Cuando alguien se pregunta por qué tan baja participación de la gente en una convocatoria electoral donde el voto no es obligatorio, debería comenzar por consumir más radio, televisión y diarios para entender que algo está alejando a la gente de los políticos, y eso debería comenzar a preocuparnos como sociedad porque el sistema republicano y democrático de gobierno se basa en las estructuras de los partidos políticos y éstos a su vez, de personas que practican la política. Donde esa correa comience a fallar, comenzarán a saltar algunos engranajes del sistema que lo terminará deteriorando peligrosamente.
Algunos analistas ya han comenzado a visualizar que los políticos no están hablando en un mismo idioma, por lo que hay una separación natural entre la gente y los políticos. En el vecino país se refieren a ellos en forma despectiva como “la casta”. En Uruguay cuando se habla de “clase política” se ofenden, porque dicen ser parte de la misma clase que el común de las personas, pero está claro que no. Así lo demuestran las estadísticas.
Los políticos a nivel nacional hoy le alcanzan a hablar al 35,8% de los uruguayos habilitados para votar. En Salto es un poco más, es el 43,7%, pero en nuestro departamento sigue quedando fuera de sintonía el 56,3% y temo que por cosas que están pasando, el salteño comience por hartarse. Señal de esto fue que en estas internas votaron por la renovación de algunas caras, lo que podríamos definir como una acción de legítima defensa de nuestra sociedad contra algunos malos políticos.
