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domingo, 3 de agosto de 2025
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Filósofos de la vida

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Diario EL PUEBLO digital
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En el presente informe presentamos a cinco entrevistados que de alguna manera plantean su forma de vida y lo que piensan de la misma, a los que podríamos definir como filósofos de la vida.
Pero ¿qué es la filosofía?
Son numerosos los filósofos que han tratado de responder qué es la filosofía. Pero en el lenguaje común, en el día a día, son pocas las personas que tienen claro qué significa y para qué sirve la filosofía.
La filosofía, en la antigüedad, era primeramente “una elección de vida” y “una opción existencial”. No hay, pues, nada más práctico, diario y que interpele más la vida del individuo que la filosofía.
Hay miles de formas de definir la filosofía y aún así quedarán aspectos fuera de ellas.
Una de ellas afirma que la filosofía es aquella ciencia que tiene como fin responder a grandes interrogantes que cautivan al hombre (como por ejemplo el origen del universo; el origen del hombre) para alcanzar la sabiduría
Al acto de filosofar se lo define como “ una condición característica del ser humano. No refiere a un saber en concreto, sino que es una actitud natural y esperable del hombre en relación al universo y a sí mismo. El acto de filosofar se nutre de experiencias del contacto con el mundo que nos rodea (ya sea la vida, las personas, la naturaleza) para obtener respuestas a sus interrogantes”
Fuente: https: //concepto. de/ que-es-la-filosofia/#ixzz5hg JdwZGn

Con Alberto Chiriff Conti
Hablando de filosofía “a cara de perro”

Alberto “Negro” Chiriff, murguero, músico y profesor que practica la filosofía a “cara de perro” en las calles.

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– ¿Antes se filosofaba más que ahora?
– Depende de lo que consideremos filosofía, porque el tema es que no hay una definición de filosofía, ya eso es filosófico, es problemático de por sí. No es lo mismo la filosofía de los griegos, que fueron los que crearon la palabra y el hábito que tenemos de filosofar que la filosofía egipcia, la sumeria, la persa, que la filosofía de la Edad Media, que la filosofía en la Modernidad o que la de ahora. Creo que en realidad filosofamos muy poco, todos nosotros en general, y más en esta sociedad contemporánea que justamente nos obliga a no filosofar. Porque básicamente, y es en lo que estamos todos de acuerdo en su definición, es que se trata de ir más allá de lo obvio, cuestionar lo obvio. Capaz que los griegos del siglo V tuvieron esa intuición de tener esa intuición de decir, “ché, ¿será que los dioses crearon esto?” Entonces, quisieron ir más allá de lo obvio pero después, ya a partir de la Edad Media, con la alianza del imperio romano-cristianismo, se formó una obviedad distinta que era muy difícil zafar de ahí. Si querías ir más allá de esa obviedad, que sería lo que es el sentido común, ¿qué te hacían? Te quemaban, te mataban.
En la Modernidad se creó otro sentido común, la ciencia. Andá a cuestionar la ciencia. Cuando alguien te quiere decir que esto es posta, te dice, “está científicamente comprobado”, y a veces es un bolazo. Hace poco salió de una universidad de Estados Unidos que había descubierto que el mate provocaba cáncer de esófago. Me puse a buscar, jamás se hizo una investigación en esa universidad sobre el mate, pero igual se compartió por todos lados y repetían, “está científicamente comprobado”.

– La forma en la que cada persona encara su vida, ¿es una filosofía de vida?
– Básicamente para mí es eso. La filosofía para mí es tu filosofía de vida, el tema es que no tenemos una forma individual. Aquel que dice, “yo soy independiente y pienso como quiero”, bueno, lamentablemente no. “Yo vivo como se me antoja”, no es así, porque hay toda una manera de ser que nos hace ser de esa manera.

