Julieta Feris Silva, Psicopedagoga
La dislexia fue una dificultad que tuvo desde chiquita, un gran desafío que se atrevió a enfrentar y vencer. Julieta Feris Silva se recibió de Psicopedagoga a fin de año, ayudando ahora a otros chicos y adolescentes desde su empatía al comprender desde su misma vivencia qué se siente, y que si se trabaja sobre esa dificultad, igualmente se podrá salir adelante.
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1. Comencemos por saber qué es la psicopedagogía.
– La psicopedagogía es una disciplina que se encarga de estudiar sobre el aprendizaje humano, sobre todo busca contestar ciertas interrogantes, como por ejemplo, cómo aprendemos, cómo varía ese aprendizaje a lo largo del ciclo de vida de la persona e incluso, en las sociedades, porque la forma en la que aprendemos hoy no es igual a como se aprendía antes. Además, estudia los factores que intervienen en el aprendizaje, como por ejemplo, las alteraciones en el aprendizaje. A veces es difícil determinar alguna causa puntual, puede haber varias. Se trabaja cómo prevenirlas, cómo detectarlas, cómo tratarlas.
2- ¿Cuál sería la tarea del psicopedagogo?
– El psicopedagogo es un profesional que puede intervenir en diferentes ámbitos, puede ser en un contexto clínico, cuando se da un paciente en un consultorio. Tenemos el institucional o en un club de niños, haciendo asesoramiento y orientación al cuerpo docente. Su trabajo puede ser a partir de una demanda de intervención, un motivo de consulta cuando llegue una familia a una consulta particular, donde se evalúa al sujeto como un ser multidimensional, evaluándolo a nivel socio afectivo, en las competencias socio emocionales. Luego tenemos los procesos cognitivos generales y después los que serían la atención, la memoria, el razonamiento perceptivo y el abstracto. Están los procesos cognitivos específicos como el área de la lectura, de la escritura y el de las matemáticas.
A partir de esa evaluación, sumado a otra información que el profesional recabe en base al contexto familiar, los antecedentes del desarrollo, médicos, familiares y escolares, se hace una entrevista, se recaba otra información y el psicopedagogo hace el perfil cognitivo con las fortalezas y debilidades, llegándose a una hipótesis diagnóstica. A partir de allí, se genera un plan de intervención. Vemos al paciente como un ser multidimensional, con muchas áreas que se desarrollan en un contexto. Una persona que percibe, que siente, que se da cuenta de las dificultades que tiene, por eso es importante trabajar de manera multidisciplinaria entre varios profesionales, dependiendo del diagnóstico de la persona, pero trabajar con un psicomotricista, un fonoaudiólogo, un psicólogo, porque lo que yo perciba tal vez no sea lo mismo que vea un psicólogo, entonces entre los dos conversar de qué forma se pueden unir nuestros trabajo para poder ayudar al paciente.
3. ¿Esta área es bastante nueva? Es decir, con no más de 30 años.
– Es una profesión que está en desarrollo. En Uruguay puntualmente la carrera de Psicopedagogía tiene entre 15 y 20 años. En Salto hay entre 10 y 15 psicopedagogos, pero de toda formas es bastante nuevo.
4. ¿Cómo surge esta vocación por la psicopedagogía?
– Tengo dislexia diagnosticada desde chica. En el jardín la maestra les dijo a mis padres que yo tenía algo porque hacía los ejercicios más rápidos que todos pero no escribía mi nombre. Mis padres se pusieron de acuerdo en estar atentos, y cuando pasé a la escuela no pude aprender a leer. Indagaron con una psiquiatra infantil, con una neuropediatra, que en aquella época, en 2001, era todo como muy rudimentario. Luego del diagnóstico pasé a ir a un centro de reeducación con fonoaudióloga, con psicomotricista todos los días. Siempre me gustó el ambiente, ir al centro era como un ambiente de contención, de apoyo, me sentía cómoda. Si algo no me salía, sabía que podía consultar pila de veces. Entonces claro, siempre me gustó, y cuando egresé de bachillerato, comencé a estudiar Agronomía porque no tenía claro cuál era mi vocación por ser muy chica. Mamá me preguntó por qué no hacía psicopedagogía, “que siempre te gustó”. Y cuando comencé a estudiar me di cuenta que era realmente mi vocación.
5. ¿Te sentís reflejada?
