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Jorge Vaz Tourem, Director del MIDES Salto

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Me preocupa que la gente pueda ejercer los derechos de comida, vivienda y educación”

Jorge Vaz Tourem es Licenciado en Ciencias Sociales y Director del MIDES Salto. En esta charla con EL PUEBLO conocimos parte de su vida, de su pensamiento humanista y sobre la tarea que tiene por delante en una responsabilidad que lo llevó a tener que reestructurar la vida en familia y a postergar proyectos personales.

1. ¿Cómo fueron esos primeros años de su vida?

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– Me crie en la zona del barrio Dos Naciones, en las viviendas de los antiguos obreros de Salto Grande. Mi familia estaba compuesta por padre, madre y tres hermanos, dos mujeres y un varón. Nos criamos en el barrio Dos Naciones, en los ochentas, esa década donde la infancia se vivía de otra manera. La placita del barrio, el salir de la escuela a juntarse con los amigos, se vivía con otros tiempos en aquel momento. Y bueno, fue la niñez ahí, en la Escuela N° 5 del Cerro. Ahí cosechamos amistades que quedan para toda la vida. Estuve en el Liceo Piloto, siempre en esa zona de Dos Naciones.

2. ¿Fue a temprana edad que reconoció su vocación humanista?

Justo ayer me encontré en la estación de servicio con Wilson González y María Carmen Jiménez, que tenían el Club de Ciencia Ibirapitá en aquel momento. Y ayer en la estación de servicio mientras cargaban nafta, charlamos cinco minutos y le digo, “mirá las cosas que ustedes, sin darse cuenta, generaron”. Porque en el barrio había muchos referentes sociales que uno los veía y gente involucrada con las problemáticas del barrio, con los temas ambientales, con los temas sociales. Y fuimos mamando eso en la infancia, en la adolescencia. Entonces, cuando llegamos a edades adultas, fuimos optando con algunas decisiones, pero marcado por gente que fue referente en toda esa etapa como ellos.

3. ¿Y cómo fue ese camino posterior?

– Cuando cumplí 18 años, me fui a vivir a Florida, al Seminario Menor, con la Congregación de los Pobres Siervos de la Divina Providencia, que era una congregación que tenía presencia en Salto. Yo participaba en algunos retiros por la Pastoral Social de la Iglesia Católica. Y bueno, me fui a vivir allá. Estuve en el seminario desarrollando la formación, pero a su vez también con esa sensibilidad, porque me fui a trabajar con el Cura Quijano, que él hacía toda una obra social en la zona más pobre de Florida. Ahí inauguramos el hogar diurno Cruz Alta, que era para adultos mayores que estaban en situación de pobreza, para que fueran a pasar el día, y se hacían actividades sociales. Teníamos un merendero para niños. Después me fui un año al Seminario Mayor, ahí me encontré en una encrucijada, porque tenía que seguir con la vocación religiosa, o, yo tenía la intención de estudiar en la Facultad, y en ese momento no me autorizaron, entonces opté por salir del Seminario y volver a Salto.

4. ¿Estuvo a punto de ser cura?

– No, a punto no, estuve en la etapa inicial de formación del seminario. Mi vocación en ese momento era clara de trabajo en lo social. Iba en esa línea. Entonces, cuando salí del seminario, volví a Salto y empecé la Facultad. Y ahí las opciones que manejaba era o psicología o sociología.

5. ¿Y qué le llamó de la sociología?

– Mi madre es docente jubilada de sociología, entonces tenía una beta marcada desde lo familiar. Y entiendo que los temas sociales, y desde gurí siempre lo veía, hay cuestiones que uno puede generar un apoyo desde lo personal, y desde la psicología muchas veces las intervenciones tienen que ver con lo individual, pero hay muchas condicionantes que tienen que ver con la estructura social y entender los fenómenos que generan la exclusión y los problemas de marginalidad. Entonces me orienté para la sociología porque creía que hay que entender cómo funcionan los problemas en términos de macro sociedad y después tratar de trasladarlo a lo micro social y a lo individual. De hecho, también soy estudiante de psicología no recibido. Cuando puedo voy haciendo alguna materia y avanzando, pero fue una vocación que me quedó pendiente y la sigo retomando.

6. ¿Logró encontrar las respuestas que buscabas en la sociología?