– ¿Qué es filosofía “a la gorra”?
– Es un intento que hice de hacer filosofía en la calle, lo sigo haciendo. “A la gorra” porque me proponía otro vínculo con el que iba, yo quiero cobrar, porque lo que hago vale, son horas de investigación. Sócrates criticaba a los sofistas que cobraban, pero a Sócrates lo bancaban los nenes bien de Atenas, y a Platón también, por eso no cobraban.
Cobraban en especies, pero los sofistas cobraban porque vivían de eso.
Lo de la gorra fue lograr un vínculo con la gente distinto a cobrar. Si le cobro no viene, pero yo quiero que mi trabajo valga, pero no quería cobrarlo, por eso trabajo en Secundaria. Y en la calle “a la gorra” significa que si querés ponés y ponés lo que podés. Después le cambié el nombre, ahora la llamo filosofía “a cara de perro”, y empecé a salir por Paysandú, Dolores. En general van jóvenes, están más interesados.

– ¿Y por qué “a cara de perro”?
– Porque me considero un filósofo de una escuela griega que se llamaba “los cínicos”, que viene de “kynikos”. “Kynos” en griego significa perros. Los cínicos estaban en contra de todas las normas, miraban alrededor la pomposidad y el esplendor cultural de Atenas, y decían que era una macana, porque Atenas tenía cerca de cien mil habitantes, las mujeres, los niños, los extranjeros y los esclavos no eran ciudadanos.
Ciudadanos serían apenas unos diez o doce mil, o sea que los que definían todo era menos de un 10%, igual que ahora (risas), entonces ellos decían que era una macana, “levantamos el Partenón para unos dioses que ni siquiera sabemos si existen y para que lo disfruten estos pocos”.
Entonces los cínicos proponían volver a la naturaleza, o sea, vivir con lo mínimo, no acumular, no poseer y tomar ejemplo de los animales, por eso se llamaban cínicos, porque andaban rodeados de perros. El más famoso fue Diógenes, el que vivía en un tonel, que luego el Chavo le copió (risas). Como andaban rodeados de perros, “los perros” les decían, de ahí viene “cínico”. Como siempre luego se degeneró la palabra cínico y hoy significa otra cosa. Pero yo me declaro de esa escuela. Lógicamente que no voy a andar de túnica y viviendo en un barril, pero sí tomar las cuestiones fundamentales que es el desapego, relativizar las normas. Por ejemplo, si no tenía ganas de hablar contigo te lo iba a decir porque no ando con vueltas.

– ¿Eso no le trae problemas?
– Obvio, pero sos más libre. ¿Ir a favor de las normas te trae problemas? No, pero no te hace libre, te hace esclavo de las normas. Tampoco quiere decir que vas contra todas las normas, quiere decir que seleccionás. Obvio que hay normas que hay que cumplir, no se me ocurre ir a trabajar desnudo o ir a pegarle a alguien, son normas y no se me ocurre transgredirlas, no me agregan ni me quitan felicidad.

María del Carmen Arce Pejo y su psicología del “sentir, el pensar y el hacer”
“Es necesario potenciar nuestra capacidad reflexiva”

María del Carmen Arce Pejo es Maestra, Psicóloga Social y Terapeuta Sexual, con muchos años de experiencia y continúa trabajando con los jóvenes en la disciplina “Espacio Adolescente”. Dentro de su filosofía y corriente de pensamiento entiende que es necesario estimular en en el ser humano la capacidad reflexiva, pues por lo general sentimos y actuamos, relegando esa facultad de pensar para poner previamente en la balanza las circunstancias de vida.

“Haciendo una mirada retrospectiva a mi vida personal me he dado cuenta de que he tenido una vida riquísima y muy diversa. El hecho de vivir mi infancia en el medio rural y luego venir a la ciudad, hizo que incorporara muchas realidades de otros mundos.maricha001
Ello influyó también en mi formación, en lo que quería estudiar… siempre traté de elegir lo que a mí me gustaba.
Fui transitando en diferentes caminos que también tiene que ver con esa diversidad” – nos cuenta.
Existen muchos puntos en común que han ido conformando su estilo de vida, que no difieren de su esencia como profesional.

María del Carmen – dentro de su filosofía de vida ha procurado siempre la coherencia en su proceder, tanto en su vida social, personal y profesional.

