Este año no estará, pero hablar de Falta la Papa es hablar de una murga legendaria, sello indiscutido del Carnaval Salteño.

“Corría el año 1986 y con un par de amigos queríamos armar un conjunto de parodistas, porque por un vínculo que tenía con gente de Montevideo se me brindaba mucho apoyo en cuanto a letras y demás. Fui a hablar con Olivio Díaz, que en esa época cantaba en las misas de la Parroquia Santa Cruz, porque necesitábamos un buen cantante melódico para esa idea de parodistas (actualmente Olivio Díaz es cantante profesional, radicado en Paraguay). Hablamos con él, le planteamos la idea y nos comentó que estaba formando parte de un grupo que se había reunido para armar una murga y salir en el Carnaval de 1987, que si queríamos formar parte había lugar. Fue así que con Roberto Cerpa nos sumamos a ese proyecto carnavalero que luego resultaría ser Falta La Papa”, así comenzaba contando a EL PUEBLO la historia de esta murga Mario Sancristóbal. Y prosiguió: “Cuando nos integramos a ese grupo nos encontramos con gente conocida de la época escolar como Gonzalo Rodriguez (hoy Presidente de la Junta Dptal.) o Daniel Pawelesky, también conocimos a Ramón Sosa, Darío Figueroa (Director de 1989 a 2008), Ruben Milán (Director 1987/88) y mucha gente que en ese entonces integraba la cooperativa A Redoblar. Comenzamos a ensayar un saludo presentación sin aún tener el nombre de la murga. Como siempre me había gustado escribir, surgió la idea de hacer un popurrí o un cuplé para el grupo y comencé a escribir, actividad que desarrollé varios años”.
EL NOMBRE
Consultado sobre el porqué del nombre, responde Mario: “se acercaban las fechas de la presentación de las letras y aún no teníamos nombre y por eso se plantea la idea de hacer una comida y que cada uno llevara nombres y decidir entre todos. Se planificó tallarines con estofado y luego de comer se comenzó a preguntar sobre los nombres que cada uno había llevado, había para todos los gustos pero los que más apoyo tuvieron fue La Clásica Obrera y La Don Pepe…hasta que Ramón Sosa que había sido uno de los cocineros de la noche, junto a Ruben Silgoria dijo “Y por qué no le ponemos Falta la Papa, como dice este, señalando a Ruben, porque faltó la papa para el estofado” y fue así que inmediatamente “Tachuela” García que tocaba el redoblante empezó a decir tipo aliento de cuadro futbolero: falta la papa, falta la papa… y en segundos estábamos todos a los gritos “falta la papa…falta la papa…”, así surgió el nombre”. Además sostiene Sancristóbal que esta murga “marcó tendencia en varias agrupaciones no solo de Salto, por un montón de factores, como por ejemplo en el 89 utilizó tamboriles en su retirada, instrumento que casi había desaparecido de nuestros carnavales y desde ahí se recomenzó a utilizarlo”.
LUIS BENÍTEZ: “UN SUEÑO CUMPLIDO”
El Dr. (Veterinario) Luis Benítez también habló con EL PUEBLO sobre esta murga y dijo que estudiaba en Montevideo hasta que “en 1991 regreso a Salto, pero igual siempre venía en cada Carnaval y me atraían los desfiles, las murgas, siempre me gustó esa magia del carnaval en la calle, las murgas bajando calle Uruguay, me producía una emoción que decía: qué lindo si un día yo pudiera salir… Eran épocas del renacer del carnaval, iba al Parque Harriague también a ver las murgas y me emocionaba. Ahí me fui enterando de murgas como Falta la Papa, Punto y Coma, Los Presidiarios y otras que fueron sembrando todo ese renacer. De pronto unos amigos me invitan a ensayar con la Vale 4, y fui, y también Rosario (Sosa), mi señora, estaba también Rosario Noriega… No era común que hubiera mujeres en una murga. Eso era un sueño para mí, estaba Julio Rapetti por ejemplo y ensayábamos en AEBU, pero luego ese sueño se cortó. Hasta que un día me llama Ramoncito Soto, que también había estado en Vale 4, me dice que estaba ensayando en Falta la Papa y que querían que yo me integrara, porque además me dijo que como yo tocaba la guitarra y Darío (Figueroa, quizás el más famoso director que tuvo la murga) estaba medio complicado, yo podía dar una mano en los arreglos, que fuera por AUTE, donde ensayaban. Para mí era un sueño cumplido, como jugar en primera en un cuadro grande, porque Falta la Papa ya era una murga referente. Cerca de fin de año, cuando teníamos todo avanzado, me llama Darío y me propone que participe Rosario, que entre en la retirada, llegando desde el público, como representando al pueblo… Estoy hablando del año 92, y logramos el primer premio. En el 93 volví a salir y obtuvimos segundo premio, en el 94 primer premio, en el 95 no salí y volvió a salir primera. Volví a salir en el 98 ya como Director Escénico, año de la creciente, el concurso se hizo en el Dickinson y la final en la explanada de arriba del zoológico. Ese año salimos terceros y fue el último año que salí, y ese año participó mi hijo Andrés, con 17 años, yo dirigiendo y él cantando”.
