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“Nadie dude el lucero”

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El hombre de campera gris que caminaba por calle Uruguay

Hace unos años recibimos de manos de Víctor Silveira, poeta y dramaturgo salteño, el libro “Nadie dude el lucero”, una antología poética en homenaje a Rolando Faget, un montevideano/salteño dueño de una breve, intensa y contundente poesía.

Debemos decir que dentro del frondoso árbol poético uruguayo, Faget es dueño de una florida rama, con un particular perfume.

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Su caso, un tanto raro en la poesía uruguaya, creció y floreció en tiempos difíciles, en tiempos oscuros y su contundente obra, de brevísimos versos, concisos, precisos e inclaudicables, sortearon los tormentos de los días y hoy navegan a mar abierto, a la vista de todos los lectores que se quieren asomar al mundo tan particular de este creador.

NADIE DUDE EL LUCERO

Sintetiza la obra de este gran poeta que supo vivir en Salto en un trecho de su vida, y contiene versos de sus libros anteriores: “Poemas del río Marón”, “Un sol otras mañanas”, “El muro de los descansos”, “No hay luz sin consecuencias”, “En el nombre del trigo”, “La casa está habitada”, “Conocer luego”, “Cartas de Río”, “Notas general de plantas”, “Otoñar/ Andorra”.

El libro se nutre de aportes sobre el autor y su obra, de relevantes figuras de las letras y la cultura, como Héctor Rosales, el propio Víctor Silveira, Miguel Olivera, Gustavo Esmoris, Héctor Numa Moraes, Lisandro González, Nidia Di Giorgio, Jorge Arbeleche, Luis Bravo, Ricardo Pallares, Hugo Giovanetti Viola, Macunaima, Pablo Silva Olazabal, Monterroso Deveza, Melba Guariglia, Fernando Cabrera, Enrique Estrázulas, Miguel Motta, entre otros.

Faget no eligió la repetición, el pastiche ni el simbolismo estético, sino un verso cuestionador, con un rigor con el momento histórico que le tocó vivir.

¿A qué huele su poesía?, a ciudad, es calle, es barrio, es tamboril montevideano. Es río marrón, del Plata, es río Uruguay, es Costanera Norte y es el río de la vida.

Huele a trigo, a frutos, al hombre y su lucha, al hombre y su camino, tiene el olor de la gente sencilla y el reclamo de un mundo mejor. Es un aroma tan particular que se aprecia con todos sentidos, esa es su poesía.

.”Creador inquieto, fragmentado, en constante relación con el periodismo, el cine, la radio (de la que fue uno de los mejores locutores uruguayos), la literatura nacional (escribió gran cantidad de notas sobre autores contemporáneos y fue uno de los fundadores de “Ediciones de La Balanza”, el más innovador sello de poesía en la dura década de los setenta), lector incansable de escritores de todas las épocas y estilos, hombre universal y, a la vez, profundamente rioplatense, Faget merece sin duda un reconocimiento que le fue vedado en vida”.

ESE HOMBRE DE CAMPERA DEAMBULANDO POR EL CENTRO

“En días de lentes oscuros/ montevideanos/ en un recodo de boliche/ me toca el hombro una nostalgia/ linda y triste/ (como diría Falco/) por el gordo faget/ poeta/ cartomante/ a veces lazarillo/ de un mariscal ajedrecista/ admirable/ estratega de guerras/ sin crueldades ni bajas”. Así describe Macunaima, en un poema, a Rolando Faget..

A fines de los años setenta, comienzo de los ochenta, era muy común ver aquel corpulento hombre, de campera, lentes oscuros, de lento andar, con aire de distraído, ir o venir por calle Uruguay. Siempre andaba con una gran carpeta en sus brazos, que la acunaba como si fuera un bebé, y tal vez lo era, porque en ella llevaba muchos apuntes, muchos poemas, algunos libros finos, recortes de diarios y cosas que servían para comentar en su programa.

.Algunos salteños sabían quién era, otros lo identificaban como “el gordo de la radio”. Y es que Rolando Faget tenía el programa “la mañana en Tabaré”, en esa emisora.

Fue un gran difusor del Canto Popular Uruguayo, una camada de nuevos artistas nacionales, otros reciclados que no estaban prohibidos por aquellos años oscuros.

Faget también acercó a los salteños nombres de nuevos poetas uruguayos que escribían en tiempos difíciles, poetas salteños como Elder Silva, Juancho Martínez, Víctor Silveira, Marta Peralta. A muchos había impulsado en Ediciones de La Balanza, a otros los difundía oralmente.

Faget fue impulsor de un ciclo de Canto Popular en el Ateneo donde pasaron figuras como Omar Romano, Larbarnois- Carrero, Rumbo, Los que Iban Cantando, Montresvideo, Luis Trochón, Leo Masliah, entre otros, que por esos días encabezaban un fenómeno musical de mucha convocatoriapopular.

Rolando Faget, un montevideano de pura cepa, se enamoró de Salto, se sintió un salteño más y lo pregonó por años en distintos lugares por donde anduvo. Y si bien su presencia en Salto fue breve, en el tiempo, dejó una huella profunda, marcó un camino que el tiempo no borra. “Te diré que soy muy montevideano y muy salteño. Soy un enamorado del río de Salto y quiero al río Uruguay como se puede querer a una mujer. Para mí el Río de la Plata es `el río`, y al Uruguay lo llamo `la río`; es algo muy femenino”, dijo alguna vez en una nota periodística. La vida lo llevó a Barcelona en los años ochenta, pero mantuvo contacto permanente con sus amigos en Salto.

A PRÓPOSITO DE FAGET

“Escritor, periodista, editor, animador cultural. Residió en Ecuador (Quito), en Brasil (San Pablo) y recorrió muchos países de América Latina y de Europa. Vivió en Salto. Entre 1981 y 1986 estuvo exiliado en Barcelona, España. Fue periodista en numerosos medios de prensa radiales y escritos (en Uruguay y en Ecuador). Trabajó en “Radio Tabaré” de Salto (1979-1981), donde difundió el canto popular uruguayo. Ejerció la secretaría personal del Presidente de Ecuador, Dr. J.M. Velasco Ibarra (1961 y 1968). Fue el organizador y el director de”Ediciones de la Balanza” (1975-1977), con 16 títulos de poesía uruguaya editados. En Barcelona colaboró con la campaña electoral del PSOE y realizó diversos trabajos en la Universidad “Menéndez y Pelayo”. En Montevideo tuvo a su cargo la secretaría de prensa del movimiento “Pregón” (1986-1994). Integra el Consejo Editor de la revista “Graffiti”.

SU OBRA POÉTICA

Obra poética publicada: “Poemas del río marrón” (1971 y 1977); “Un sol otras mañanas” (1975); “El muro de los descansos” (1976); “No hay luz sin consecuencias” (1977); “La casa está habitada” (1978); “A Juan León Zorrilla” (1978); “En el nombre del trigo” (1980 y Barcelona, 1985); “Compañera Alba” (1987); “Conocer luego” (1987); “Paraula encesa” (Barcelona, 1989 y 1990); “Carta de ríos” (1993); “Nota general de plantas” (1994); “Poesía reciente” (Barcelona, 1994, 1995 y 1996). Integra antologías publicadas en Argentina, Ecuador, Brasil, Cuba, España, Suecia y China.

Recopilación y apuntes:

CAMACA

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