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viernes, 14 de marzo de 2025
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La delincuencia que escondemos

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Liliana Castro Automóviles
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Desde luego que nos preocupa, porque no es el país que queremos para nuestros descendientes. Pero realmente entendemos que nos estamos equivocando abiertamente.
Cuando leemos y escuchamos permanentemente que el nivel de violencia en nuestro medio ha ido creciendo, vemos que en realidad estamos recorriendo el camino que ya han recorrido otros sin lograr una salida adecuada al problema.
Cuando alguien llega al país y lo primero que destaca es la «tranquilidad» que encuentra aquí, nos damos cuenta que en realidad no es un problema sólo nuestro, sino de todo el mundo.
Es el momento en que nos convencemos más que por el camino del endurecimiento de las penas para los delitos no lograremos otra cosa que no sea la radicalización de la delincuencia, sólo que de acuerdo a las características de nuestro país, «donde todo llega diez a;os después», al decir de algún político que ya hemos mencionado.
Es así que lo que antes eran rateros o «descuidistas», especialistas en llevarse lo que encontraban descuidado o poco protegido, hoy son asesinos, rapi;eros, porque no sólo se llevan lo que encuentran a mano sino que ya no se contentan con esto, sino que no hay nada que los detenga y si tienen que usar armas de fuego y matar para llevarse lo que les interesa, matan , asesinan sin miramientos.
A esto hemos llegado y mientras los políticos se atribuyen los «méritos» porque se han cometido algunos «homicidios», o rapi;as menos, los delincuentes siguen celebrando. Nadie repara en el endurecimiento de las penas, porque seguramente nadie delinque pensando en que lo van a descubrir o capturar, sino que su crimen o su hecho delictivo va a pasar desapercibido.
Lo hemos sostenido hasta el cansancio. Cuando se llega a esto ya se ha recorrido un largo camino. Un camino que nace cuando ni;o y sólo «explota» cuando estos ni;os llegan a la adolescencia o a la juventud.
Nadie repara o al menos así parece, en las verdaderas causas. En que este sistema no nos va a llevar a otros lugares que no sean los lamentables que conocemos.
Nadie acepta que gran parte de la delincuencia se sigue manejando desde las cárceles mismo. De tanto en tanto trascienden medidas para impedir la existencia de celulares libres, de armas de fuego y «cortes carcelarios» que proliferan en estos lugares.
Mientras tanto nos preocupamos por mejorar las condiciones de reclusión, escondemos, cubrimos o desconocemos de ex profeso la realidad y el origen o las verdaderas causas de esta realidad.
A.R.D.

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