- espacio publicitario -Gustavo Chiriff Intendente

    Porque estoy vivo, yo decido

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    Porque estoy vivo puedo escribir, puedo hablar, puedo pensar, puedo respirar, puedo sentir, puedo querer, puedo actuar, puedo correr, puedo caminar, puedo equivocarme, puedo no tener razón, puedo lastimar, puedo sufrir, puedo razonar, puedo suspirar, puedo caerme pero también puedo levantarme, puedo dañar y ser dañado, puedo ser mejor, puedo creer, puedo subestimar, puedo decidir, puedo elegir, puedo discernir, puedo confiar, puedo criticar, puedo cuestionar, puedo defender, puedo sumar, puedo aportar, puedo expresarme, puedo ser querido, puedo mudarme, puedo vivir en el mismo lugar, puedo tener amigos, puedo educarme, puedo hacer deportes, puedo tener miedo, pero también puedo elegir ser valiente y enfrentar la consecuencia de mis actos.
    Sólo porque estoy vivo puedo sentir el viento, ver la luz, disfrutar de la noche, sentir frío, tener calor, comer lo que me gusta, y elegir la música que quiero, decidir cuál es mi color favorito y el número que me da suerte, elegir hacer el bien y esquivar el mal, superar la adversidad y estar dispuesto a enfrentar todo lo que se me ponga adelante.
    Porque estoy vivo y mis padres respetaron mi vida desde que fui anunciado y estaba creciendo en el vientre de mi madre, pude definir mi orientación sexual, elegir casarme, elegir tener hijos y también quererlos, respetarlos y acompañarlos en cada minuto de sus vidas. Como estoy vivo puedo  aprender que la familia es lo primero, que los problemas existen, que son fruto de las equivocaciones y de las decisiones que tomamos nosotros mismos todos los días, pero puedo saber que la superación de cada cosa está solamente en cada uno de nosotros y no en lo que nos digan los demás, que también están vivos porque sus padres en su momento les respetaron la vida y los dejaron nacer y les dieron a elegir que vida querían y ellos tomaron el camino que más quisieron.
    Porque estoy vivo me doy cuenta de cuanto me gusta mi trabajo, de cuanto anhelo terminar mi carrera de una vez por todas y poder recibirme para dedicarme a lo que elegí hacer desde niño y nunca cambié de opinión por más que la vida, la hermosa vida que tengo, me haya llevado por otros caminos y termino hoy escribiendo esto y mañana lunes ustedes leyéndolo, pero porque están vivos pueden hacerlo, discutirlo, debatirlo, analizarlo, tomar una decisión y decidir qué quieren hacer con todo esto.
    Porque estoy vivo puedo disfrutar de cada bocanada de aire y sentir el ritmo de mi vida, buscarle una proyección a cada una de las cosas, aguantar comentarios buenos y malos acerca de lo que escribo, algunos de gente macanuda que me critican para sumar, otros de gente pueril y minúscula en su pensamiento, cuyos padres no les enseñaron bien, porque les inculcaron que deban ser de determinada orientación para “pensar bien”, cuando el pensar bien está en la libertad que surge de la oposición de ideas, pero como tengo el placer de estar vivo y poder tomar una postura en la vida, tengo la libertad de elegir y de pensar libremente, por más que a algunos lamebotas piensen lo contrario, pero ellos también están vivos y tienen derecho a ser lo que quieran.
    Porque estoy vivo puedo reír, puedo llorar, puedo cantar y puedo soñar, puedo leer entre líneas, puedo razonar quien está en cada lugar, y puedo aceptar que muchos sienten que tienen un lugar de privilegio y pueden decidir cuáles son mis limitaciones económicas, pero éstas solamente sirven para impulsarme hacia adelante, no por el mero fin del consumismo, sino porque uno siente que la verdadera libertad está en poder hacer todo lo que uno quiere hacer, y eso solamente lo permite la libertad económica, cuyo objetivo debe ser una zanahoria que debemos ponernos adelante para perseguir, no para estar más vivos que otros, sino para saber hasta donde podemos llegar cuándo nos lo proponemos.
    Pero todo esto es porque estoy vivo, que puedo ser vegetariano, o amante de la carne, puedo embriagarme con las mejores vides si esa es mi decisión o puedo ser abstemio y elegir refugiarme en la naturaleza. Puedo, puedo, puedo.
    Todo lo que puedo lo hago por la simple razón de estar vivo, de haber nacido viable y de haber tenido contención, amor, cariño, comprensión, educación y ayuda, por eso debo saber que fui un afortunado. Primero por estar vivo y segundo porque recibí de mis padres el apoyo que necesitaba, para saber que tengo que luchar por mi mismo para pararme en la vida y ser el sostén de otros que por la ley natural vendrán después de mi en el tiempo, fruto de mis propias decisiones, de mis responsabilidades, de mis ganas de expresarme, de mis ganas de sentir, fruto de ellos vendrán otros y una vez que esa vida se conciba deberé respetarla, porque por más que esté dispuesto a dar mi propia vida por ese ser que se engendra fruto de mis propias decisiones, su vida no me pertenece y por lo tanto no puedo tomar una decisión que lo perjudique y mucho menos que coarte su derecho a nacer.
    Y si su nacimiento será en un hogar sin el amor, cariño, comprensión y todas las virtudes que mencioné de mi caso, deberé redoblar el esfuerzo y pregonar con el ejemplo para que esas vidas sí nazcan y pueda tener un hogar donde crezcan y se desarrollen como cualquier persona y sea un ser vivo en este mundo porque también se lo merece.
    Pero también como estoy vivo, debo luchar por la vida, debo creer en la reproducción natural de las personas, debo confiar en aquellos que deciden ser padres y más allá de sus limitaciones personales y económicas, debo impulsarlos para que salgan adelante y crean en ellos mismos, para que vean que están construyendo futuro y que tienen el deber de saber que si ponen voluntad y actitud pueden conseguir todas las cosas que se proponen.
    En ese sentido, es que el próximo 23 de junio voy a ir a votar, porque no defiendo el aborto bajo ninguna de sus acepciones. Más allá que respeto los casos donde se producen situaciones límites, me molestó mucho y me sentí dolido y defraudado cuando el Frente Amplio que pagó con tantos muertos su existencia durante la dictadura, promovió una ley en la que cualquier persona puede hacerse un aborto, dándole la potestad a un individuo de tomar la decisión sobre la existencia de otro, en vez de enseñarle a las uruguayas de todas las clases sociales que en el caso de estar embarazadas, tendrá en sus manos la contención que quizás no hayan conseguido en sus propios hogares.
    Por eso creo que el Gobierno cortó por el hilo más fino, y pensó que es más fácil legalizar el aborto, que instrumentar operativos de combate a las clínicas clandestinas que los practican y que han sido el desvelo de la sociedad uruguaya. Entonces rechazo que el mensaje sea “legalicemos así nos sacamos el problema de encima y todos los abortos están controlados”. Eso es una farsa y un daño a los más jóvenes, un desprecio a las mujeres y un estímulo al “vale todo, al no importa si quedás embarazada porque vos decidís”. Eso señores, es lisa y llanamente privar a una persona de poder vivir, por la pereza de acción de un gobierno que prometió mucho y se quedó demasiado corto. Y privar a alguien de vivir, es un asesinato.
    Porque estoy vivo he escrito lo que pienso, porque estoy vivo, pienso, siento y quiero. Ustedes que están vivos respeten y actúen con el corazón, no les quiten la oportunidad a los niños que vendrán después de nosotros, que ellos también puedan conocernos.

