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viernes, 14 de marzo de 2025
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Tiempo de unidad, no de divisionismos

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Liliana Castro Automóviles
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Tiempo de rectificación, de unidad y no de divisionismo. Cuestión difícil, muy difícil diríamos asumir las diferencias y rectificar nuestras convicciones. Es que aún convencido que estamos en lo cierto, que tenemos la razón, la inteligencia debería de sobreponerse a todo y por lo tanto deberíamos asumir que más allá de nuestra ideología, de nuestras ideas, deberíamos agotar el esfuerzo en evitar los divisionismos y sobre todo en no profundizar el notorio divisionismo que se nota en nuestros días.
No estamos sosteniendo que se dejen de lado las ideas, que se evite las discrepancias, sino que “se baje un cambio”, como se diría entre quienes acostumbran a conducir un transporte. Es que en nuestros días vemos demasiado radicalismos, demasiado fanatismo y los individuos que aún aguardan para decidir su voluntad con miras al plebiscito del domingo próximo, o encuentran otra cosa que posiciones radicales, soberbias y fanáticas.
Muchos “debates” hemos visto y escuchado, pero ninguno de ellos se ha salido de sus posiciones tomadas de antemano, vale decir que lejos de argumentar sólidamente a favor o en contra de la Ley de Urgente Consideración, se trata de reafirmar posiciones, y con esto es poco o nada lo que puede lograrse.
No pretendemos que se cambie de posición a la ligera, pero nos gustaría escuchar mayor análisis, más información y menos radicalismo. Todos sabemos que por el camino que lleva el país, sólo puede esperarse mayor confrontación. Una profundización de las posiciones totalmente inconducente.
Lejos han quedado los tiempos en que vivíamos en un país bipartidista, pero más allá de blancos y colorados, nadie pensaba que podrían surgir otras opciones para los ciudadanos. Sin embargo hoy se habla de “familias ideológicas, que han sustituido a los partidos. Todos eluden con diferentes argumentos, la posibilidad de hacer revisionismo, de analizar lo hecho, de identificar lo acertado y de detectar los errores y sobre todo de reconocer con humildad que nadie es capaz de gestionar un país sin equivocarse nunca.
La cuestión está en cómo y con quien se gobierna. Para qué y para quién se lo hace. Por nuestra parte lo hemos sostenido siempre. La llave de una buena conducción está en la justicia. Los cargos de conducción especializada deben de ser para quienes han estudiado y se ha preparado, no para los correligionarios cuyo único mérito es arrimar votantes.

De esto sólo se sale cuando se aproveche debidamente las posibilidades de educarse, de estudiar, de prepararse y que sean para todos por igual.
A.R.D.

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