Se cumple en estos momentos otro período de las denominadas pruebas pisa. De la que hemos sostenido que como tomar sopa con el tenedor. Es que estas pruebas evalúan la practicidad de lo conocimientos adquiridos en los centros educativos públicos.
Seguimos sosteniendo que estas pruebas son totalmente innecesarias. Bastaría ir a uno de los barrios con mala fama de Montevideo o incluso del interior del país, para saber a ciencia cierta qué es lo que está pasando.
El índice de los adolescentes y jóvenes que aún concurren a un centro educativo, e realmente ínfimo. La enorme mayoría de los niños y adolescentes en edad escolar o liceal, ha dejado de estudiar y no tiene otra expectativa que no sea delinquir en forma segura.
Obviamente así lo hemos planteado. De tratar de encontrar culpables seguramente que nos sorprendería la cantidad de gente, entre los que tendremos que contarnos que tenemos por lo menos parte de la culpa.
No creemos que para conocer la realidad educativa del país, haya que esperar los resultados de estas pruebas. Tampoco creemos que el resultado de estas pruebas sean un indicio claro y contundente sobre la realidad de la educación en el país.
Es más, luego de varios años de participación en las pruebas PISA, el país tendría que haberla evaluado y sacado las conclusiones debidas.
Nos explicamos. En primer lugar en estas pruebas participan los estudiantes que están cursando en un centro educativo, cuando se sabe que hoy en el Uruguay, la deserción estudiantil alcanza cifras muy altas y un gran porcentaje de nuestros niños y adolescentes deambulan por las calles y lógicamente no tiene interés alguno en educarse.
Bastaría con preguntarse donde están, como viven y que realidad tienen los niños que ya no figuran en las denominadas “pruebas”. Tratar de enfocar y actualizar los planes educativos, a efectos de que le sean más útiles, no está mal, pero ¿es suficiente?.
Para nosotros pensar los programas educativos, independientes de la realidad social es un error. Creer que el niño o el adolescente sólo piensa en si imismo y se desentiende de sus afectos, es por lo menos un error..
Asi lo vemos, para conocer la realidad del sistema educativo, no es necesario recurrir a ninguna prueba, bastaría con auscultar la realidad de nuestros barrios capitalinos, la que inevitablemente e trasladará luego a nuestra realidad.
A.R.D.
Las pruebas PISA: una forma de perder tiempo
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