Ayer comenzamos en esta columna analizar un tema que rompe los ojos, y no parece ser entendido, -es un tema que no puede tener solución alguna en cinco años y esa condición lo hace de por si muy difícil de encarar. La cuestión es que una medida necesaria, imprescindible diríamos) pero que bien sabemos que no soluciona ni solucionaría de por si sola el tema de fondo, se ubica entre la libertad y la responsabilidad.
No hay nada comparable a la libertad, a que el individuo de por sí sea capaz de expresar, sus ideas e incluso defenderlas.
No hay nada como evitar depender de alguien o de las decisiones que ese “alguien” tome para manejarse en la vida.
Pero la libertad, que va mucho más allá de estos aspectos, significa también responsabilidades. En primer lugar aquello de que mis derechos terminan donde comienza el derecho de los demás, debe ser respetado siempre.
La sociedad a través de sus órganos competentes ha dispuesto sanciones para los delincuentes y todo el peso de la ley debe apuntar en este sentido.
Nunca entendimos y seguimos sin hacerlo, ¿Por qué? los privados de libertad pasan ociosos todo el día mientras el Estado invierte grandes sumas en comprar los alimentos y otros elementos, que bien podrían producirlos ellos mismos.
Nunca entenderemos, por qué no se les obliga a mejorar rutas y caminos vecinales, tan necesarios para muchas familias que viven en el denominado “interior profundo” del departamento y que muchas veces se ven aisladas en tanto no se disponga del dinero necesario para repararlos.
Tenemos claro que la privación de libertad no incluye estas medidas y por lo tanto debería, antes que nada revisar este contenido si se entiende que el actual no sirve.
No estamos pidiendo torturas, ni apremios, tan comunes en otras épocas, simplemente estamos pidiendo reparación acorde al daño cometido.
No estamos haciendo referencia a delincuentes primarios, a los que han sido “empujados” al delito, como única alternativa, pero si entendemos que es necesario en el caso de reincidencias frecuentes, de gente que manifiesta abiertamente que lo único que les parece más lógico y razonable es delinquir, porque entienden que en un minuto pueden hacer lo que un trabajador no haría trabajando toda su vida.
De las sanciones y las penas, el martirio de la cárcel ni se acuerdan, “porque seguro que jamás serían descubiertos”.
Craso error, que se paga con cárcel o con la vida, que se puede perder también en un minuto….
A.R.D.
Jamás lo entenderemos
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