ANDRÉS BENÍTEZ: “LOS MEJORES MOMENTOS DE MI INFANCIA”
Entonces este diario también procuró la palabra de Andrés, quien expresó: “cuando tenía 10 años, mis padres ingresaron a Falta la Papa, y terminan saliendo ambos en el carnaval del 92. Desde ese año hasta el 98 que es mi debut en carnaval, AUTE-SUTEL se convirtió en mi patio de juegos de la infancia, junto con otros chicos como “Virutita” Antúnez, hijo de “Viruta”, otro gran carnavalero, entre otros. Crecí en las cantarolas, viendo mi viejo arreglar y a veces dirigir la murga. Por eso Falta la Papa para mí significa los mejores momentos de mi infancia, nos pintaban la cara, nos hacían trajecitos, siempre éramos felices. Con el paso del tiempo, allá por 2011, me tocó volver a salir en la murga y encargarme de la puesta en escena. Un año interesante, un carnaval con mucho nivel, cosa que hoy lamentablemente no se da…Una experiencia formidable, donde intentamos aplicar las cosas buenas que aprendimos, con herramientas nuevas e intentando no aplicar excesos a la hora de hacer una puesta. Ese año conformamos un grupo muy lindo de trabajo con Sergio Dutra…Sin duda que Falta la Papa es la murga que me arrimó al carnaval y por la que tengo muchísimos sentimientos”.
“TODAS LAS MURGAS ESTÁN POLITIZADAS”
Volviendo a la narración que hacía Luis: “Falta la Papa siempre tuvo un canto consecuente con los problemas sociales y políticos, crítica al sistema político, a la injusticia. Considero que la murga es un medio de compromiso político, todas las murgas están politizadas, como toda actividad humana, claro que a veces se suma la política partidaria porque uno busca mejorar, y siempre un gobierno es de un partido político y tiene que responder por lo que prometió. Hay otras murgas que le cantan a los pajaritos, pero es una forma de hacer política también y no está mal, cada cual tiene su forma de expresarse y de pararse frente a la vida”. Cuando se le pregunta a Luis por qué cree que decayó tanto la cantidad de murgas en Salto, razona: “creo que las políticas culturales oficiales son el factor más importante. Las políticas de apoyo a los artistas son fundamentales, tiene que haber puertas y ventanas abiertas para expresarse. Si las políticas culturales se complican, eso repercute en las murgas. Cuesta mucho tiempo y dinero poner una murga en la calle en las mejores condiciones. El apoyo económico oficial es fundamental, entender que el carnaval también es un buen negocio. A veces los gobiernos de turno se ven como atacados por el carnaval y no brindan apoyo suficiente, pero el carnaval siempre fue así, crítica, sátira, libertad para decir lo que se quiera de forma cómica, irónica…y eso es muy importante para el ser humano. Lamentablemente a veces los gobiernos actúan de forma mezquina ante eso. Recuerdo un Carnaval Naranja allá por 1993, que el desfile estaba siendo transmitido por un canal de Montevideo, sí eso se hubiera seguido apoyando hubiéramos tenido otro desarrollo cultural y económico”.
No faltó en las palabras de Luis el recuerdo de compañeros “que se han ido, que ya no están, por ejemplo “Pololo” Brunetti, que me tocó dirigirlo en el 98, también un gran cantor como Ramón Sosa…”, y de algunas letras como esta: “Falta la Papa se marcha/ una paloma en la voz/ que hoy quiso llegar al pueblo/ con un mensaje de amor/ que no muera la murga/ que no muera…”.
