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La herida sigue abierta

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La marcha por los desaparecidos, reclamando verdad y justicia, que el país cumple todos los 20 de mayo, reclamando saber que fin tuvieron y donde se hallan, desde hace casi 50 años.
La información que maneja “Familiares de Detenidos Desaparecidos”, habla de 197 personas detenidas desaparecidas. La mayoría de estas personas desaparecieron en Argentina, aunque ello ya no importa, porque se ha confirmado la existencia del Plan Cóndor, en América Latina que actuó en todo el subcontinente y ya no se niega la existencia del denominado “segundo vuelo”, que consistió en un viaje emprendido por aparatos de la Fuera Aérea Uruguaya, supuestamente trayendo a nuestro país a detenidos y torturados, pero arrojándolos y dejándolos caer en alta mar.
No se sabe cuántos fueron arrojados, drogados o muertos y cuántos fueron arrojados vivos… (los pocos restos que llegaron a las costas de Rocha, así lo prueban) sencillamente porque quienes saben o participaron de esa atrocidad no hablan y han optado por llevarse la información a la tumba.
Es una posición extrema, que no compartimos, pero respetamos, porque así lo establece nuestra Constitución. Cuando se habla de conocer toda la verdad de cómo fueron los hechos, entendemos que es lo que corresponde, para que luego cada lector tome la posición que prefiera, pero ¿Por qué no se establece también la obligación de aportar información sobre estos hechos? ¿o sólo se pretende presentar como salvadores, o defensores de la democracia a quienes responden a nuestra ideología?
Flaco favor se le hace a nuestra democracia, si se sigue apostando a pedirles a militares participantes o comprometidos en casos de lesa humanidad a que hablen, informen o asuman su responsabilidad.
Nos imaginamos qué pasaría con los delincuentes comunes si su condena dependiera de que asumieran su responsabilidad, si contarán lo que hicieron. Pocos o nadie iría a la cárcel, porque si no hablaran no se les podría condenar, salvo que haya pruebas, como ha sucedido en estos casos.
Mientras sigamos insistiendo en estas posiciones, la herida seguirá abierta y hoy muchos de los participantes en esta marcha ni siquiera habían nacido cuando estos hechos, pero si sus referentes y por lo tanto sienten el compromiso de participar en ella para saber toda la verdad y nada más que la verdad…
Prueba de que la única forma de que cierre esta herida, es el conocimiento de la verdad…
Alberto Rodríguez Díaz

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