-¿Qué particularidades
tiene la forma de vida que ha adoptado María del
Carmen?

– “Lo que puedo destacar como punto central de mi esencia es la creatividad y soy muy libre… no sé si es por haber vivido en el campo o por tener unos padres que me fomentaron esa libertad desde muchos aspectos y que después yo la fui siguiendo con normas y con límites pero también en libertad.
A esa coherencia siempre la he buscado y la fortalecí en la Psicología Social, que es el sentir, el pensar y el hacer
Trato siempre de que lo que estoy sintiendo se articule con mi pensamiento y que se vea mi acción. Es una de las cosas más difíciles de lograr, pero siempre me he percatado de que busco que ello se de”.

-¿Podemos decir que es una de las problemáticas que hoy sufre la sociedad, que no existe coherencia en el decir y el hacer?

-”Creo que hoy está faltando mucho el pensar. Sentimos y actuamos rápido… y al no pensar cometemos más errores. Si bien el sentir es muy fidedigno y honesto… a veces necesitamos pensar.
Como sexóloga puedo percibir la forma exponencial en que aumentaron los casos de HIV y el SIDA… si pensamos usamos las medidas de prevención, pero si solo sentimos y actuamos vamos a tomar serios riesgos”.

-A los niños y
adolescentes ¿Se les
enseña a pensar?

-.”En la medida de que no se hacen muchas preguntas… es difícil. ¿Hoy como elaboramos preguntas si está casi todo hecho?
Generalmente consumimos lo que está previamente elaborado.
Muchas veces nos hacen pensar desde lugares que no manifestamos interés y que no se articulan con nuestra edad y realidad”.

-¿Es válido que cada ser humano busque su forma y su propia filosofía de
vivir e interactuar?

-Pienso que sí… es como sucede con las señales de tránsito… uno tiene que tener algo que nos guíe. Si nos manejamos por lugares donde las líneas no están pre establecidas… vamos a la deriva. Tenemos que tener líneas y determinados valores de pensamiento que nos guíen y sustenten”.

¿Por qué estamos como estamos?

-”Considero que estamos en un lugar de tránsito para resurgir… todos los ciclos en la Historia han sido diversos y nuestra vida también.
Hay momentos difíciles y otros más fáciles porque se dan las condiciones, pero estamos transitando un momento muy especial en el sentido de descubrimiento y ello va más para la mujer… nos redescubrimos en algunas cosas para lograr mayor claridad.
La mujer está incursionando en muchas cosas y creo que estamos en esa voirágine, como dijera el Sexólogo Armando Gomensoro… navegando en aguas turbulentas”.
Debemos de munirnos de determinadas herramientas para poder acompasar esas aguas…evitando nadar contra la corriente.

-Desde su experiencia
profesional… ¿Cómo ve posicionadas hoy a las nuevas generaciones?

-”La tecnología está construyendo un ser humano diferente… si bien la esencia es la misma, nos reacomodamos de acuerdo a cada momento histórico que nos moviliza.
Podemos hablar de cambios… pero no de transformaciones.
Aún no se puede hacer una lectura clara de algunos acontecimientos. Estas nuevas generaciones cuidan mucho más al ambiente que nosotros… y tal vez son más honestos en algunas cosas.

¿Qué deberíamos rescatar y desechar como
sociedad?
-”Creo que estamos carentes de límites. Tenemos que buscar una forma efectiva de aplicar límites claros y concretos. Ello me parece puntual.
Por otra parte el valor compartido es fundamental.
Tenemos que proyectarnos a un futuro de una manera más segura”.

