La humanidad entera le debe mucho a la palabra escrita en materia desarrollo, de entendimiento, de comunicación.
Decíamos recientemente en esta columnas que la palabra escrita en papel, cuya muerte había sido anunciada con la aparición de sistemas electrónicos y de las pantallas, porque se sostenía que las generaciones jóvenes las preferían en lugar del papel, siempre entendíamos que esta afirmación era equivocada.
Siempre recurrimos a los beneficios del libro, del diario, de la revista, a tal punto que nos parecía profundamente equivocada la afirmación de que la tendencia era a desaparecer.
Hoy podemos decir con propiedad que quienes esperaban ver una noticia impresa en papel para tomarla como verdadera, no se han equivocado, y no sólo valoramos el soporte (papel y tinta) sino que además entendemos que la disciplina y los elementos trasmitidos a quienes producen estas noticias, son un elemento ineludible.
No pretendemos con esto sostener que sólo sea condición ineludible de la palabra escrita, sino sólo que es un elemento que tradicionalmente se halla en la palabra escrita y es poco común en otros.
Hoy podemos decir sin temor a equivocarnos que uno de los errores más frecuentes que ha cometido el periodismo digital es dejar en manos inexpertas o improvisadas la comunicación.
No es lo mismo leer un titular que leer una nota, todos sus argumentos, compartibles o no. Se argumenta entre otras cosas que la letra en papel tiene un costo que no lo tiene el medio electrónico.
El tiempo ha demostrado que este argumento no es válido, porque si alguien quiere leer una nota en todos sus detalles y entender los argumentos que se manejan, necesariamente debe suscribirse y por lo tanto abonar un costo para hacerlo, cosa que no está mal, pero echa por tierra el argumento.
Es más, cuando se les dio vía libre a las denominadas redes sociales no se tuvo en cuenta las dificultades que puede acarrear poner en manos inapropiadas una herramienta como esta. Siempre lo dijimos, Internet es una herramienta, pero confiada a manos inexpertas puede causar un enorme daño.
El periodismo escrito está regulado por ley y un periodista o un medio no puede difamar o “inventar” libremente una noticia o pagará las consecuencias ante la ley. En cambio por las redes sociales circula todo tipo de rumor, sin estar confirmado, “chequeado” o investigado, cosas habituales en los medios escritos.
El libro, como abanderado de la palabra escrita creemos que no pasará jamás porque hasta el momento ha mostrado que resulta insustituible.
Por el bien de la humanidad toda esperemos que lo siga siendo.
A.R.D.