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“La vida en el campo te enseña mucho”

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Alejandro Secco, Presidente del Partido Nacional de Salto

Se agotaron las diez primeras preguntas y apenas alcanzamos a rozar la juventud de alguien que más tarde ingresaría a la Intendencia, siendo luego uno de los impulsores de lo que fue la Oficina Municipal de la Juventud, trabajó en “Salto Emprende” con los nuevos emprendedores, luego desde el área de Desarrollo de la comuna fue uno de los principales impulsores de lo que hoy es la Central Hortícola del Norte. En esta charla de más de media hora alcanzamos a conocer los orígenes, infancia y juventud de quien hoy preside la Departamental Salto del Partido Nacional (PN).

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1. Salteño pero no nació en Salto, ¿qué recuerdos tiene de aquellos primeros años?

– Vengo de una familia muy numerosa, los viejos muy católicos que apostaban siempre a la vida. Éramos 11 hermanos, yo soy el décimo, Pipo es el último. De los 11 fuimos 6 mujeres, todas mayores que yo, así que me domaron bien (risas) y 5 varones. Yo nací en Montevideo, son de esas manchas que uno tiene (risas).

2. Deduzco entonces que los varones vinieron prácticamente en la última tanda.

– Prácticamente sí. Las primeras tres fueron mujeres, y un hombre de campo necesita del varón, recién en el cuarto viene Carlitos, el mayor de los varones, ahí mi padre respiró y dijo, vamos a buscarle compañero. Ahí vienen las mellizas, y se entregó (risas).

3. Fue el penúltimo hijo, uno de los más chicos, ¿lo malcriaron mucho?

– No hubo mucho tiempo, porque en el medio estuvo Alfredo, que nació con muchos problemas, el más grave era que tenía osteoporosis congénita, se quebraba con mucha facilidad, muy doloroso y estaba muy pegado conmigo. Era de los menores, de la banda nuestra. Eso nos marcó mucho porque siempre teníamos que incluirlo en nuestras actividades y teníamos que acondicionar de alguna manera nuestra vida para que él pudiera participar. Recuerdo que nos encantaba jugar al fútbol en la canchita, en baldíos, y Alfredo o era el técnico o el arquero, dependiendo de cómo se encontraba ese día. O si jugábamos a los cowboys y los indios, que en aquella época se usaba jugar a eso, a él le habíamos conseguido un disfraz del gran brujo y era el que mandaba a los indios. Un tipo excepcional que la vida lo judeó mucho físicamente, pero humanamente era un tipo impresionante. De las tantas cosas que rescato de aquello, y algo que me marcó, era la sensibilidad que transmitía. Se nos fue hace un tiempo.

4. ¿Vivian en la ciudad o en el campo?

– Mis hermanos mayores vivieron mucho tiempo en campaña, de hecho hicieron la escuela allí, y cuando empezaron a entrar al liceo se vinieron para la ciudad, nos mudamos a la Zona Este, a una cuadra del shopping por avenida Batlle. Mi primer año lo hice en la Escuela 8. Hice 2° y 3° año en el Colegio Santa Cruz, en la vieja capilla, está muy cambiado todo desde aquellos años. La mitad de lo que hoy está construido era todo baldío, lo más fascinante era salir a jugar en los galpones de AFE, en la vía. Después fuimos al Crandon y terminé bachillerato en el IPOLL.

5. ¿Qué recuerdos tiene de sus padres?

– Los mejores, muy familieros, sobre todo mi viejo que promovía mucho el encuentro familiar en casa, sobre todo afuera, donde la campaña lo permite por haber mayores facilidades. En las vacaciones era raro que no hubiera gente agregada como los primos, amigos, siempre había gente de afuera. Y de ahí surgían muchas anécdotas, cuentos, experiencias, barbaridades (risas), macanas, todos nos hemos mandado alguna que otra a esa edad. Fue una vida muy linda. Aparte la vida en el campo te enseña mucho, te obliga a ser mucho más suspicaz y prevenir algunas cosas que en la ciudad ya está todo armado.

6. ¿Por qué cree que la vida en el campo es más sana que en la ciudad?

– Estás en directo contacto con la naturaleza, y sobre todo el aspecto del estrés de la ciudad que todos vivimos, desde los niños hasta los adultos, que el tránsito, que las bocinas, que los horarios, y cada vez más. Y en el campo tenés tranquilidad.

7. Hablando hace un tiempo con el Jefe de Policía en una entrevista para el diario me hablaba de su preocupación de cómo está ingresando la droga en el interior.