Juan Furtado: un vendedor callejero cuya filosofía es la de tirar siempre para adelante
“La calle ha sido la mejor escuela que me ha llevado a templar mi carácter

Juan Furtado (66) reconoce que la filosofía de la calle le ha enseñado prácticamente todo lo que sabe y que si bien la calle “es mala consejera” es la que permite tomar conocimiento de la esencia humana y lleva a templar el carácter. ¿Por qué?… Pues un vendedor callejero se debe a sus clientes y debe aprender a tratar con ellos, a entender sus vericuetos y lograr que la clientela le vaya tomando cariño y sobre todo confianza. Juan aprendió el oficio de albañil, actividad a la que se dedicó durante cuarenta y dos años.
Un accidente lo llevó a que le amputaran una de sus piernas y para poder subsistir recurjuan furtado 001rió a la venta callejera, iniciándose con un capital de apenas mil quinientos pesos.
De acuerdo a lo que nos relató, el Banco de Previsión Social le negó la posibilidad de jubilarse, dado a que uno de sus hijos gana más de tres salarios mínimos.
Fue así entonces que Juan optó por el nuevo medio de vida que le permite sobrevivir, aunque muchas veces tiene que irse a dormir con un vaso con leche y una galleta en el estómago.
Pero nuestro entrevistado no afloja… su filosofía es la de la lucha y de mirar siempre, siempre para adelante.
“Empecé con la venta callejera porque tuve un accidente laboral y me tuvieron que amputar una pierna… al cabo de un tiempo debí ingeniármelas para hacer algo, buscar una alternativa de trabajo puesto que el BPS me niega la jubilación porque mi hijo gana una cantidad equivalente a tres salarios mínimos.
Así que de una forma u otra tuve que buscar una solución. Fue así que arranqué con mil quinientos pesos para comprar y vender mercadería.
¿Y anteriormente a qué se dedicaba?
”A la construcción… con respecto a la gestión frente al BPS tengo que buscar un abogado, pero para hacer ese trámite me cobran cuarenta mil pesos y no tengo esa posibilidad… no está a mi alcance
-¿Cómo es el trato con la gente?
-“No es para nada fácil… siempre he sido un hombre de sí o no, pero me tuve que amoldar a los requerimientos de la gente.
Solía poner la carreta antes de los bueyes y no puede ser”.
Juan Furtado entiende que los años y las circunstancias hicieron cambiar su filosofía y mirada sobre la vida y hacer un poco más contemplativo. El accidente y la pérdida de una de sus extremidades le marcó un antes y un después en su realidad existencial y lo llevó a ver más paciente.
Se dedica a la venta de cuchillos, relojes, radios, lentes y objetos varios. De lunes a viernes vende en las cercanías del diario y los domingos se traslada a la feria ubicada en Plaza de Deportes.
Lo que pensó ni bien se encontró impedido de seguir trabajando en la construcción es que no podía quedarse anclado… tenía que salir adelante a como diera lugar.
“Tengo seis hijos y son todos casados… tuve la mala suerte de perder a mi esposa… vivo con uno de mis hijos pero tengo que seguir luchando. Con mi trabajo la voy llevando. No tengo estudios… solo la escuela de la calle… que enseña muchas cosas… lo cierto es que la gente es complicada y hay que tener cintura para no caer en situaciones de conflicto”.
Dentro de su filosofía de vida, Juan entiende que no es bueno mirar hacia atrás, porque es pasado y lo que sucedió ayer no se puede arreglar hoy.
-¿Cómo es eso de aprender mediante la escuela de la calle?
”Sin lugar a dudas es donde más se aprende… le puedo decir que a la gente la conozco hasta en el andar… en la forma de pararse un hombre me puedo dar cuenta si es bueno o malo. Aprendí a leer y a escribir en la calle y llegué a ser capataz de obras, donde me encargaron a 83 personas. Hay que entender que todas las personas tienen carencias, cuando no es una cosa es otra.
Pero puedo decir que como trabajador siempre estuve bien y alcancé a construir una casa.
Trato de conservar mis cosas para no mal venderlas.
-¿Cómo aprendió a lidiar con la gente?
”Antes simplemente decía… si te gusta bien y si no también… pero luego fui cambiando. Para vender es necesario tener una buena verborragia y tolerar muchas cosas.Hay mucho destrato, porque como nos ven vendiendo en la calle piensan que estamos mendigando y no es así. Hay que adaptarse. Después que viví la experiencia de salud que me marcó, cambié de actitud. Ahora intento cultivar mucho la paciencia, porque vivo de la gente.
Los clientes se quejan por muchas cosas, por el precio… por ésto, por aquello… y si no tenemos paciencia el negocio no funciona.
Hoy estamos viviendo una situación de crisis que me parece que es hasta peor que la del 2002- El tema es que la gente no se da cuenta porque tiene la tarjeta.
Pero es una calesita de la cual es muy difícil salir. Aparte de vendedores tenemos que ser psicólogos.

