Cuando nos enteramos que a algunos vecinos que recurrieron a sus grifos para ayudar a apagar los terribles incendios que se registraron semanas atrás en una zona entre Paysandú y Río Negro, les llegaron facturas de OSE que en algún caso promedió los 18 mil pesos, consideramos que ha sido un errar injustificable, propio de quien o quienes se sienten “ajenos” a la situación.
No importa si luego se les condona la deuda, como debe ser, porque en un principio significa que ser solidario en el país cuesta, que es mejor no serlo y dejar que el vecino o sencillamente el ser humano en dificultades “se las arregle”.
No entendemos cómo pueden cometerse estos errores. Al menos que haya detrás una motivación tanto por adhesión, como por reacción. Es lo que entendemos sigue pasando con el tema de los acondicionadores de aire en el norte del país.
No sólo el costo del aparato, sino su instalación, y luego el consumo suelen dejarlo sólo al alcance de unos pocos privilegiados.
Los acondicionadores de aire se han vuelto casi imprescindibles en nuestro país. Tanto es así que la imagen de las ciudades y en especial de los edificios muestra invariablemente estos aparatos en el exterior.
Las ventas de estos aparatos han superado a los tradicionales ventiladores y son cada vez más imprescindibles durante los veranos. Probablemente el recalentamiento global incida en este aspecto.
A menudo escuchamos decir a nuestros adultos mayores “en mis tiempos no había aires, ni tampoco heladeras en abundancia, e igual subsistíamos y nos arreglábamos”. Sin dudas, pero se tendrá también que aceptarnos que eran otros tiempos, que el calor de entonces nada tenía que ver con estas temperaturas.
Estábamos más aclimatados y pagar UTE, OSE o Antel, no nos parecía tan oneroso. Apunto tal que pese a esto se pudo construir el país que hoy tenemos.
Nuestra opinión de hoy va entonces en la dirección de que si los descubrimientos y los avances de la tecnología no sirven para darle más confort al pueblo, por igual o menor costo, entonces no nos sirve.
Se nos podrá decir que nadie está obligado a tener luz o agua potable (si saneamiento en aquellos lugares donde el servicio está disponible). Luego vendrá costo, se saneamiento, de alumbrado, de alcantarillado, fijo y móvil, de acuerdo a lo subterfugios con que nos encontramos todos los días y esto no es de hoy….
En fin un ”debe” ineludible de todos los gobiernos que prometen “sensibilizarse”, ante los problemas del pueblo, pero después “se olvidan”.
A.R.D.









