En estas columnas hemos sostenido siempre que el sistema de previsión social del país ya no da para más. Sin embargo periódicamente en los últimos años los proyectos presentados en este sentido fracasaron una y otra vez.
Que recordemos hubo proyectos de reforma de la seguridad social, durante el gobierno de Tabaré Vázquez, y de José Mujica y en ambos casos fracasaron.
Vale decir que quienes desaprobaron las reformas presentadas son quienes impulsan el proyecto actual.
Esta es la situación y como se verá constituyen un verdadero desafío, vale decir que observar con una mirada elevada, centrando las intenciones en la situación que deberán enfrentar las futura generaciones, olvidando el pasado.
Uruguay aparece como el país con la mejor democracia de América Latina, aunque esta calificación no puede satisfacernos en absoluto, porque es como aquello de que “en el país de los ciegos el tuerto es rey”.
Los uruguayos sabemos muy bien los defectos y los índices de corrupción que tenemos. Saber que aún así es la mejor América Latina, no debe mover a satisfacción, porque bien sabemos que no es una democracia plena.
El proyecto que se tramita en estos momentos, es además un verdadero desafío porque de no superar la situación actual, el tema se constituye en un círculo vicioso.
Así ha sido hasta el momento. Si bien las consecuencias de esta reforma no se notaran enseguida y por lo tanto no tendría incidencia en la campaña electorales, las consecuencias negativas, de la situación actual será cada vez más “pesada”.
La situación de las cajas profesionales es una de las situaciones a considerar y en particular la de la denominada “Caja Militar”, debido a los privilegios de que esta dispone.
En este sentido lo que sostiene el sector involucrado en el tema, es que quitarles algunos privilegios podría desmotivar el ingreso a la carrera militar.
Por su parte quienes defienden el actual proyecto, desestiman el argumento, basándose en que el cambio o la reforma sería hecha paulatinamente en veinte años.
Es uno de los temas más difíciles y resultó decisivo para que los proyectos anteriores fracasaran.
Siempre hemos sostenido que hay dos Uruguay muy diferentes. En el primero de los casos. Se hallan los legisladores, los gerentes de empresas pública y privadas, lo directores de las empresas estatales, los médicos especializados y demás.
Un mundo donde el promedio salarial se cuenta seguramente en varios centenares.
En cambio en el otro “mundo” subsiste como puede, la población en general.
Esto es lo que hay que tener en cuenta, por justicia social.
A.R.D.

Un desafío a la madurez
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