back to top
domingo, 3 de agosto de 2025
21.6 C
Salto

La Vida. El mejor regalo de Dios: Cuídala

- espacio publicitario -
Diario EL PUEBLO digital
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/y723

Recostado a la ventana de mi vida reflexiono desde adentro lo que esta pasando afuera

Esta nota es un poco la referencia de mi paso por este mundo.

3215-Copia-de-dangelo
Por el Esc.Hugo D´Angelo Silva (Parte primera)

Antes de su gestación el niño comienza a ser noticia y al nacer acrecienta la alegría de sus seres queridos de vivir ese mutuo cariño, que se va consolidando a través de la presencia dominante de quien fuera tan esperado. Tomarlo en brazos para poder estrecharlo fuertemente en el pecho, es el excelso momento de una madre, que por reflejo también lo vive el hijo, al sentirse acariciado por quien le diera la vida. Más tarde se produce el milagro y es en el momento preciso en que hace eclosión la felicidad de una madre, que aún sabiendo que en cualquier momento se va a generar, igualmente vive en toda su intensidad lo maravilloso de escuchar a su hijo decir “mamá”, porque esa palabra encierra el compendio de cuanto le esta diciendo.-Al poco tiempo el niño se va identificando con el encanto de los alegres juegos infantiles, transmitiendo en su contagiosa alegria, la cautivante fragancia de una vida sin pesares. La aureola de candor e inocencia que permanentemente les irradia su Ángel Tutelar, los preserva naturalmente de toda contaminación pecaminosa, así como de no tener que preocuparse, de lo que algún día inexorablemente les tocara afrontar.-Siempre les estará reservado, el dulce transcurrir de sus días, cobijados por el constante amor y cuidado de sus mayores, siendo su única preocupación el temor a la oscuridad y a la ejemplarizante palmada de la madre.-El niño, dentro de su mundo de fantasía, solo tiene tiempo para reír y aún cuando por cualquier circunstancia, pueda brotar en su rostro una laágrima de enojo, sabemos que en el mismo instante de su desorden emocional, florece en el olvido, el inigualable encanto de una angelical sonrisa, configurando todo ello el paraíso de los mejores momentos de su existencia.-Cuantas veces la soledad, nos proyecta al deseo de revivir épocas pretéritas.-Es cuando, me asocio al poeta y repito con el “como a nuestro parecer cualquiera tiempo pasadofue mejor”, pero no por renegar de lo que estoy viviendo o de lo que más adelante me tenga reservado Dios.-Simplemente es una recreación cargada de nostalgia, que inunda nuestra memoria, de aquellos muy buenos momentos de nuestra pasada existencia, donde todo te lo allanaban tus mayores, contrastando con el esfuerzo, que sin dejar ser agradable, hoy te demanda la lucha del diario vivir.-Por eso, recuerdo con nostalgia y se traduce en un íntimo deseo, aún cuando fuera por un fugaz instante, volver a vivir con la misma intensidad de entonces, el momento, en que a despecho de algún rezongo, vistiendo mi viejo y querido guardapolvo blanco, lo transpiraba y cubría de manchas, corriendo alocadamente por los patios del Colegio, a pesar de haberme acompañado desde los seis años, un natural dejo de tristeza, cuando Dios (y no lo digo con rebeldía),me pidió prestada a mi madre para llevársela al cielo.-El niño sigue creciendo, hasta que en el anochecer de un día cualquiera, guarda celosamente sus soldaditos de plomo, se recuesta a conciliar el sueño, entorna los ojos y queda dormido.-A la mañana siguiente, el despunte del alba con sus primeros rayos solares, le tiende la mano, invitándolo a reanudar sus inocentes juegos,pero el pequeño ya no estaba.-El tiempo, con el último beso de la noche, se lo había llevado para siempre.-En su lugar se dibuja la inquieta figura de un jovenzuelo, con toda la frescura de los años mozos, casi con las mismas facciones de aquel niño, pero con un acento de voz diferente, anuncio de una vida llena de nuevas sensaciones, que casi sin percibirlo se las ira imponiendo el explosivo mundo de la adolescencia, ese que te atrapa con el sano desenfado de una diversión distinta, donde todos los días son sábado a la noche, donde se despliega el andar indolente de una loca “irresponsabilidad”, que te hace galopar libremente por la vida, dejando deslizar su placentero pasar y que de acuerdo a como la hayas vivido la podrás juzgar o no como más efímera que la anterior.

Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/y723
- espacio publicitario -Bloom