EL CUPLÉ DEL PITO
Es de las cosas que más recuerdan los salteños, y así lo cuenta Sancristóbal: “Dentro de las tantas anécdotas que quedan después de haber integrado murgas como Falta La Papa, o ser el primer director escénico de La Nueva o de La Coqueta, además de escribir para unas cuantas más, o conjuntos humorísticos, hay varias para destacar. En el 87 las murgas tuvieron una explosión de popularidad y para el 88 teníamos armado con Ruben (Milán) un cuplé que hablaba de las vivencias que se tenía por varios personajes conviviendo en un Conventillo, pero se filtró la idea y decidimos cambiarlo cuando faltaba un mes y poco para presentar la letra. Nos reunimos en la casa de Ruben, junto a Carlos Cattani (letrista 1987/88 y 90) para buscar alguna idea y después de más de una hora de reunión seguíamos sin que nada nos convenciera. El fondo de la casa donde vivía Ruben daba a los fondos de la sede de San Eugenio donde muchas veces ese equipo entrenaba. Fue así que estábamos pensando qué se podría hacer y se escuchó el sonido de un silbato, nos miramos con Ruben y dijimos: “el pito”. Comenzamos a diagramar un cuplé que fuera un objeto que tuviera doble personalidad, porque en ese entonces se utilizaba mucho el doble sentido para escribir para carnaval. Fue así que surgió el cuplé del pito que comenzaba con un recitado que hacían Roberto Lucero y Gonzalo Rodriguez a dúo, que decía: “Ahora queremos presentar/ a un personaje singular/ que para poderlo usar/hay que tener buenos cachetes/ No es un objeto al cuete/ el que vamos a presentar/ porque algunos para trabajar/ lo usan de noche y día/ Lo usa el policía/ el inspector de tránsito/ el juez de fútbol/ o el guarda de tren en la estación/ Para dar denominación/ a otra cosa sirve su nombre/que sabe tenerlo el hombre/ el niño o el jovencito/ casi siempre va colgadito/Unos cortos y otros largos/ les decimos sin embargo/ que después de usarlo, hermano,/ lo sacuden con una mano/ y de nuevo queda prontito/ ya llega para que lo disfruten/ se trata, señores, de El Pito”
SE PERDIÓ EL TRAJE DEL PERSONAJE
Otra anécdota que cuenta Mario: “En el año 88 estrenamos el cuplé en un tablado que se llamaba El Solidario, en la esquina de 8 de Octubre y Córdoba, donde hoy hay una complejo de viviendas, era organizado por esa cooperativa. Armamos un disfraz con forma de silbato que Ruben se ponía cuando hacía el papel. Quien nos daba una gran mano en el traslado de la utilería era “Peppo” Russo, que tenía una camionetita para llevar la utilería. Había aparecido en los ensayos un personaje que le pusimos de apodo “Cupido”, vendía los libretos de la murga, con una característica: no sabía leer pero conocía el dinero a través de los colores de los billetes, una cosa muy rara. Se había hecho muy compinche del Peppo pero tenía el defecto de que no paraba de hablar y eso lo cansó al Peppo al extremo de ordenarle el día de la final del Concurso algo así como: “Cupido, me tenés cansado, por favor te prohíbo que me dirijas la palabra, no podes hablar, ¿está claro?” Cupido vio que la mano venía brava y se llamó a silencio. Cargaron la utilería y como siempre, Cupido se subió a la caja de la camioneta y salieron para el parque; cuando llegaron se dieron cuenta que no venía el traje del Pito, a pesar que lo habían cargado. Ahí comenzaron a preguntarle a Cupido qué pasó con el traje. Cupido no respondía. Cupido, ¿qué pasó con el traje? Y el otro mudo, hasta que se decidió y dijo: se cayó cuando veníamos para el parque. Y enseguida la pregunta: ¿y por qué no dijiste nada? Y Cupido responde: el Peppo me prohibió que hablara. Por suerte una hincha de la murga, que conocía el traje que usaba Ruben, lo encontró cuando iba para el parque y en la final pudimos usarlo”.