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GIUSEPPE GARIBALDI (Parte 3)

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Las batallas de Itapebí y de San Antonio
El 17 de enero de 1840, el Gobierno de Juan Manuel de Rosas ataca el pueblo de Belén, en Uruguay, al que también saquean y destruyen.  Manuel Lavalleja, aliado de Rosas, ocupa luego la ciudad de Salto desalojando por la fuerza a sus habitantes, que les eran adversos, y ubicándolos en un campamento a orillas del arroyo Itapebí, a 21 millas al norte de la ciudad. En noviembre de 1845 una flotilla al mando de Garibaldi llega al puerto de Salto y logra recuperar la ciudad prácticamente sin resistencia. Manuel Lavalleja espera confiado la llegada del ejército de Urquiza, pero es sorprendido antes de tiempo por Garibaldi, quien había marchado durante la noche para rodearlo y vencerlo en las orillas del arroyo Itapebí. Garibaldi rescata a las familias de la ciudad, las que vuelven con sus carros de víveres. Es hora de organizar la resistencia al ejército que está por llegar. Entre el 6 y el 26 de diciembre, junto a la guarnición formada en Salto, Giuseppe Garibaldi debe resistir un ataque combinado de tropas de Urquiza. La ciudad de Salto sufre un sitio hasta que los atacantes son derrotados el 9 de enero de 1846 en Puntas del arroyo Ceibal. Al amanecer del 8 de febrero de 1846, tropas que provenían de Corrientes, al mando del general Servando Gómez, se disponen ahora a atacar a la ciudad de Salto por el norte. La situación es muy difícil, Garibaldi entiende que la mejor oportunidad para la ciudad es que el combate tenga lugar lejos de ella, por lo que sale al encuentro del general Servando Gómez en las cercanías del arroyo San Antonio, afluente del Río Uruguay. Garibaldi con su Legión Italiana libra el combate, en un desesperado intento de detener el avance de las fuerzas de la Confederación, las cuales son muy superiores en número y calidad de armamento. Servando Gómez ordena a su infantería sucesivas oleadas de cargas a la bayoneta y con lanzas. Las fuerzas de Garibaldi, sabiéndose inferiores, toman posiciones defensivas estáticas. Los ataques van siendo rechazados uno tras otro, y las pausas entre las oleadas sirven para que los hombres de Garibaldi se vayan suministrando con armamento y municiones de los enemigos caídos. Como a las nueve de la noche, con los hombres totalmente exhaustos, y ante un campo repleto de cadáveres, los combates finalmente cesan. Las intenciones invasoras habían sido derrotadas. Garibaldi se retira de sus posiciones rumbo a Salto, tras haber perdido alrededor de una tercera parte de sus efectivos.
En la actualidad el recuerdo de Garibaldi está muy vivo en Uruguay. En Salto existe un monumento a Garibaldi de importante escala, construido en piedra de arenisca y diseñado por el arquitecto Juan Giovanni Veltroni, que sigue líneas modernas inspiradas en el futurismo italiano. En un nicho interior, se guardaron hasta entrado el siglo xx restos de los combatientes caídos en la batalla de San Antonio. Este monumento está ubicado en la avenida Giuseppe Garibaldi, próximo a la zona de la batalla, y ha sido objeto de recordatorios de la comunidad italiana, y recibido la visita de descendientes de Garibaldi en varias oportunidades.
Después de diversos avatares y aventuras en este país, Garibaldi se casa en 1842 con Ana María de Jesús Ribeiro, llamada después Anita Garibaldi. A ella la conoció en  1839  en  Laguna, Santa Catarina, en lo que fue un auténtico amor a primera vista. Con ella tuvo cuatro hijos, Menotti, Rosita, fallecida con dos años, Teresita y Ricciotti.

Por: Dr. Adrián Báez

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