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lunes, 3 de marzo de 2025
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Los señores de la guerra

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Cuando alguien hace referencia a la guerra, difícilmente puede evaluar correctamente todos los aspectos que involucran estas actividades.
Lo más frecuente y visible es la destrucción de ciudades, hogares, hospitales, escuelas y sobre todo las víctimas fatales que acarrea la guerra.
Sin duda que es lo más doloroso, pero hay que saber también que es una de las formas de volcar la opinión pública en contra de determinado contendiente. Precisamente acentuando estos aspectos y considerando a uno el bueno de la película y el otro el malo, es que se va formando opinión, en forma totalmente equivocada, superficial y manipulada.
Por no nos gustan las guerras.
No estamos tomando posición alguna, sencillamente porque no tenemos todos los elementos. Pretendemos si reunirlos antes de pronunciarnos.
Por ejemplo, lo que vemos siempre es que quien paga “los platos rotos” es el pueblo, los consumidores. Hay que tener en cuenta que algunos productores, harán “pingues” ganancias con la guerra y por eso le quitan importancia.
Si tiene dudas concurra a un supermercado a hacer las compras que acostumbra hacer y hallará la explicación más contundente de lo que decimos.
Sucede con los que producen trigo, carne, soja, girasol y todo los demás que escaseará no sólo por la guerra, sino porque las reglas del mercado así lo establecen. Cuando hay menos productos es lógico que éstos se encarezcan, llegando a duplicar su precio.
Hasta el momento no hemos sentido a ningún productor de estos rubros que se queje de la guerra. Es que la guerra también es una oportunidad inmejorable para sacar más ganancia de lo que se produce y que sepamos nadie se queja de esto.
Es que a nadie parece preocuparle cómo, es que está logrando mejores resultados, vale decir, ganando más dinero por lo que produce. No seamos hipócritas, porque esto también influye y si realmente nos preocupara la guerra tendríamos que plantearnos también estos aspectos.Desde estas columnas siempre hemos tratado de explicar que lo que realmente causa las guerras es la ambición humana.
Puede ser atribuida a cualquier otro motivo, pero el deseo de expansión es lo que está realmente en la base de todo. El perdedor suele perder mucho más de lo que se sabe.
No sólo en lo económico, sino también en territorio. Es así como se van formando los grandes poderes, las potencias que no son otra cosa que los que han masacrado a veces a pueblos enteros.
A.R.D

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