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La maldita violencia doméstica

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La violencia doméstica se elimina de una sola forma y es cuando se respeta a la mujer como una persona más. Lo triste de esto es que a menudo no es la mujer la única víctima de esto, sino que los niños suelen ser víctimas “invisibles”, hasta que también se los involucra y más de una vez han pagado con su vida.
Cuando alguien le falta al respeto a una trabajadora, para nosotros se le falta al respeto a una persona, independientemente de su género.
Esto es una muestra más del concepto abiertamente machista y patriarcal que permanece y es cultivado en algunos sectores de la sociedad. Es que en algunos sectores de la sociedad aún hoy se ve a la mujer trabajadora, como el eslabón más vulnerable de la cadena social. Algo que se puede comprar con poco dinero o con poder que se aprovecha de la necesidad ajena.
Sin tomar parte en la situación planteada con dos deportistas de nuestros días, sencillamente porque no conocemos sus detalles, entendemos que todo hecho o presunción de hecho debe ser denunciado y la justicia tiene la obligación de investigarlo.
No significa esto que por el sólo hecho de denunciar algo se considere probado ante la Justicia, porque no ignoramos que como toda persona hay mujeres capaces de formar verdaderas acusaciones falsas o delirantes.
No comulgamos con las exageraciones de cierto feminismo, pero si con la igualdad de deberes y derechos. No significa que no reconozcamos que existen discriminaciones, las diferencias salariales y otras discriminaciones subsisten en la sociedad.
Cuando reconozcamos que las personas somos iguales a pesar de las particularidades de género, recién podemos esperar una sociedad más justa e igualitaria.
La mujer tiene ventajas y desventajas a la hora de asumir una tarea, pero a pesar de su supuesta debilidad es la inteligencia, u preparación, sus conocimientos lo que puede llegar a diferenciarla de otras personas.
No es su aspecto físico, lo que puede llegar a diferenciarlas, porque hay labores y oficios en los que la mujer, como madre, como ser más sensible, tiene sus ventajas.
De la misma forma en que para otros oficios, sobre todo aquellos que requieren de mucha fuerza física, es el varón el que tiene ventaja.
Pero estas son sólo diferencias, particularidades que no justifican ni justificarán jamás discriminación alguna. En tanto nos sintamos “dueños” de la vida de otras personas seguiremos asistiendo a demostraciones de esta maldita violencia.
A.R.D.

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