Delmiro “Coco” Maciel – Bar El Coco
“La experiencia es un peine que nos da la vida cuando nos quedamos calvos”

El Bar El Coco es un tradicional punto de encuentro céntrico, en el que transitan desde profesionales, empresarios, trabajadores, gente de paso y los habitué o “parroquianos”, quienes día a día intercambian pareceres sobre los más diversos temas. Su dueño, “Coco”, es quien se encarga de comenzar, por lo generar, tertulias que pueden durar apenas 5 minutos, como muchos más. Con él dialogó EL PUEBLO, percibiéndose en la entrevista, una vasta trayectoria de mostrador, que se transformó, según sus palabras, en una “filosofía de vida”.
¿Cuántos años de bar?INFORME Bar El Coco
Casi 47 años como patrón; porque trabajé, también, de empleado, detrás del mostrador.
¿Muchas vivencias y experiencias adquiridas?
Todos los días se aprende algo nuevo, desde el principio, desde la escuela. Y, uno va tomando lo que cree que le sirve, de acuerdo a las opiniones de grandes maestros, y me refiero, con grandes maestros, a los que están con uno, por ejemplo, al maestro de 6to, quien cuando iba a terminar la escuela me preguntó si iba a seguir estudiando, y le dije que ya estaba trabajando con 12 años, y me contestó que era una lástima, porque había tenido una buena escolaridad y podía llegar a tener una profesión, un oficio. Le manifesté que me gustaba la mecánica pero que, necesitábamos trabajar, por lo que no seguiría estudiando. Entonces, ese gran maestro, que fue don Ariel Crescionini, me dijo, mirá, te quiero mucho, pero te voy a decir algo, siempre tomá el camino recto, es el más corto y, aunque cueste, es el más fácil de llegar. Y, así, fui aprendiendo una filosofía de vida de un gran maestro.
Ha visto, percibido y hablado con todo tipo de “parroquiano”; en tal sentido, ¿qué significa para usted la llamada “filosofía de mostrador”?
A veces, hay gente que se viene a tomar una grapita y se abre, por algún asunto que para él, es un problema. Y uno, trata, más hoy, que con los años va tomando experiencia, de sobrellevar y dar un espaldarazo de la mejor manera.
Tengo un concepto de la experiencia que es la que dijo Ringo, que es “un peine que nos da la vida cuando nos quedamos calvos”. Pero, mucha gente con menos edad, o a veces menos trayectoria, digamos, pública, de contacto con todo tipo de gente, no debe de perder de vista que, hay problemas que son solucionables y no son problemas; y, el problema que no es solucionable, el mejor camino a seguir es, precisamente, buscar otro camino y no tratar de solucionar algo que es insolucionable. Siempre, teniendo como base la versión que nos dan.
También, se charlan de distintas cosas, como del trabajo, del por qué le fue bien o mal a alguno, y de diversos temas de los cuales uno va aprendiendo, lo que permite ir moldeando la existencia personal, tomando filosofías de vida de otros, que ayudan a no cometer los errores que ellos cometieron, o, acertar en los aciertos que otros tuvieron, para tener una vida más cómoda, con menos problemas.
Una vez escuché a alguien decir acá en el mostrador del bar que, la vida tiene pilares: oportunidad, constancia, elección y trabajar todos los días que se come y gastar menos de lo que se gana. Es una filosofía de vida que, para una manera de pensar, le da espacio, tranquilidad, si uno no tiene sueños impagables, no.
Entonces, el aprendizaje que uno tiene en el día a día, lo va formando como persona, permitiéndole ver por dónde seguir, por qué atajo llegar más rápido y mejor. Es una filosofía de la cual siempre he tomado la parte práctica; la parte difícil, siempre la dejé de lado. Porque, hay filosofía fácil y capaz para hacer dinero, pero, tiene sus vericuetos y complicaciones, entonces, hay un camino fácil que es el del vuelo rasante, pero, siempre seguir volando, seguir ascendiendo; en cambio, el vuelo vertical tiene la gran posibilidad de darse vuelta.
Se dice, por ejemplo, que las Universidades forman técnicos y no personas; ¿el mostrador, sí lo hace?