– Sí, creo que cuando uno habla de la sociología engloba muchas cosas. Hay mucha sociología, muchos enfoques, muchas miradas teóricas que coexisten. Y yo creo que las respuestas a los problemas sociales siempre hay que abordarlos de múltiples miradas.

7. ¿Cómo aplica las ciencias sociales en esta nueva responsabilidad en el Mides de Salto?

– En realidad, lo aplico en forma cotidiana porque justamente quiero que esta gestión tenga una impronta de decir, aparte de la acción que tenemos que desarrollar como equipos locales marcada por los programas que vienen desde lo nacional, poder tener capacidad territorial de planificar el territorio, pensar los problemas sociales y generar respuestas ajustadas a nuestra realidad de Salto. Tenemos que poder tener una mirada profesional del territorio, manejando datos, información, relevando información pertinente desde lo local, pudiendo hacer un planteo hacia el nivel central de demandas elaboradas y construidas, no solamente trasladar el problema sino posibles soluciones.

8. Fuera de lo profesional, a nivel personal, ¿cómo asumió este desafío de estar al frente del MIDES en Salto?

– No era un desafío que yo esperara en este momento. Cuando el Ministro me llamó, en la primera conversación que tuvimos fue para plantearme que asumiera la Dirección del Ministerio. Me dijo que buscaba un perfil técnico, una persona que tuviera una carrera dentro del Ministerio para poder marcar otro perfil de trabajo a nivel de la Dirección. Inclusive eso se sostuvo en todo el equipo de Dirección. Quería un trabajo con la comunidad fuerte y tenía referencias de que yo podía facilitar también eso. Pero en un primer momento le dije al Ministro Civila que me parecía que estaba bueno buscar otras opciones. Él insistió por qué entendía que yo era la persona para desempeñar el rol.

Pero, tengo tres hijos, con mi pareja trabajamos muchísimo, entonces me implicaba una reorganización de la vida personal en varios aspectos, por eso al principio dije que no. Pero después de hablarlo un par de veces con él, entendí que era una responsabilidad, que no podía eludir. Y fue ahí que acepté. Eso me implicó una reorganización en la vida en varios planos, no solo a mí, fue una reorganización al funcionamiento familiar y me implicó postergar algunos emprendimientos personales. Mis hijos se van a criar en esta sociedad, y yo lo que estoy tratando en los meses o años que dure esta tarea, porque sabemos que son tareas transitorias, tratar de dar el mejor esfuerzo para que quede un Ministerio más armado, con más capacidad de trabajo y respuesta, y si tenemos un Ministerio mejor, vamos a tener en Salto una herramienta más útil para construir una sociedad mejor.

9. Justamente, hablando de la sociedad en la que se van a criar sus hijos, ¿qué evaluación hace de la sociedad en la que estamos viviendo?

– Salto presenta indicadores sociales alarmantes en la mayoría de los datos que tengan que ver con pobreza, personas que viven en asentamientos. En realidad, no es solo Salto, es todo el norte el que comparte una situación compleja. Pero Salto tiene algunas particularidades. Junto con los indicadores de pobreza y exclusión social, tenemos un indicador de Gini que nos marca que somos uno de los cuatro departamentos que tiene mayor desigualdad social. Entonces, tenemos un departamento que no solo tiene pobreza, exclusión, sino que al mismo tiempo tenemos una sociedad que genera riqueza y que la concentra en pocas manos.

Frente a esa situación, me genera mucha preocupación que la gente pueda ejercer los derechos de comida, vivienda, educación. Paralelo con eso, hay otra situación que para mí es más angustiante, que tiene que ver con un problema que tiene bases culturales y que a veces permea justamente las sociedades que presentan estas situaciones de pobreza y marginación, que tiene que ver con una sociedad que se ha acostumbrado a una situación de dependencia con las estructuras de gobierno y del Estado, muchas veces asistencial puramente, en el mejor de los casos y en el peor del caso una dependencia clientelar. Y ahora las personas solo intentan buscar respuestas desde lo individual. Ahí perdemos como sociedad el reflejo de buscar y conseguir respuestas a los problemas desde lo colectivo.

10. ¿Cómo le gustaría ser recordado en su gestión a cargo del MIDES?

– Hay aspectos que tienen que ver a la interna del Ministerio, que los funcionarios nos recuerden como una gestión que acompañó y respaldó al trabajo de los equipos. Eso es una de las cosas que me parece esencial de cualquier equipo de dirección, que respalde a los equipos que son los que desarrollan la tarea en territorio.

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