Luego de inocular a casi 3 millones de personas, a una de ellas en España, le apareció una trombosis (desprendimiento de un coágulo sanguineo), que le costó la vida. Como reacción a este hecho varios gobiernos europeos suspendieron inmediatamente la inoculación con esta vacuna (ninguna de las que se aplican en el Uruguay).
Hasta el momento de escribir estas líneas ni siquiera se ha comprobado que la trombosis que causó la muerte de esta joven mujer fuera originada por esta vacuna.
De todas formas nos llama la atención que de inmediato varios gobiernos europeos suspendieran la aplicación de dicha vacuna. Nos lleva a pensar que no conocemos toda la verdad de la situación o que en realidad se trata de una vacuna que ya de antemano se sospechaba que podría tener este tipo de consecuencias.
Una muerte es siempre una muerte, es decir algo lamentable. Máxime en este caso cuando se trata de una persona joven, con dos hijos, que aparentemente no presentaba ninguna complicación. Por lo tanto no se trata de un número, ni un problema menor.
El segundo apunte parece contradictorio, pero no lo es. No hay que perder de vista que se trata de un caso en casi tres millones de vacunas aplicadas y que toda vacuna administrada puede tener contraindicaciones. Algunas conocidas y determinadas de antemano y otras desconocidas. Máxime cuando se trata de vacuna (como todas las restantes) que ha sido investigada y desarrollada en tiempo record, aunque cuenten – todas ellas – con el aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por lo tanto es de esperar que el riesgo sea mayor incluso al habitual. Aún así se debería esperar para saber a ciencia cierta ante qué estamos.
Si este es el porcentaje de riesgo, por doloroso que sea para algunas personas, se trata de uno de los más bajos de los que hemos sabido, aún así es comprensible la reacción humanitaria, dado las condiciones en que se ha decidido esta vacunación.
De todas formas llama la atención la inmediata reacción de varios gobiernos europeos, porque la significación que se le ha dado es muy diferente.
Consideramos que pese a todo, no es este motivo válido para no vacunarse, cuando ya lo han hecho cientos de millones en el mundo y es el primer caso letal que conocemos. Seguimos considerando que es necesario vacunarse, no para sentirse a salvo de la pandemia, sino para disminuir el riesgo letal precisamente.
A.R.D.