Palabras Escurridas” es una obra escrita por Fernanda Del Monte, quien tiene una posición de gran reconocimiento en el teatro contemporáneo. En esta ocasión presenta unapropuesta donde lo interesante es la obra y experiencia de ver teatro donde el texto no es lo principal. Se rpresentará en Salto el domingo 12 de enero en el Centro Cultural Academias Previale a las 20.00 horas.
En principio es necesario establecer que esta obra no cuenta una historia lineal o convencional sino que se desarrolla en varios planos o ejes. La autora hace un análisis de su propia obra teatral dentro de las palabras de la misma, desde la autocrítica del dramaturgo dentro del denominado teatro en tono pos dramático.
Trabaja las nociones de crisis del drama y de la representación, conceptos que ocupan espacios de análisis y crítica desde hace ya algunos años en el ámbito escénico.
La obra obtuvo el premio Airel de Teatro Latinoamericano en el Festival Images and Words Toronto, 2013. En 2014 es publicada por Paso de Gato. Ha tenido varias presentaciones como lectura dramatizada y un estreno universitario en la Licenciatura de Arte Dramático en Morelia en 2017 pero no había sido presentada en temporada hasta ahora.
Durante el 2018, el texto es tomado por este grupo de actrices (con formación y trayectoria principalmente dramática) para trabajarlo en su laboratorio actoral como entrenamiento y experimentación en algunas formas contemporáneas y ahora lo presentan a público convencidas de que no hay teatro sin espectador y es con el público con quien se completa el hecho escénico, la teatralidad.
Pocas compañías independientes pueden hoy en día presentar propuestas que llevaron tantos meses de trabajo creativo-expresivo como lo hace Imaginante Teatro con Palabras Escurridas; esto les ha permitido seguir experimentando, rectificando, afirmando en un trabajo vivo y no repetitivo, de constantes hallazgos.
La intención es ofrecer una experiencia no convencional al espectador desde el acceso: puede entrar a la sala desde que llega (si lo desea), puede salir y volver o bien quedarse hasta la hora de inicio, presenciar el momento de preparación de la obra en una «no representación» tanto de actrices como del personal técnico y de producción; las actrices, por su parte, no abandonan el espacio en ningún momento ofreciendo una experiencia de inmersión en los procesos externos a la obra escrita y la representación.
El montaje se ha presentado en un par de ocasiones como parte de su proceso creativo; uno fue en la ciudad de León, Gto. por invitación del foro de El Kino, en un espacio alternativo abierto e íntimo.
La siguiente ocasión en un espacio no teatral, un patio, en la Ciudad de México. En ambas ocasiones la experiencia ha sumado al montaje tanto en la interpretación como en el espacio y la relación con el espectador.
En palabras de los espectadores, asistir a la presentación de “Palabras Escurridas” es una experiencia distinta, divertida y provocativa.
Todo comienza con dos mujeres que viven en medio de un pantano.
En su plática se menciona que una de ellas amaneció con llagas en los pies. Curiosamente, esto se parece a una obra que ya se había visto antes comentan. No importa. A fin de cuentas, todo lo que sale de sus bocas no es original pues ya había sido escrito por la autora, cada movimiento establecido por la dirección. Esta es la precisa razón por lo que nada de lo hacen los personajes podría ser realista.
¿Suena complejo? No lo es. Más bien resulta divertido, sobre todo si todas estas profundas e intelectuales disertaciones dramáticas se acompañan con una buena manzana o quizás una tostada con pico de gallo recién hecho.
Rompimiento de la cuarta pared y soliloquios a partir de reflexiones que parecieran no tener sentido; actuaciones que buscan ser realistas o tratar temas trillados en una trama; la exploración de lenguajes escénicos no verbales y el seguir las indicaciones escritas en un guión al pie de la letra. La dramaturga e investigadora Fernanda del Monte pone en tela de juicio las construcciones dramáticas tradicionales en su obra “Palabras Escurridas”, al mismo tiempo que desafía el entendimiento lineal de una puesta en escena.
Al momento de discutir esas tramas poco originales que ya se han visto hasta el cansancio, la directora de la obra, quien siempre se encuentra en escena, arma un bizarro teatro guiñol con muñecas tipo Barbie.
SIMBIÓSIS ARMÓNICA ENTRE LOS ELEMENTOS ESCÉNICOS
Entre carcajadas del público, se debate si la muñeca hija debería matar a la muñeca madre que las abandonó.
En una escena más adelante, se parten varias manzanas mientras se discute la sexualidad femenina, mismas que serán compartidas con el público.
Cuando la discusión se vuelve más interesante y toda la fruta se ha consumido, se prepara un pico de gallo fresco mientras que las actrices se protegen del olor a cebolla con unos goggles, o hasta con una máscara de gas.
El trabajo de dirección de Anna Salas está íntimamente ligado con la propuesta de la dramaturgia en una simbiosis armónica de cada uno de los elementos escénicos.
De tal manera, el humor del guión llega a niveles hilarantes dada la desfachatez con que se discute con el público porque pasen las tostadas con pico de gallo para todos, por poner un ejemplo.
Sin embargo, también potencializa los discursos más profundos de la obra, como cuando se desarrolla toda una escena en silencio, haciendo uso del cuerpo como método de comunicación escénica de manera más que capaz.
Es digno de destacar igualmente el trabajo de iluminación que se realiza con un mínimo de elementos, pero que logra crear diferentes atmósferas dentro del reducido espacio.