    Porque estoy vivo puedo escribir, puedo hablar, puedo pensar, puedo respirar, puedo sentir, puedo querer, puedo actuar, puedo correr, puedo caminar, puedo equivocarme, puedo no tener razón, puedo lastimar, puedo sufrir, puedo razonar, puedo suspirar, puedo caerme pero también puedo levantarme, puedo dañar y ser dañado, puedo ser mejor, puedo creer, puedo subestimar, puedo decidir, puedo elegir, puedo discernir, puedo confiar, puedo criticar, puedo cuestionar, puedo defender, puedo sumar, puedo aportar, puedo expresarme, puedo ser querido, puedo mudarme, puedo vivir en el mismo lugar, puedo tener amigos, puedo educarme, puedo hacer deportes, puedo tener miedo, pero también puedo elegir ser valiente y enfrentar la consecuencia de mis actos.

    Sólo porque estoy vivo puedo sentir el viento, ver la luz, disfrutar de la noche, sentir frío, tener calor, comer lo que meabortogusta, y elegir la música que quiero, decidir cuál es mi color favorito y el número que me da suerte, elegir hacer el bien y esquivar el mal, superar la adversidad y estar dispuesto a enfrentar todo lo que se me ponga adelante.

    Porque estoy vivo y mis padres respetaron mi vida desde que fui anunciado y estaba creciendo en el vientre de mi madre, pude definir mi orientación sexual, elegir casarme, elegir tener hijos y también quererlos, respetarlos y acompañarlos en cada minuto de sus vidas. Como estoy vivo puedo  aprender que la familia es lo primero, que los problemas existen, que son fruto de las equivocaciones y de las decisiones que tomamos nosotros mismos todos los días, pero puedo saber que la superación de cada cosa está solamente en cada uno de nosotros y no en lo que nos digan los demás, que también están vivos porque sus padres en su momento les respetaron la vida y los dejaron nacer y les dieron a elegir que vida querían y ellos tomaron el camino que más quisieron.

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    Porque estoy vivo me doy cuenta de cuanto me gusta mi trabajo, de cuanto anhelo terminar mi carrera de una vez por todas y poder recibirme para dedicarme a lo que elegí hacer desde niño y nunca cambié de opinión por más que la vida, la hermosa vida que tengo, me haya llevado por otros caminos y termino hoy escribiendo esto y mañana lunes ustedes leyéndolo, pero porque están vivos pueden hacerlo, discutirlo, debatirlo, analizarlo, tomar una decisión y decidir qué quieren hacer con todo esto.

