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La India llegó este año, pero Luciano de Samosata en el Siglo II

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Luna lunera, cascabelera

En este año 2023, la India marcó un nuevo hito espacial. La nave Chandrayaan-3 se convirtió en la primera en lograr un alunizaje cerca del inexplorado polo sur de nuestro satélite natural. Gracias a esto, la India es el cuarto país en descender en suelo lunar junto a la antigua Unión Soviética, Estados Unidos y China.

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Esta noticia sin dudas es un paso adelante para humanidad, humanidad que suele, de vez en cuando, también dar pasos a los costados y hacia atrás, en algunos rubros, que no nos deja bien parados en el tema de la evolución, pero, así somos los terráqueos.

Mi interés en el tema surgió de golpe, de golpe de vista, al leer un titular de un diario capitalino que decía: “India logró aterrizar con éxito una nave en la Luna “, y me puse a pensar que cuando vengan ellos a visitarnos, seguramente la prensa de allá arriba, o nosotros mismos, podremos titular: “Luna Park, alunizó con éxito en la tierra”. Lo bueno es que ya no se aterriza más sólo en la tierra y no se aluniza más sólo en la luna, que viva el intercambio!!!.

“Hay que mantener a los locos en el camino” decía Pink Floyd en el lado oscuro de la luna”. También decía, “hay alguien en mi cabeza que no soy yo”, y por si fuera poco, el texto de esa canción, agregaba: “ Y si tu cabeza explota con oscuros presagios demasiado/ Te veré en el lado oscuro de la luna”.

Por acá, por estos lares, a menudo te decían: “bajá de la luna”, “vivís en la luna”, “siempre el mismo alunado”, en fin.

Lo cierto es que la India llegó a la luna, se suma a los países que lo hicieron, pero aquí también pasa, como le pasó a Colón, siglos y siglos reconocido como el indiscutible marinero que descubrió el nuevo mundo, hasta América le puso, pero un día, dijeron que los vikingos llegaron primeros, y entraron a tallar los chinos diciendo que ellos llegaron ante que los vikingos, los fenicios no se quedaron atrás, y hasta en un cuneiforme sumerio, parece que dice que un extraño ser de por allí a la vuelta, (de los sumerios), contaba de cosas de nuevos mundos al final de un largo viaje en barco en aquellos días. Andá a saber.

A LA LUNA LA LITERATURA LLEGÓ PRIMERO

De eso no caben dudas, y aquí también tenemos nuestros dimes y diretes, nuestras discusiones, que a nivel de intelectuales, no es verdurita mi amigo, cada quien tiene sus razones y sus corazones, y sus opiniones, faltaba más, pero en los libros; a la luna se fue llegando desde hace varios autores…

Desde Julio Verne a Asimov, desde Poe y Dumas hasta Bradbury y Clarke, la ciencia ficción habló de la luna, de planetas y del universo entero. Varios autores del pasado intentaron predecir cómo y cuándo serían los viajes a la luna. “Algunos de estos, sobre todo los de hace 100 o 200 años atrás, lograron una singular cantidad de predicciones correctas así como adivinar detalles cercanos a lo que fue la realidad de los viajes a la luna durante el siglo XX”, dice un comentarista.

Pero, nos tomamos el derecho de discrepar, como con Colón, los vikingos y chinos. El primer escritor de ciencia ficción fue el humorista Luciano de Samosata, es más; es considerado como el padre de la ciencia ficción por su obra “Historia verdadera” o “Relatos verídicos”, una novela de relatos de viajes fantásticos escrita en lengua griega en el siglo II d. C.

“Es la ficción más antigua conocida sobre el viaje al espacio, las formas de vida alienígenas y la guerra interplanetaria. La obra ha sido calificada como “el primer texto conocido de lo que podría llamarse ciencia ficción” y fue pensada por Luciano como una sátira contra las fuentes históricas contemporáneas y antiguas, que citaban acontecimientos fantásticos y míticos como verídicos”.

A LA LUNA EN BARCO, ANDÁ LLEVANDO…

Luciano de Samosata, al escribir Relatos verídicos, recurre a la fantasía desbordante y al delirio.

Cuenta Luciano que un simple viaje en barco se vuelve una aventura formidable, increíble. Ese viaje tranquilo, de vino, risas y perniles sabrosos asados en un gran latón, es interrumpido por vientos huracanados que se desatan, con tal furia, que impulsan al barco a desplazarse por los aires, cielo arriba, hasta llegar al espacio, con la luna de sombrero.

Y allí comienzan las aventuras de todos los colores, como el encuentro de la tripulación con los “cabalgabuitres” (gendarmes de la frontera lunar), la visita al palacio de Endimión (el rey de la Luna de origen griego), la guerra contra el rey del Sol (Faetonte) por la Estrella de la Mañana (Venus) y la travesía por la Ciudad de las Lámparas.

La duda que a uno le queda es si el vigía gritó “luna a la vista” o “selenita, selenita, que asombrado se te ve/ llegamos en barco primero, ni un cohete aquí se ve”.

Seguimos:

Luciano es el primer escritor en presentar la figura del extraterrestre en una novela. Y las cosas se siguen sucediendo, cada una más alucinante que otra, como lo dice el propio autor: “Entretanto, durante mi estancia en la Luna, observé muchas rarezas y curiosidades, que quiero relatar. En primer lugar, no nacen de mujeres, sino de hombres: se casan con hombres, y ni siquiera conocen la palabra «mujer». Hasta los veinticinco años actúan como esposas y, a partir de esa edad, como maridos. Y no quedan embarazados en el vientre, sino en la pantorrilla. A partir de la concepción, comienza a engordar la pierna; transcurrido el tiempo, dan un corte y extraen el feto muerto, pero lo exponen al viento con la boca abierta y le hacen vivir”.

Viéndolo así, como Luciano, hoy en día, más de un guapo cancelaría el viaje, y más si es un criollo de pura cepa, hasta le diría que deja de comer media lunas, nada de jamón y queso, no sea cosa que se le desgarre la garra Charrúa y vuelva con hijos lunáticos.

Pero vio que la imaginación de ese hombre manda a parar de lejos, es más, yo le diría que me quedo corto, solo de seguir sus relatos.

En otro libro, el héroe se manda al espacio, no recuerdo bien si en luna llena o en menguante, pero, el tipo se monta en un águila (en el monte del Olimpo) y así como cantaba Jaime Roos (prometo volver en tero), se va para el cielo, ve la luna a pocos metros y decide alunizar, ir a una taberna a tomarse un néctar de los dioses y comerse un racimo de uva, algunas peras y alguna que otra fruta prohibida. Y ya que estaba en el cerro lunarejo, de ellos, maullándole a la luna como un gato trasnochado, toma un taxi y sale a dar vueltas.

Fue ahí que observó que los selenitas, trabajaban de luna a luna para para tener un mejor pasar, y se enamoraban a la luz de la tierra, como cualquier mortal.

Camaca

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