El maestro SERGIO GONZÁLEZ, y su irrenunciable sentir por EL PUEBLO. No por nada, es de los lectores consecuentes que en la medida que las circunstancias lo requiere, el aporte que no falta y que etsá.
Por eso ayer, para el memorable capitán de River Plate en la década de los 70 (tres veces Campeón Salteño), no fue un día más. Al contrario, desde el momento que la evocación se hace puntual, «porque hoy es fecha de Leandro», al decir de Sergio. Y al maestro de escuela que fue (¡y lo sigue siendo!), da con la tecla de ese rescate que surge desde la memoria. Sucede que un 5 de octubre de 1957 se apagaba la vida de JOSÉ LEANDRO ANDRADE, el único salteño Campeón del Mundo y Campeón Olímpico con Uruguay. Su padre uruguayo y su madre argentina.

Cerebro de los equipos uruguayos campeones de los juegos olímpicos de 1924 en París, y 1928 en Ámsterdam. Jugó en la Copa Mundial de 1930 a los 29 años, lejos de su mejor forma, más bien lo suficiente para ayudar a la celeste a conquistar el título mundial.
Alcanzando la gloria deportiva durante los Juegos Olímpicos de 1924 pasó de Bella Vista a Nacional, donde jugó desde 1924 hasta 1930, siendo figura descollante de la Gira europea de 1925 y la gira por Norteamérica de 1927, obteniendo el Campeonato Uruguayo de 1924. Después del Mundial de 1930 pasó a Peñarol donde jugó hasta 1935, obteniendo el primer certamen Uruguayo del Profesionalismo en 1932 y también el título de 1935.
Luego jugó en Argentina, en Atlanta, en Argentinos Juniors y en Talleres de Remedios de Escalada, retirándose definitivamente de la práctica deportiva jugando por el Montevideo Wanderers.
A la historia de Leandro habría que sumarla siempre como hecho singular y no solamente ahora, a los 65 años de su muerte. Porque fue un hecho singular, por las características en que fluyó su vida. Pero también por ese final de sus días, en medio de la pobreza y su ceguera en el asilo Piñeyro del Campo, casi olvidado de todos, a los 55 años de edad.