La Universidad se nutre de todo tipo de persona; es decir que, ahí hay personas a las que la Universidad no las va a doblegar y, a otras, sin lugar a dudas, que les va a inculcar conocimientos técnicos y científicos, y pueden seguir siendo, por ejemplo, personas no educadas, sino, muy instruidas. Porque cuando uno ve, por ejemplo, a un profesional que llega y no saluda o, a veces, no contesta un saludo, estamos frente a una persona muy instruida, con título, pero, no es una persona educada. No es lo misma ser instruido que educado.
Ahora, la Universidad, por lo general, moldea muchísimo, da conocimiento, y, realza los parámetros para llevar adelante; que se los cumpla o no, es otra cosa. Para mí la Universidad es algo muy positivo.
¿Todo tiempo pasado es mejor?
No. De ninguna manera. Un ejemplo; la gente de hoy, no conoce la pobreza. Porque usted habla con una persona que se considera muy pobre, como le dicen ahora, carenciados, para mí son carentes; quienes dicen que no tienen qué comer, pero, gastan 100 pesos por día en el celular o lo cambian cada uno o dos años. Antes, había pobreza.
En las escuelas, se servía un ensopado, salvo un jueves, por ejemplo, que había tallarines; hoy, se sirve en las escuelas un menú balanceado.
Hoy, usted toca un botón y se enciende la luz; antes, el 50 o el 60% de la población, se alumbraba con las famosas curuyas, velas o faroles a queroseno; en las camas de los pobres habían pulgas y chinches, y en las casas pisos de tierra. En la actualidad, mucha gente, no es pobre por el medio en el que vive, sino que mucha gente paga para ser pobre; porque muchas veces usted no entiende como hay gente que está muy bien empleada, me refiero al sueldo que recibe, y está más endeudada que el que gana una quinta o sexta parte. Ahí se entiende que, esa persona paga para ser pobre, porque, si gana muy bien y continúa con estrechez…
Hoy, la pobreza, no se conoce. Pobreza era la de antes: chapas de cartón, techos de paja, paredes de barro y sarandí, de junco. La gente pobre antes, iba a las iglesias a recolectar ropa usada que venía de otros países de mejor estado económico que el nuestro; había alimentos semi quemados, a veces húmedos, en estados que hoy, jamás permitirían consumir, y, sin embargo, la gente recibía eso como donación. Yo, que nací antes del 50, le puedo decir que, por tener un puchero en una olla, ya dejaba de ser pobre; hoy, eso, ya ni se conoce.
Antes, la gente consumía harina de maíz, zapallo, boniato; hoy, milanesa, chivito, hamburguesa. Es decir, qué vamos a hablar de pobreza; pobreza como la de antes no existe, por lo tanto, no podemos decir que todo tiempo fue mejor.
El ser humano, ¿se dedica más al aparentar o al ser?
Hay de los dos. La gente que tiene, o que llega a un determinado nivel, ahorrando, por ejemplo a la edad madura, cómodo económicamente hablando, es un tipo; y, hay otro tipo de persona que, cola ve y cola quiere, entonces, a ese tipo de persona, no hay dinero que le alcance. El que vive con 10, vive con 20, vive con 30; pero, el que no vive con 50, no vive con 100. Repito, trabajar todos los días que se come, gastar menos de lo que se gana, es fácil.
¿Es optimista con el Uruguay del mañana?
No. Tiene que haber un cambio. Tiene que haber un cambio total de mentalidad y poner gente capacitada para gobernar. No digo que todos los gobernantes tienen que tener un título, de ninguna manera, pero, tienen que ser personas que han demostrado en la vida real, que tiene su valía. Es decir, de alguien que nació junto a un horno de ladrillo o vendía maní, y logró hacerse una casita, mandar a estudiar a su hijo, esa es una persona que tuvo cierto criterio para manejar lo poco que tuvo. Pero, al poner, por ejemplo, gente con títulos que no existieron y nunca van a existir, a manejar un negocio, cuando nunca han manejado ni siquiera un kiosco, es muy difícil conseguir resultados. Además, yo pienso que una persona común y corriente, tiene un pensamiento progresista, cuando invierte para bien; es decir, si busca hacer un negocio, que trate que, por lo menos, los números le den resultado. No hay que comprometer la prosperidad del futuro.
¿La humanidad ha evolucionado, ha cambiado o ha persistido?
Creo que ha evolucionado. En todo sentido. Socialmente, económicamente y técnicamente.

