En un país tan politizado como el nuestro donde “manda” la grieta y más allá de los intereses partidarios se supone que las ideas que alientan tanto uno como otro político jamás podrían encontrarse, coincidir y buscar un país con mayores coincidencias que discrepancias es difícil.
En un mundo tan radicalizado y tan dividido es lógico entender por qué llama tanto la atención de que los políticos veteranos, que han estado en las antípodas en cuanto a ideas durante su vida activa, al llegar a esta etapa parecen encontrarse, hallar puntos de coincidencia y estar dispuestos a construir juntos, el desarrollo del país.
Pero está claro que una cosa son las ideas que se profesan durante la vida y otra la realidad cotidiana, la que ”marca” a cada persona en este país.
Cuando vemos y escuchamos a la denominada “clase política” que defiende con ahínco las ideas que profesa, nos sorprende que haya tantas personas que coincidan en la búsqueda de estos objetivos.
Es más nos animamos a decir que en estos casos manda la “ignorancia”. Cuando vemos cómo los militantes políticos aparecen luego ejerciendo puestos de relevancia y muy bien remunerados y los votantes siguen como en todos los tiempos, sea cual sea el partido gobernante, nos explicamos muchas cosas.
Nadie escapa a este comentario, sencillamente porque nadie que sepamos ha gobernado el país con la idoneidad y la justicia social y la honestidad que entendemos se requiere. Es más, diremos que nada tenemos contra quienes han llegado al poder sin mentir, sin engañar, quizás sólo fomentando la esperanza de mucha gente necesitada que tarde cae en la cuenta de cómo funciona el sistema.
Días atrás nos enterábamos que a propósito de “El Guardián”, sistema de alta tecnología (y por supuesto un alto costo) que usa la policía supuestamente sólo con orden judicial para investigar y reunir pruebas en determinados casos, pero en los hechos, también habrían tenido acceso a la información que de él surgen algunos poderosos intereses.
Pero la cuestión es que queda demostrado que una cosa son las declaraciones, las leyes y otra muy diferente es la aplicación, los controles y para nosotros resultan fundamentales, en tiempos en que la credibilidad está tan venida a menos.
No es necesario manipular el aparato para saber que ha detectado, basta con que alguna autoridad acceda a ella, “contada” o informada por alguien que ha sido autorizado y eso todos sabemos que sucede…
A.R.D.
La credibilidad no se declara,se demuestra
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