– Sí, sí, desde la empatía. Ponerme en el lugar del otro y saber de qué se habla. Siempre que haya el mismo diagnóstico, las características de las personas son diferentes y a veces las dificultades se expresan de forma diferente, pero siempre trabajando desde un “entiendo lo que te pasa. En cierta medida sé por lo que estás pasando”, y poder abordarlo desde ahí, dando lo mejor de mí para que el otro pueda dar lo mejor de sí. El psicopedagogo se puede desempeñar en la salud, en la educación, también en la parte social empoderando a la familia.
6. ¿Puede ser que el sistema educativo esté más abierto ahora que antes a este tipo de dificultades?
– Sí, hubo un avance. A mí me pasaba como estudiante que tenía que escribir un cuento o hacer una tarea y mis tareas quedaban últimas. Ahora se presta más atención porque hay más herramientas para abordar. La tecnología, si bien tiene sus pros y sus contras, ha facilitado la llegada de información a diferentes lugares a través de un clic en internet.
7. Tengo entendido que si algún estudiante tiene algún tipo de dificultad o patología para aprender, puede presentar un certificado y el docente deberá tomarlo en cuenta.
– A eso lo llamamos adecuación curricular. El psicopedagogo, por ejemplo, hace una adecuación curricular en base al perfil cognitivo del alumno, fortalezas y debilidades, dando una sugerencia al o los docentes de cómo intervenir. Si es una dislexia, por ejemplo, en el área de la lectura se da la posibilidad al docente a que lea el texto junto al alumno, o que sea más simple el vocabulario, o darle más tiempo en los exámenes, o dar la opción que sea oral, porque hay disléxicos que tienen más posibilidades en los orales aunque hay otros que no. Yo, por ejemplo, prefiero escribir.
8. Siempre imaginé a la vida como escalar una montaña en etapas, y me imagino que personas con algún tipo de dificultad esa montaña se les vuelve más empinada, ¿pero qué se siente cuando se alcanza la cima?
– Satisfacción. Para mí la mayor limitante está en la cabeza, por eso nos parece muy importante el trabajo multidisciplinario entre el psicólogo, el psicopedagogo y todos los demás técnicos, porque algún niño o adolescente con alguna dificultad puede llegar a tener una baja en su autoestima, pensando que por qué hacer determinada cosa si ellos mismos piensan que no podrán hacerlo, y es justamente al revés, si no te sale, tenés que sacar las herramientas de donde las tengas para seguir intentando, que algún día va a salir. Me emociono en contar esto, porque en la escuela me pasaba que a fin de año me entregaban el carnet y yo quería pasar con sote, y nunca pude. Ya en el liceo tuve promedio 11, y ahora que me recibí lo hice con una escolaridad sobresaliente, mi trabajo final fue evaluado como sobresaliente y para mí fue… (respira profundo) re satisfactorio.
9. ¿Cómo estás hoy ahora que llegaste a la cima?
– Me recibí en diciembre, hace casi dos meses entré a trabajar en el Instituto Evolución como psicopedagoga, ahí me desempeño en la parte de orientación y asesoramiento docente, trabajo en conjunto con el psicólogo. También atiendo martes y jueves a pacientes en forma privada en mi consultorio, en calle Artigas 877. Se siente gran satisfacción que la gente me busque porque quieren que atienda a sus hijos.
10. La última palabra es tuya…
– Muchas veces las dificultades en el aprendizaje son específicas, como cuando hablamos de una dislexia, mientras que hay otras que se deben a otra causa. Muchas veces cuando aparece una dificultad los padres tal vez no sepan cómo abordar esa situación, por lo que es muy importante que nosotros como profesionales les demos las herramientas para poder llegar a un diagnóstico para que sepan cuál es la dificultad que tiene su hijo, qué características tiene esa dificultad, cuáles se expresan y cuáles no, o cómo está compuesto el perfil cognitivo de su hijo, cuáles son sus fortalezas y debilidades, no solo trabajar en las debilidades sino también en las fortalezas, porque es desde ahí donde nos tenemos que situar para poder seguir. Se debe empoderar a la familia, que sepan que no están solos, que hay gente que los puede ayudar y asesorar para trabajar desde la casa, e incluso hacer una intervención sistemática y específica con su hijo para darle las herramientas para salir adelante compensando sus dificultades. No tienen por qué sentirse solos, hay gente que los puede ayudar.