Las paradojas del destino. Cuando Pablo Estramín cantaba “morir el capital”, no se refería a esto, sino a las dificultades de la gente del mal llamado “interior”, para quienes cualquier trámite o consulta debía hacerse en Montevideo y por entonces no había otras opciones, sobre todo de estudio. Pablo Estramín, cantante montevideano, hace ya más de 15 años que falleció y las cosas no han cambiado mucho, sobre todo para los salteños.
En Salto, como en todo el interior, se nota una gran falta de especialistas en medicina, y la prueba está en que cuando se requiere uno, habitualmente hay que prepararse para una demora de varios meses, tiempo durante el cual las causas de una dolencia pueden haber caducado, cuando no lo haya hecho el propio paciente. Cierto es que cuando hablamos de la mutualista privada, única existente en Salto, también existe la posibilidad de recurrir, cuando los casos son emergencias, a un sistema capaz de “conseguir” algún lugarcito antes.
El gobierno nacional lo sabe y el problema tiene muchísimos años sin que hubiera podido solucionarse, aunque la nobleza obliga a reconocer que se han logrado avances. De acuerdo con lo que han sostenido siempre las autoridades nacionales, la cuestión radica en las mejores posibilidades que ofrece el medio capitalino, no solo económicas, sino también tecnológicas y demás, frente al interior. De allí que los nuevos especialistas prefieran radicarse en Montevideo o a lo sumo en el área capitalina, Canelones o Maldonado, antes que hacerlo en otros puntos del interior del país. No quiero saber entonces qué pasa cuando se requieren exámenes de un especialista, por el escaso número de éstos en nuestro medio.
La cuestión se agrava cuando se trata de Salud Pública. Aunque en estos casos no existen mayores problemas económicos, ejercer una especialización en el Ministerio de Salud Pública requiere una gran vocación y no solo porque la disposición de los medios no es la misma, sino también porque los recursos locativos y hasta la clientela (o los pacientes) no suelen tener el mismo “nivel” que en la mutualista privada.
Creemos que el único que puede resolver este tema es el Estado, porque no solo incide la parte económica, sino que también hay otros aspectos que tienen su papel en el tema. Lo que está en juego es nada menos que la salud de la gente y, cuando no, la propia posibilidad de vivir o morir, porque tal como están las cosas, habrá gente que no llegue a la fecha estipulada. Mientras no se cuente con más especialistas, la situación no tendrá variantes y, como siempre, los que la habrán de sufrir serán los que menos recursos tienen.
A.R.D.
