Cansados de quedar en el medio, entre la información y la desinformación, estamos reclamando una aclaración, que aunque sabemos que no llegará creemos que se impone no sólo a nosotros, sino a todo el pueblo uruguayo.
En primer lugar queremos saber cual ha sido el costo real del Antel Arena, estimado en principio en 40 millones de dólares y según reciente auditoría, alcanzó los 118 millones de dólares es decir casi tres veces más de lo estimado.
Desde la oposición se han escuchado voces que aseguran que esta auditoría no tiene valor alguno, pues está hecho y dirigido por un notorio “anti frentista”, que así lo ha manifestado abiertamente y por lo tanto no es objetivo.
Los que han llevado adelante la auditoria manifiestan que se ha ocultado información al público y se han manipulado las cifras de tal forma que no aparezca como un costo faraónico.
Para entendernos bien, no estamos hablando de corrupción, en cuanto a que sepamos nadie se llevó nada ni para sí, ni para sus amigos. Es más diríamos que aunque hubiéramos sabido el costo real de la obra, por lo menos lo analizaríamos detenidamente, antes de oponernos tajantemente sólo en base a conocer sus impulsores.
Las grandes obras que ha encarado el país siempre encontraron una enorme resistencia. Sucedió con la Torre de las Comunicaciones, por nombrar solo una de las obras más emblemáticas de los últimos tiempos.
Lo más lamentable de todo esto, es que el ciudadano común no sabe a que atenerse. Si realmente lo supiera como en el caso que nos ocupa, cual ha sido el costo real de la obra, podría tomar posición a favor o en contra pero con argumentos más sólidos.
En cambio ocultar información, manipularla, desfigurarla, siempre será nocivo para el posicionamiento popular.
Entendemos que estas grandes obras deben hacerse sobre todo cuando existen las condiciones adecuadas, vale decir cuando los compromisos del país están dominados. Si en cambio se hacen para “cartel” de alguien o para que sean el emblema de terminado gobierno o conducción, deben ser denunciadas y rechazadas.
Un país pequeño como el nuestro, aún cuando se lo gobierne con honestidad y responsabilidad, tendrá siempre limitaciones a la hora de invertir. La mejor forma de posicionarse con acierto en estos casos es contando con toda la información cierta, adecuada y completa.
A.R.D
