) desde algunos clubes no se visualice ese fenómeno de futuro, porque el Dickinson lo puede ser. Un piso sintético ASEGURA la continuidad de cuantos partidos quieran disputar, sin condicionar el desarrollo de los mismos al estado del tiempo.
Los equipos de la Liga PUEDEN TURNARSE para practicar, porque esa cancha SIEMPRE estará a disposición y naturalmente en condiciones. Pero además todas las selecciones que fuesen en ciclo de adecuación previa a una disputa de certamen, pueden encarar el ciclo de ajuste en el Dickinson, sin alcanzar esa condición de gitanos, de cancha en cancha. Por lo tanto, parece quedar en claro que EL BENEFICIO es para todos.
Para los 35 clubes de la Liga y para los combinados, pero además con lo que supone programar espectáculos a partir de un escenario potencial disponible.
A veces en el fútbol como en la vida, «no hay peor ciego que el que no quiere ver». Y eso no es preocupante. Es trágico.
ELEAZAR JOSÉ SILVA
