Marzo ha sido denominado unánimemente como el “mes de la mujer” y paralelamente se ofrecen muchas posibilidades a éstas.
Siempre hemos considerado que la mujer tiene un gran rol social que cumplir y aún en su papel actual cumple un rol trascendente. A punto tal que se expresa que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer.
El tema – a nuestro entender – radica en que en la actualidad se confunden un poco los roles y más allá de las manifestaciones que bregan por el reconocimiento de los derechos de la mujer, como persona e igual al varón, se involucran las reivindicaciones que apuntan a la igualdad de derechos del matrimonio igualitario, del derecho al aborto y demás. Estos son temas que a nuestro entender requieren de un mayor debate, de una discusión más profunda porque aún no parecen tan claros como aquel.
No somos partidarios del patriarcado que aún rige en muchos casos, pero tampoco somos partidarios de los matriarcados que se pretende instaurar.
Conste que no ignoramos que los derechos de las mujeres en el Uruguay están mucho más avanzados y desarrollados que otros lugares que se consideran más desarrollados que nosotros.
Fuimos de los primeros países en reconocer el derecho de la mujer a votar, es decir a considerarla una ciudadana más, con sus deberes y derechos. Fuimos y somos uno de los primeros en acelerar la igualdad en materia de números, determinando la denominada “cuota” que consiste en que cada tantos varones, debe haber una mujer candidata en las listas electorales.
Si luego esto se cumple o no es harina de otros costal, porque como se estableciera también “hecha la ley, hecha la trampa” y en este caso nos encontramos que lo que se establece para los titulares de cada lista, no se exige para los suplentes y por lo tanto a menudo nos encontramos con bancadas donde la supremacía masculina es notoria.
Compartimos aquello de que a igual tarea, igual remuneración, como un elemento esencial. No hay argumento alguno que justifique que a la mujer se le pague menos, cuando en muchas tareas ha demostrado tener hasta mayor capacidad que los hombres, con lo cual queda claro que no es una cuestión de género.
Por lo tanto queda claro que la cuestión radica en saber compartir los roles, deberes y derechos, porque somos personas, tan personas que debemos saber dar a cada individuo su rol en la sociedad, sin que el género sirva de excusa para establecer discriminaciones.
A.R.D.