Roberto Luis Agulla López – Docente y autodidacta
“En el árbol de la filosofía, creo que la rama de los valores está muy alta; es bravo trepar hasta allá”

Nuestro entrevistado se considera un audaz, aunque nos atrevemos a catalogarlo de autodidacta. Docente, eterno estudiante y sincero pensador social, quizás por su paso por la Facultad de Humanidades, plantea una concepción de la realidad sumamente particular y, por supuesto, interesante. EL PUEBLO dialogó con Roberto Luis Agulla López, con quien, mate de por medio, compartimos un grato momento que compartimos con ustedes.
¿Cuántos años en la
docencia?
En realidad, de docencia estricta, en el entendido de la enseñanza de los contenidos de los programas, no fue tan así; sí, hubo mucho tiempo de aula, con una especie de estudio dirigido, controlado, porque, los gurises, si pueden no estudiar, no estudian. Por lo general, a los gurises debe no gustarles el estudiar, por lo menos hasta la Universidad. Incluso, en la Universidad, en la que estudié, tuvo la posibilidad de tener un grupo bárbaro de compañeros, donde pude comprobar que, el quiebre, se da en cuarto año. El qINFORME Roberto Agullauiebre de la recta final, donde se dice, bueno, ahora largo; hasta tercer año, hay un cierto “hamacarse”. Pero sí, en la docencia fueron seis años de muchas horas aula, donde vi pasar, por suerte, a dos generaciones completas de muchachos que ingresaron a primero del liceo y salieron de sexto del liceo, y, eso, teniendo un promedio de haber estado hasta 7 horas por día en las aulas, enseña mucho, me enseñó mucho, más de lo que pude enseñar yo.
Me habla por lo tanto del educador que aprende del educando; ¿eso puede constituirse en una filosofía de vida?
Yo creo que la reverencialidad, no es muy buena en ningún nivel. El que alguien, en el campo cognitivo, más allá del bien y del mal, no es bueno. Además, tenemos un alto grado de imperfección cognitiva, todos; y ni que hablar de un altísimo grado de imperfección ética. Yo creo que eso, es lo que hermana a todos los hombres del mundo, no hay vuelta. No importa la culturalidad, la complejización histórica, la civilización de la cual se trate. Pongo un ejemplo, mis asesores, en el buen sentido, de primaria, son maestras jóvenes de 27 o 28 años; mi asesora de historia, tiene 23 años. Es buena cosa ver las nuevas visiones. A veces para coincidir, a veces para discrepar. Creo que los que alguna vez practicamos horas aula, aprendemos después, a la distancia. Con la contemplación de la distancia, no como la de los viejos griegos que, mirando el cielo sacaban un montón de conclusiones, claro está.
¿Muchos sostienen que todo tiempo pasado fue mejor; es conciliable el ayer con el hoy?
A ver. Hablo, en este caso, metafóricamente, con cierto riesgo, de que los Espectros de Hirsing, no se van así nomás. Es muy difícil que se vayan. Por eso, sostengo que, el cambio, del que se llegó a decir que es lo único cierto, se construye desde la permanencia. Yo me he dado cuenta que he cambiado, porque hay cosas que permanece; y, usted, se dará cuenta que ha cambiado y que seguirá cambiando, porque hay cosas que permanecen. Entonces, creo que todo tiempo pasado fue mejor, porque, éramos mejores de lo que somos ahora. A mí me parece que es así. O, por lo menos, sentimos que éramos mejores antes, de lo que somos ahora. Yo no sé si los años, si la gerantocracia, si la experiencia, por ejemplo, no calcifica las orejas; no lo sé. Hay que tener cuidado.
¿Puede ser que el ser humano le tenga miedo al porvenir, a lo que vendrá?