    Porque estoy vivo puedo disfrutar de cada bocanada de aire y sentir el ritmo de mi vida, buscarle una proyección a cada una de las cosas, aguantar comentarios buenos y malos acerca de lo que escribo, algunos de gente macanuda que me critican para sumar, otros de gente pueril y minúscula en su pensamiento, cuyos padres no les enseñaron bien, porque les inculcaron que deban ser de determinada orientación para “pensar bien”, cuando el pensar bien está en la libertad que surge de la oposición de ideas, pero como tengo el placer de estar vivo y poder tomar una postura en la vida, tengo la libertad de elegir y de pensar libremente, por más que a algunos lamebotas piensen lo contrario, pero ellos también están vivos y tienen derecho a ser lo que quieran.

    Porque estoy vivo puedo reír, puedo llorar, puedo cantar y puedo soñar, puedo leer entre líneas, puedo razonar quien está en cada lugar, y puedo aceptar que muchos sienten que tienen un lugar de privilegio y pueden decidir cuáles son mis limitaciones económicas, pero éstas solamente sirven para impulsarme hacia adelante, no por el mero fin del consumismo, sino porque uno siente que la verdadera libertad está en poder hacer todo lo que uno quiere hacer, y eso solamente lo permite la libertad económica, cuyo objetivo debe ser una zanahoria que debemos ponernos adelante para perseguir, no para estar más vivos que otros, sino para saber hasta donde podemos llegar cuándo nos lo proponemos.

    Pero todo esto es porque estoy vivo, que puedo ser vegetariano, o amante de la carne, puedo embriagarme con las mejores vides si esa es mi decisión o puedo ser abstemio y elegir refugiarme en la naturaleza. Puedo, puedo, puedo.

    Todo lo que puedo lo hago por la simple razón de estar vivo, de haber nacido viable y de haber tenido contención, amor, cariño, comprensión, educación y ayuda, por eso debo saber que fui un afortunado. Primero por estar vivo y segundo porque recibí de mis padres el apoyo que necesitaba, para saber que tengo que luchar por mi mismo para pararme en la vida y ser el sostén de otros que por la ley natural vendrán después de mi en el tiempo, fruto de mis propias decisiones, de mis responsabilidades, de mis ganas de expresarme, de mis ganas de sentir, fruto de ellos vendrán otros y una vez que esa vida se conciba deberé respetarla, porque por más que esté dispuesto a dar mi propia vida por ese ser que se engendra fruto de mis propias decisiones, su vida no me pertenece y por lo tanto no puedo tomar una decisión que lo perjudique y mucho menos que coarte su derecho a nacer.

    Y si su nacimiento será en un hogar sin el amor, cariño, comprensión y todas las virtudes que mencioné de mi caso, deberé redoblar el esfuerzo y pregonar con el ejemplo para que esas vidas sí nazcan y pueda tener un hogar donde crezcan y se desarrollen como cualquier persona y sea un ser vivo en este mundo porque también se lo merece.

    Pero también como estoy vivo, debo luchar por la vida, debo creer en la reproducción natural de las personas, debo confiar en aquellos que deciden ser padres y más allá de sus limitaciones personales y económicas, debo impulsarlos para que salgan adelante y crean en ellos mismos, para que vean que están construyendo futuro y que tienen el deber de saber que si ponen voluntad y actitud pueden conseguir todas las cosas que se proponen.

    En ese sentido, es que el próximo 23 de junio voy a ir a votar, porque no defiendo el aborto bajo ninguna de sus acepciones. Más allá que respeto los casos donde se producen situaciones límites, me molestó mucho y me sentí dolido y defraudado cuando el Frente Amplio que pagó con tantos muertos su existencia durante la dictadura, promovió una ley en la que cualquier persona puede hacerse un aborto, dándole la potestad a un individuo de tomar la decisión sobre la existencia de otro, en vez de enseñarle a las uruguayas de todas las clases sociales que en el caso de estar embarazadas, tendrá en sus manos la contención que quizás no hayan conseguido en sus propios hogares.

    Por eso creo que el Gobierno cortó por el hilo más fino, y pensó que es más fácil legalizar el aborto, que instrumentar operativos de combate a las clínicas clandestinas que los practican y que han sido el desvelo de la sociedad uruguaya. Entonces rechazo que el mensaje sea “legalicemos así nos sacamos el problema de encima y todos los abortos están controlados”. Eso es una farsa y un daño a los más jóvenes, un desprecio a las mujeres y un estímulo al “vale todo, al no importa si quedás embarazada porque vos decidís”. Eso señores, es lisa y llanamente privar a una persona de poder vivir, por la pereza de acción de un gobierno que prometió mucho y se quedó demasiado corto. Y privar a alguien de vivir, es un asesinato.

    Porque estoy vivo he escrito lo que pienso, porque estoy vivo, pienso, siento y quiero. Ustedes que están vivos respeten y actúen con el corazón, no les quiten la oportunidad a los niños que vendrán después de nosotros, que ellos también puedan conocernos.

    Hugo Lemos

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