Jorge Lanata: El legado de un ícono del periodismo argentino
Jorge Lanata, uno de los referentes más destacados del periodismo argentino, falleció dejando una huella imborrable en la historia de la comunicación. Innovador, provocador y comprometido, Lanata fue mucho más que un periodista: se convirtió en un testimonio viviente de las contradicciones del oficio y de la sociedad argentina.
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Desde sus primeros pasos en el periodismo gráfico, colaborando con medios menores a los 14 años, hasta su consagración en programas como Día D y Periodismo Para Todos (PPT), Lanata construyó una carrera que marcó hitos. Fundador de Página/12, su postura crítica frente al poder, ya fuera político o mediático, lo posicionó como un referente indiscutido, aunque también lo hizo blanco de polémicas constantes.
Nacido en Mar del Plata el 12 de septiembre de 1960, mostró desde joven un interés particular por la profesión. Su tiempo en la revista El Porteño lo catapultó como una de las voces jóvenes más interesantes en la transición democrática de Argentina. Más tarde, en 1987, con solo 26 años, fundó Página/12, un diario que revolucionó el periodismo gráfico. Bajo su dirección, se consolidó como un bastión del análisis crítico y de la investigación profunda, marcando una era en la prensa argentina.
De la gráfica a la televisión
Lanata dio un salto definitivo a la televisión en 1996 con Día D, un programa que combinaba periodismo de investigación con elementos de humor y debate. Este formato atrajo una audiencia masiva, transformando la forma en que los argentinos consumían noticias. Más tarde, con Periodismo Para Todos (PPT), Lanata llevó sus denuncias al horario central, enfrentándose a poderosos sectores políticos y económicos, y convirtiéndose en una figura polarizante.
Un legado controvertido
Además de sus éxitos, Lanata enfrentó fracasos significativos, como el cierre del diario Crítica de la Argentina en 2010. Este episodio marcó un punto bajo en su carrera, pero también reflejó los desafíos inherentes al periodismo independiente. En los últimos años, problemas de salud lo alejaron parcialmente de la actividad diaria, aunque su figura continuó siendo un símbolo de valentía y denuncia.
Su partida deja un vacío en el periodismo argentino, pero también un legado que será analizado y debatido por generaciones futuras. Lanata representó las virtudes y contradicciones de su tiempo, dejando una marca imborrable en quienes buscan la verdad en un mundo cada vez más complejo.