En muchos años es la primera vez que escuchamos algo razonable en relación al agua termal, uno de los recursos naturales de esta bendita tierra naranjera.
El agua termal hasta el día de hoy lo que hemos escuchado se ha limitado a determinar la existencia y las reservas de agua, estableciendo condiciones para que la explotación se hiciera organizadamente, esto es que una perforación no influya sobre otra ya existente.
Vale decir que siempre se ha obrado como si la surgente fuera inacabable. Craso error porque todos los estudios conocidos señalan que el acuífero no es más que una reserva de agua de lluvia contenida en el basalto o la arenisca existente en las profundidades, que se recarga en determinadas zonas de la superficie.
Significa que no se trata de un recurso infinito, que las posibilidades de explotación tienen límites, a riesgo de quedarse sin el recurso. Las temperaturas y la fricción cuando se las extrae a veces a más de mil metros de profundidad, explica la temperatura.
Cuando vemos como se lo explota e incluso se derrocha en estos momentos nos tememos que llegue el momento que quedemos sin el recurso. El agua termal no es más que agua de lluvia almacenada a determinada profundidad y determinadas condiciones.
Este como todos los acuíferos no existen en la naturaleza, sino que se forman del agua de lluvia, agua dulce que de tanto en tanto riega la superficie.
Hoy se están anunciando nuevos planes para la explotación del agua termal en la región. Bienvenidos esos planes si se basan en el conocimiento científico. Vale decir que la explotación no exceda las posibilidades propias del acuífero poniendo en riesgo su propia subsistencia.
En este contexto nos gustaría saber cuánto más se está explotando el acuífero hoy que en décadas pasadas, cuando no había termas en el cinturón del litoral argentino, no estaban las termas de Salto Grande ni las de San Nicanor, por ejemplo.
A nuestro entender, existen aún muchas posibilidades de explotación no sólo del agua termal sino de los entornos en que existen cada uno.
Hoy existen condiciones para contar con la debida autorización antes de proceder a una perforación termal, pero estas condiciones son básicamente de distancia entre una nueva perforación y otra ya existente, pero a nuestro entender no son suficientes.
Lo fundamental es saber cuánta explotación soporta el acuífero termal sin ver afectada su subsistencia. Esta es la cuestión y no debería manejarse con un criterio comercial (como se hace actualmente) sino con un fin social, que permitiera beneficios para la mayor parte de la población regional al menos.
A.R.D.
Explotar sin agotar el recurso
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