Mi relacionamiento con el mundo exterior, no va más allá de un mes. Yo no tengo capacidad de planificación, así que no puedo opinar con certidumbre sobre eso, porque opino desde la incertidumbre, que es lo que sé. Y, es muy bueno saber lo que no se sabe. O, lo que llamo, la retroalimentación de la propia ignorancia. Es bárbaro saber cuan poco sabemos, cuan prescindibles somos. El síndrome de la imprescindibilidad, ha costado mucho. La florisanchización del país, que dejó cosas buenas, no sé si fue del todo buena. Por supuesto que, no fue la voluntad de Florencia Sánchez, quien no pensó en eso, el escribía. Lo que sucedió después, fue la interpretación.
Ese Uruguay de “M´hijo el doctor”, ¿evolucionó, cambió o ha persistido?
Yo creo que ha cambiado. En general, los cambios para mal, en la historia, se perciben con cierta facilidad, en 15 o 20 años. Estoy convencido que se cambia para bien. Es decir, hay cambios que hicieron las cosas bien. Fue necesario, como dice Barrán, un disciplinamiento; eso llevó a que, el hombre libertario que no conocía horizonte un día se encontrara con un alambrado de siete hilos; fue necesaria la construcción vareliana de un disciplinamiento. Esa primera generación vareliana, a los 25 años, encontró a un José Batlle y Ordóñez en la presidencia. Esa población, era diferente a la anterior, venía con una formación y tenía 25 años, o lo que se considera una generación a nivel aleatorio. A la vez, el Uruguay, construyó la exégesis del héroe, lo cual es necesario, la conformación del símbolo, lo que se da en todas las culturas. Tras un siglo complicado, como fue el XX, se fue cambiando, pero, de manera lenta, como se deben de dar los cambios. Progresiva, continua, pero lentamente. Transformaciones bruscas como la que hubo en la década del 80 a nivel mundial con la tecnología, que llevó a decir a un japonés que era el fin de las ideologías, esa fue una explosión que trajo cosas bravas. Cambió la cultura del trabajo y la desaparición de muchos oficios. En fin. Es una cuestión pendular. Uruguay se manejó con el crecimiento de un lado, y, con el otro país que, poco a poco, desde un control social que de ser difuso pasó a ser institucionalizado, fue cambiando, de manera lenta y, por lo tanto, buena, necesaria.
Usted que es un autodidacta, ¿considera que el Siglo XXI será el del ser o el del deber ser?
Más que autodidacta, diría audaz. En cuanto a la pregunta, mantengo y defiendo la existencia del deber ser. Ahora, soy de los que se inclinan a creer que, a medida que el consumismo siga creciendo en proporción geométrica, todos vamos a desandar el mundo del ser, decididamente.
Si usted pone tres sendas en el mundo del ser, donde podamos caminar por lo que queremos hacer, lo que podemos hacer y lo que debemos hacer, yo creo que la senda del debemos hacer, estaría casi desierta.
¿Por qué cuesta tanto tomar esa senda?
Los principios deben de ser muy elevados y así les podemos pasar por abajo.
Es decir, vivir conformes a una construcción de valores, es realmente difícil, para todos. Si en algún momento cada uno de nosotros nos miramos al espejo, éste nos gana, esa “entrañable mirada al espejo”, de la que hablaba Benedetti.
No sé si es fácil aguantar la mirada del espejo. Creo que es más fácil apostar a eso, a la vejez los grandes vicios, que a la vejez las grandes virtudes. En el árbol de la filosofía, creo que la rama de los valores está muy alta; es bravo trepar hasta allá.

 

 

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