Uno que ha sido asalariado toda su vida, cuentapropista en alguna oportunidad, y que ha estado lejos del capital, siempre, no por desdén, sino porque nunca tuvo el dinero necesario, para emprender un negocio, vivir de rentas o invertir en Bolsa.
Como todos, cuando mira el diario y lee sobre problemas financieros de empresas, de los altos costos de producción. Que se alegra cuando se instala una firma comercial, que se entristece cuando ve locales cerrados donde antes prosperaba un comercio, de pronto se pregunta, por qué cierran las empresas en Uruguay, por qué van a la quiebra, a concordato, y todos esos matices de los momentos muy difíciles, económicamente hablando.
Es importante tener en cuenta que la quiebra de una empresa no suele ser el resultado de una sola causa, sino de una combinación de factores que se entrelazan y se refuerzan mutuamente.
Existen diversas razones por las cuales las empresas en Uruguay pueden llegar a la quiebra. Algunas de las causas más comunes incluyen: Pérdida de competitividad, problemas de gestión, factores externos, falta de financiamiento, entre otras. Algunas industrias pueden ser más vulnerables a la quiebra debido a la alta competencia, la volatilidad de los precios, o la rápida obsolescencia de los productos o servicios.
Eso uno lo sabe, lo absorbe en forma cotidiana, leyendo o escuchando a los expertos o a los empresarios mismo, ni que hablar de los políticos, viento en popa, si son oficialistas, con toda la pálida si son opositores, y no hablo de ningún período en particular, sino de todos los períodos de gobierno.
Que un productor rural, que un inversionista del campo, o capitalista con ganas de ganancias más amplias, se meta en negocios rurales, me resulta natural. Que un negocio salga mal, que una inversión no de su frutos, que se funda alguien, también se encuentra dentro de las posibilidades que sucedan.
Ahora cuando se encuentra con un caso en que un negocio sale mal, muy mal, al parecer, que monjas, curas e iglesias sean inversores y sean víctima del fracaso del negocio, que pintaba para solo ganancias.
Que en ese negocio hay más de cuatro mil inversores que confiaron en el proyecto comercial, que la mayoría está involucrado al campo, que son productores rurales o empresarios que manejan productos rurales, uno puede decir, saben de que se trata, y saben que se gana y se pierde, por razones climáticas, sanitarias, por los precios del mercado, etc. Pero cuando aparecen religiosos, comunidades religiosas, por ahí se dice, que habrían deportistas, políticos, artistas, que en mayor o menor medida, habrían puestos unos dólares para llevar a cabo una inversión, “segura y con buenas ganancias”, comienza a prestar mayor atención.
Y la preocupación es más grande cuando lee que piden que intervenga el Estado, que más que eso, que el Estado “ponga lo que falta” para que el negocio siga marchando, como sugirió mas de un leguleyo.
Entonces el tema comienza a ser parte de mis preocupaciones, y para tratar de entender, lo mejor es informarse.
El tema del momento es lo sucedido a “Conexión Ganadera”, su desfasaje económico, la muerte de uno de los socios principales, la salida a la prensa del otro socio principal, y todo los que se ha venido comentando, que hasta algunos ya llaman de “gran estafa”.
APUNTE SOBRE CONEXIÓN GANADERA
Conexión Ganadera, fundada por Pablo Carrasco y Gustavo Basso, es una empresa uruguaya que ha estado activa durante 25 años y se dedica a conectar inversores con productores ganaderos. Conexión Ganadera opera bajo un modelo de negocio que facilita la inversión en ganado sin necesidad de poseer tierras. Inversores aportan capital que se utiliza para adquirir ganado, el cual es gestionado por productores asociados. Este modelo permite a los inversores participar en el sector ganadero y obtener rendimientos sin las complicaciones de la gestión directa de campos y animales.
Con estos datos uno entiende a los inversores, iban detrás de un negocio seguro, una ganancia neta, una renta importante y se recuperaba la inversión casi enseguida. Pero, la realidad fue otra y se empezó hablar de que el negocio era ni más ni menos que un esquema piramidal Ponzi, y ahí, cuando se supo, todo comenzó a derrumbarse o ya venía haciéndolo y salió a luz ahora.
¿QUÉ ES UN ESQUEMA PIRAMIDAL PONZI?
Según supimos: “Un esquema piramidal Ponzi es una forma de estafa en la que se prometen altos rendimientos a los inversores, pero en lugar de generar ganancias reales, se utilizan los fondos de nuevos inversores para pagar a los inversores anteriores. Este esquema se basa en la ilusión de rentabilidad, pero en realidad es insostenible a largo plazo y termina colapsando cuando no hay suficientes nuevos inversores para mantener el flujo de pagos.
Características principales de un esquema Ponzi:
Los esquemas Ponzi suelen ofrecer ganancias muy superiores a las del mercado, lo que atrae a inversores incautos. No se proporciona información clara sobre cómo se generan las ganancias, lo que dificulta la evaluación de la inversión.
En lugar de invertir en actividades productivas, el dinero se utiliza para pagar a los inversores anteriores, creando una apariencia de rentabilidad. A menudo, se anima a los inversores a reclutar a amigos y familiares, lo que acelera el crecimiento del esquema pero también aumenta su vulnerabilidad.
Riesgos de invertir en un esquema Ponzi:

Cuando el esquema colapsa, los inversores pueden perder todo su dinero.
En algunos casos, los inversores pueden ser considerados cómplices del fraude y enfrentar cargos legales. Participar en un esquema Ponzi puede dañar la reputación y las relaciones personales.
En resumen, los esquemas Ponzi son estafas que se aprovechan de la codicia y la falta de conocimiento financiero de las personas. Es fundamental estar informado y ser cauteloso antes de invertir en cualquier oportunidad que parezca demasiado buena para ser verdad”.
LOS CASOS DE GRUPO LARRARTE Y REPÚBLICA GANADERA
Anterior al conocimiento público de la situación de Conexión Ganadera surgieron los de grupo Larrarte y República Ganadera, Los que se sabe de estas dos empresas al momento es que: Tanto el Grupo Larrarte como República Ganadera se encuentran actualmente en concurso de acreedores, lo que significa que están en un proceso legal de reestructuración de sus deudas debido a su incapacidad para cumplir con sus obligaciones financieras. Ambos casos han generado gran preocupación en el sector de inversión ganadera en Uruguay, especialmente por la falta de regulación y control en este tipo de negocios.
Grupo Larrarte:
Fue una de las principales empresas de inversión ganadera en Uruguay, pero en noviembre de 2023 se declaró en concurso de acreedores.
Los dueños de Grupo Larrarte están siendo investigados por presunta estafa, lo que ha generado aún más incertidumbre entre los inversores.
República Ganadera:
Siguió un camino similar al de Grupo Larrarte y también entró en concurso de acreedores. Esta situación ha afectado a un número significativo de inversores y ha puesto de manifiesto la necesidad de una mayor regulación en el sector.
Es importante tener en cuenta que ambos casos están en desarrollo y podrían surgir nuevos detalles a medida que avancen los procesos legales.
En fin, así estamos y los miles de inversores afectados seguro pueden cantar la parte del tango que dice: “Todo el mundo está en la estufa, triste, amargo, sin garufa/ melancólico y febril”… Y es así nomás. Al mundo “le falta un tornillo”.
Esperemos que estos temas se solucionen en la órbita privada, donde surgieron, y que no le pidan participación al Estado, que siempre termina pagando los platos rotos, por otros…