– Trabajando en “Salto Emprende” en la década pasada, me ha tocado hacer varios relevamientos en el interior, y justamente notábamos, primero, el efecto residual negativo de MEVIR. 30 años atrás, yo lo viví, existían muchos casos de los llamados “pueblos ratas”, poblaciones con muchas carencias y dificultades y que hoy prácticamente no existen. MEVIR fue sustituyendo eso, pero fue generando concentraciones urbanas sin muchas veces el complemento de toda la presencia del Estado. Y en segundo lugar, se daba la aplicación lineal de políticas urbanas a un medio rural. Por ejemplo, se les decía que los jóvenes de 14 años no pueden trabajar. Eso en el campo es irreal, porque los gurises a los 11 o 12 años comenzaban a acompañar al padre ya fuera propietario, capataz o un peón, para ir aprendiendo, y capaz de paso se ganaban ya algún peso. La escuela terminaba en 6° año y no había tantas oportunidades de continuidad, pero todo eso tenía una lógica. Ahora, se sustituye todo eso por políticas con mentalidad urbana. Y si tienen liceo, no hay la suficiente motivación como para que los gurises estudien. Entonces ahí se produce ese fenómeno de gurises de 13, 14, 15 años vagando, y eso inevitablemente trae lo otro.

8. Cuando llegó el momento de pasar a bachillerato en el liceo es cuando a todos se nos presenta el tener que elegir sobre nuestro futuro, ¿cómo le fue ahí?

– Me costó. Primero hice un año de ingeniería, y había algo que no me cerraba. Me gustaban las matemáticas, la geometría, y el día que sondee para el lado de la arquitectura me di cuenta que era por ahí. Entré a la Facultad de Arquitectura en el 81. Hice dos años acá en la Regional Norte, cuando nuestro taller estaba en un salón grande abajo, después me fui a Montevideo, y en el 84 cuando comienza la efervescencia de la salida, vine en verano como todos los estudiantes a pasar las fiestas y estudiar para los exámenes, ahí me enganché con la movilización de acá, yo ya estaba participando gremialmente en Montevideo. Formamos una comisión mixta entre estudiantes y docentes que generamos documentos, propuestas, que de hecho lo enganchó al Contador Samuel Lichtensztejn, que era el Rector que volvía a la universidad, y que terminaron siendo los cimientos de lo que hoy es la Regional Norte.

9. Ingresó a la Facultad entre hitos del pueblo uruguayo, el Plebiscito del 80, luego las elecciones internas de los partidos políticos del 82, tiempos en donde la juventud se veía comprometida con la salida de la dictadura, ¿ya había optado por el PN?

– No. Tuve por herencia de mi viejo y de mis antepasados una inclinación por la actividad social. Ya mucho antes había participado en la fundación de INTERAC. Después comencé a militar semi clandestinamente en política porque estaba muy mal visto. Arranco militando acompañando a mi viejo, que no era muy político pero sí tenía un compromiso con la historia de su padre, mi abuelo Joaquín Secco Illa, fundador de la Unión Cívica (UC), diputado, senador, constituyente, terminó su carrera como embajador. Y mi viejo tenía ese compromiso de mantener un pequeño partido político que hoy día le perdí el rastro. Mi viejo me puso en la lista de la UC y salí electo convencional. En el 83, cuando se dan aquellas negociaciones con los militares buscando la salida, y la UC participa convalidando el Pacto de Club Naval, vamos a la convención y yo iba en pie de guerra, estaba totalmente en contra del pacto porque ahí se habían entregado muchas banderas. Entonces le dije al viejo que me disculpara, que lo quería mucho pero que me bajaba, y ya prácticamente estaba de alguna manera militando en el PN, y así llegué al partido.

10. ¿Cómo fue esa vida gremial estudiantil en aquellos años de salida de la dictadura?

– En su momento era la ASCEEP, Asociación Social y Cultural de Estudiantes de Enseñanza Pública, de la que fui fundador en Montevideo, estuve en su primera marcha en setiembre del 82. En Salto fundamos la ASCEEP Salto y luego fundamos la FEUU Regional Norte. Mi ingreso a la política fue básicamente a través de la actividad social estudiantil. En el ínterin, en el 82 u 84, como no se podía hacer actividad gremial, con un grupo de compañeros, la mayoría eran blancos, pero por pura casualidad, hicimos lo que fueron los cimientos de la Liga Universitaria de Fútbol, con campeonatos estudiantiles, que como eran pocas las Facultades que habían en aquel momento, incorporamos a 5° y 6° del liceo. Hicimos unos campeonatos fantásticos sin apoyo ninguno, éramos nosotros los que armábamos los campeonatos con tribunales, jueces. Fue una época divina. Una anécdota de uno de los campeonatos se dio cuando suspendieron un partido por falta de garantías en la cancha del cuartel, “¿pero cómo vas a suspender un partido por falta de garantías justo en el cuartel?” (risas).

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