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sábado, 10 de mayo de 2025
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La ingenuidad humana goza de buena salud

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Diario EL PUEBLO digital
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Se ha dicho que los juegos de azar son en realidad el impuesto a los ingenuos, y no sin razón.
Es que cuando vemos la cantidad de uruguayos y hasta extranjeros que apuesta en el juego de azar más popular de nuestros días, no podemos menos que darle la razón a quien o quienes sostienen lo primero.
Basta señalar que las posibilidades de acertar en este juego, se ubica una entre los 12 y 13 millones. Vale decir que en el caso hipotético de que alguien jugara un millón de combinaciones (saque Ud. la cuenta de lo que estaría apostando), todavía tendría 11 o 12 millones de combinaciones “libres”, que pueden salir sin que Ud. las haya jugado. Obviamente que cuando alguien acierta es ampliamente publicitado y cada apostador ignora las posibilidades para sentirse “más cerca” de ser el ganador.
Jamás se menciona el número de quienes no aciertan, vale decir de quienes han apostado y perdido, que son por lo menos varios cientos de miles.
Sucede lo mismo con otros juegos de azar. Los ganadores tienen amplia cobertura en los medios, ignorándose a los perdedores.
Es que este es el sistema, y los mismos apostadores jamás reparan en quienes pierden sino sólo en el que gana.
Igual es la situación que se registra cuando votamos a alguien, esperando ser uno de los “agraciados” con un trabajo público u otro beneficio, sin reparar en que delante nuestro hay miles de personas con las mismas expectativas. Ni que hablar de “justicia social” e iguales posibilidades para todos.
Quienes defienden estos sistemas de juegos de azar suelen sostener que “quien no arriesga no gana…” y otras cosas por el estilo, para conformarse consigo mismo.
Jamás nos enteramos de los estragos de la ludopatía, de sus estragos como los intentos de suicidios y demás.
En el Uruguay algunas de las principales loterías destinan parte de sus ganancias a obras filantrópicas, a la niñez o la salud pública, lo que entendemos que al menos es un aspecto positivo, aunque no todas ni siempre sucede así.
En el fondo no es más que explotar un aspecto extendido en la población uruguaya, como es confiar más en la suerte, el azar que en invertir en la preparación, el estudio, la capacitación.
Se confía más en “la varita mágica” que en la idoneidad y nada más difícil, que intentar convencer de esto a un apostador. Infelizmente hay quienes explotan esta particularidad de los pueblos y la alientan.

A.R.D.

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