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jueves, 24 de abril de 2025
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La importancia de la “Impronta” en los perros protectores del rebaño

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Diario EL PUEBLO digital
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Las razas de perros se han desarrollado mediante modificaciones graduales y selectivas de su dotación genética, obteniéndose así ejemplares que no necesitan aprender para cumplir con las acciones fundamentales por las que fueron seleccionados.

Así, al perro perdiguero no hace falta enseñarle a que se interese por las aves, los perros nórdicos son felices tirando de trineos, los perros pastores de arreo están atentos a los movimientos del rebaño y a las órdenes de su amo y los perros protectores de rebaños se sienten realizados protegiéndolos.
Sin embargo en el caso de los perros protectores de rebaño no se debe confundir su instinto innato de protección con la “impronta” que obligatoriamente debe de recibir para desarrollar su cometido satisfactoriamente.

¿Qué es la impronta?
La impronta o imprinting, es el período en que los perros cuando son cachorros se impregnan de los comportamientos que les rodean, ya sean de sus padres, hermanos, humanos o de otros animales. Es de crucial importancia que esta etapa se lleve a cabo de la mejor manera posible, porque dependerá de la impronta, la futura personalidad del perro.
La duración del período de impronta varía de una especie a otra y así como en los patos es de unas horas en los perros es de unos 4 meses.

¿Cómo se logra una buena impronta?
La impronta la podemos dividir en primaria, desde el nacimiento hasta los dos meses de vida, y la secundaria que va de los dos a los cuatro meses de vida.
La impronta primaria es fundamental ya que el cachorro hace su primer aprendizaje social junto a sus hermanos y su madre aprendiendo a identificarse con los de su especie, aprende su lenguaje de gestos y el comportamiento de los adultos.
Si además, desde el nacimiento tiene un íntimo contacto con ovinos, esto hace que forme un vínculo muy fuerte muy fuerte con los mismos, lo que hace que genere un sentimiento de formar parte del rebaño, y ser uno más entre las ovejas.
La impronta secundaria (a partir de los dos meses de vida) se puede desarrollar junto a su madre, hermanos y ovinos como en la etapa primaria, siendo esta la mejor opción, donde este período se socialización con los ovinos puede ser aprendido directamente de su madre.
Otra forma de desarrollar impronta la impronta secundaria es la que se realiza cuando se retira el cachorro de la madre para incorporarse a una majada de otro productor.
En este caso hay que crear las condiciones artificialmente.
Es por ello que un productor que introduzca un cachorro para cuidar el rebaño debe hacer un encierro donde contener al cachorro con ovinos, preferentemente corderos/as o borregos/as.
Esta etapa que dura unas cuatro semanas, apunta a que el cachorro viva con los ovinos que posteriormente va a cuidar y que además estos socialicen con el perro.
En definitiva lo que interesa es el relacionamiento interespecífico, es decir, hacer que el p erro quede ligado a animales de otra especie.
En la impronta es importante siempre el contacto y la presencia de ovinos, como también la presencia humana.
No hay que olvidar que los perros reconocen a sus dueños no solamente por las órdenes o por la alimentación, sino por el afecto.
No son perros para criarlos como mascotas, pero deben responder al llamado y poder agarrarlos cuando sea necesario para lo cual él o los encargados de cuidarlos deben interactuar con el cachorro demostrándole afecto.
No hay que perder de vista que en el trabajo futuro del perro de cuidar la majada, es muy importante la interrelación perro-majada-hombre en el sentido de que el perro necesita tener un referente humano.
Entre los tres meses y los seis meses luego de soltarlo del corral de encierro hay que mantener una especial vigilancia sobre el cachorro, a esta edad sus ganas de juego no van relacionadas con su control y podría herir o lastimar algún ovino.
– ¿Cómo sabemos que el perro está preparado para cuidar el rebaño?
Cuando:
– marca el territorio.
Los ladridos como respuesta a nuevos estímulos son direccionales.
– El perro se interesa más por las ovejas que por su amo.
– Se interpone entre ovejas y cualquier peligro.
¡Un perro bien improntado es aquel que siente que el rebaño es su familia!

Un trabajo del Ing. Agr. Javier Frade, extraído de “Ovinos”, publicación del Secretariado Uruguayo de la Lana.

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