En nuestra nota de la semana pasada, poníamos el foco en que, si bien los números de votos de la elección departamental en Salto, casi no habían cambiado respecto a la elección de 2020, el resultado político institucional cambiaba todo.
Resumiendo:
El Frente Amplio mantuvo el número de votantes con que ganó en 2020, con el agregado de 96 votos, para llegar a 37.249.
El partido Nacional alcanzó los 36.664, con el aporte de 5.718 de las listas de Cecilia Eguiluz, Enzo Paique y Omar Estévez. ¡Hubiera perdido igual con el Frente Amplio por 585 votos!
El Partido Colorado, luego de la renovación liderada por Marcelo Malaquina, y la migración al Partido Nacional de “Vamos Salto”, obtuvo 14.229 votos.
Si se suman los votos del Partido Colorado renovado y los de los “emigrados”, (Paique y Estévez, 4.465 votos), obtendremos 18.764; un poquito más que los 18.006 de la elección del 2020.
Lo que cambió todo, fue que esta vez se hizo lo que deseaba la ciudadanía en 2020; se enfrentó a la Coalición de las Izquierdas con la Coalición Republicana, y se le ganó por 13.644 votos.
Para confirmar que no había cambiado casi nada, basta comparar los votos de 2020, con los de 2025. El Frente Amplio tuvo casi los mismos votos; la suma de los votos del Partido Nacional y el Partido Colorado en 2020 fue de 50.414, la Coalición Republicana en 2025, sufragó 50.893.
Un poco de historia:
En el panorama nacional esto viene de lejos; de 1995, el gobierno de Julio M. Sanguinetti impulsó una reforma constitucional-electoral, con la idea de las “familias ideológicas”, para vía “ballotage” frenar al Frente Amplio.
El Frente Amplio estaba en contra, hasta que, del análisis del texto, entendieron que la reforma propuesta para impedir el triunfo del Frente Amplio, (que funcionó hasta el 2000), era la llave para el triunfo electoral a mediano plazo. (1)
La propuesta en forma de ley-constitucional fue aprobada en el Parlamento y plebiscitada exitosamente en 1997, y, crisis de 2002 mediante, el triunfo de la izquierda se concretó el 2005 bajo el lema “Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría”.
Lo que ha pasado en los últimos 20 años, confirma la sospecha que los políticos, ni analizan los números de votación de cada elección, ni estudian con seriedad el reglamento del mecanismo eleccionario en que tan ansiosamente participan.
Por eso, hubo que esperar el descalabro económico, político y de seguridad de 2015/2019, luego de 15 años de gobiernos para vencer al Frente Amplio, (que fue el gran artífice de su derrota); sin negar ni restar méritos a la brillante campaña de Luis Lacalle Pou.
Sobre 2019, hay que advertir que todos los partidos “tradicionales”, (incluyendo al FA y Partido Independientes), perdieron 276.193 votos en esa elección. De esos votos “fugitivos” fueron a parar a Cabildo Abierto y los restantes al PERI, Partido de la Gente, Verde Animalista (luego Identidad Soberana de Salle-Lorier), Partido Digital.
Cabildo Abierto surgió como la gran expresión de fastidio que castigó a todos los lemas “tradicionales; fue catalizada por el General que anunciaba “SE ACABÓ EL RECREO”, con 268.736 votos; partido que en 2024 cumplió puntualmente con el “Principio de von Braun”: “lo que sube como un cohete, cae como un ladrillo”.
Queda para la próxima nota, el análisis de la elección parlamentaria de 2024, el Ballotage y las elecciones departamentales, donde los números traen algunas sorpresas.
(¹) La reforma constitucional de 1997, introdujo importantes modificaciones en materia electoral, entre ellas la consagración de la candidatura única por partido a la Presidencia de la República; la realización de elecciones internas de los partidos políticos para elegir al candidato único; la realización de una eventual segunda vuelta (balotaje) para la elección de Presidente y Vicepresidente de la República; la separación temporal de las elecciones nacionales y departamentales y la limitación de candidaturas a las Intendencias.
