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Ayer en estas columnas hablábamos de las grandes obras de las que nos gustaría que la Intendencia Departamental encarara o por lo m enos se pronunciara. No se trata de obras faraónicas, sino de obras trascendentes que pueden constituir un aporte esencial para el futuro de la ciudad.
En este sentido, entendemos que es necesario que el gobierno departamental plantee desde ya la aspiración de ser sub sede del Mundial 2030. Es un verdadero desafío y probablemente no “sirva” políticamente a la actual administración, dado que nadie puede saber qué puede pasar ni quien podrá estar al frente del departamento para entonces. Pero las gestiones que apunten a lograr ese objetivo no deben tardarse un minuto.
Existe una oportunidad inmejorable de lograrlo en estos momentos, cuando la Federación de Fútbol Internacional (FIFA), según lo trascendido tras la reciente Copa de las Naciones en Brasil, está de acuerdo en realizar este Mundial compartido entre Uruguay y Argentina, destacando precisamente el primer torneo mundial que se llevó a cabo cien años atrás en nuestro país.
De ser así Uruguay deberá contrar por lo menos con cuatro estadios, de características que ni siquiera el Centenario reúne en el momento. Uno estaría en Montevideo y los tres restantes en el Interior del país, además de tres aeropuertos internacionales, como el de Carrasco.
Por aspectos que ya hemos explicado en estas columnas entendemos que ningún otro departamento fuera de Salto reúne las condiciones que puede ofrecer Salto, sobre todo en materia de infraestructura de comunicaciones y acceso a un mercado de millones de personas, entre la región uruguayo – argentina, como Salto para justificar la localización de una de estas subsedes aquí.
Una segunda obra sobre la que el gobierno departamental debería pronunciarse, es la de la idea de que el corredor bioceánico central que nace en Chile y llega a Brasil, en lugar de remontar de Paraná a Uruguayana, atraviese por Salto, vía ruta 31, con todos los beneficios que se supone aportaría este pasaje.
En la misma línea se inscribe la idea de las esclusas de San Antonio, como alternativa al inconcluso canal de navegación de Salto Grande.
Como estas iniciativas, seguramente pueden surgir otras, no todas viables probablemente, pero sobre las que la Intendencia debería al menos pronunciarse, porque por allí pasará la historia y estas grandes obras son las que pueden marcar una labor de gobierno, como fue la del arquitecto Barbieri, como fue la de los hermanos Minutti, porque en el fondo es una forma también de apuntar la labor humana y social de la región.
Ayer en estas columnas hablábamos de las grandes obras de las que nos gustaría que la Intendencia Departamental encarara o por lo m enos se pronunciara. No se trata de obras faraónicas, sino de obras trascendentes que pueden constituir un aporte esencial para el futuro de la ciudad.
En este sentido, entendemos que es necesario que el gobierno departamental plantee desde ya la aspiración de ser sub sede del Mundial 2030. Es un verdadero desafío y probablemente no “sirva” políticamente a la actual administración, dado que nadie puede saber qué puede pasar ni quien podrá estar al frente del departamento para entonces. Pero las gestiones que apunten a lograr ese objetivo no deben tardarse un minuto.
Existe una oportunidad inmejorable de lograrlo en estos momentos, cuando la Federación de Fútbol Internacional (FIFA), según lo trascendido tras la reciente Copa de las Naciones en Brasil, está de acuerdo en realizar este Mundial compartido entre Uruguay y Argentina, destacando precisamente el primer torneo mundial que se llevó a cabo cien años atrás en nuestro país.
De ser así Uruguay deberá contrar por lo menos con cuatro estadios, de características que ni siquiera el Centenario reúne en el momento. Uno estaría en Montevideo y los tres restantes en el Interior del país, además de tres aeropuertos internacionales, como el de Carrasco.
Por aspectos que ya hemos explicado en estas columnas entendemos que ningún otro departamento fuera de Salto reúne las condiciones que puede ofrecer Salto, sobre todo en materia de infraestructura de comunicaciones y acceso a un mercado de millones de personas, entre la región uruguayo – argentina, como Salto para justificar la localización de una de estas subsedes aquí.
Una segunda obra sobre la que el gobierno departamental debería pronunciarse, es la de la idea de que el corredor bioceánico central que nace en Chile y llega a Brasil, en lugar de remontar de Paraná a Uruguayana, atraviese por Salto, vía ruta 31, con todos los beneficios que se supone aportaría este pasaje.
En la misma línea se inscribe la idea de las esclusas de San Antonio, como alternativa al inconcluso canal de navegación de Salto Grande.
Como estas iniciativas, seguramente pueden surgir otras, no todas viables probablemente, pero sobre las que la Intendencia debería al menos pronunciarse, porque por allí pasará la historia y estas grandes obras son las que pueden marcar una labor de gobierno, como fue la del arquitecto Barbieri, como fue la de los hermanos Minutti, porque en el fondo es una forma también de apuntar la labor humana y social de la región.
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