En estas columnas hemos insistido en la presencialidad en la educación. Sin ingonorar el valor de la educación a distancia, entendimos siempre que la presencialidad es un valor insustituible y solo en determinadas condiciones se puede omitir.
Es una cuestión fundamental que recién hoy se ve con nitidez, tanto es así que como en las consultas médicas y otros rubros, consideramos que la presencialidad es esencial. No estamos diciendo con esto que fuera desafortunado fijar las consultas a distancia por vía telefónica, ni las clases vía “Zoom”, lo que decimos es que hay rubros en los que la presencialidad es insustituible.Hoy se discute si la presencialidad debe ser obligatoria o no.
El temor de los docentes es que levantada la olbigatoriedad, ésta determine el abandono del educando, dado que la no asistencia a la escuela prácticamente no tendría consecuencia visble alguna.
A la vez que esto es erróneo significaría una tremenda involución. Significaría una marcha atrás y una pérdida de valores tremenda, la única que estejaría tamaño error sería la ignorancia, la negligencia. Por lo tanto confiamos que tal como lo sugieron los científicos del GACH, se adopte sólo en último caso, no antes.
Hemos hecho saber que las clases a distancia tienen algunos aspectos positivos, pero muchos negativos aún. Además de que hay hogares de que no disponen aún de todo lo necesario para desempeñarse en educación a distancia, existen también otros impedimentos para que disminuir estas diferencias.
En suma se notará más las diferencias en la clases menos favorecidas económicamente, donde no hay una buena conexión, donde siempre falta algo y sobre todo porque se omite la integración social que supone la presencialidad.
En suma la educación a distancia, ha servido en su hora para mantener el interés del educando, pero no más que eso. Hoy las diferencias son notorias y si seguimos por este camino la discriminación se notará cada vez más.
Es por lo tanto hora de asumir las consecuencias. Si se debe ir a levantar la obligatoriedad que la situación sea pareja. Hay clases presenciales para todos o no las hay para nadie. Los docentes tampoco pueden atender a algunos alumnos a la distancia y otros en forma presencial.
Es sólo uno de los aspectos a tener en cuenta, pero insistimos el levantamiento de la presencialidad debe ser una medida de emergencia y como tal debe usarse racionalmente.
A.R.D.
Insistimos en la presencialidad
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