La gente no se frena por más 200 pesos que sean
Cuando restaban 20 minutos para la finalización del partido entre Ferro Carril y River Plate, la Tribuna del Este «Es. Fernando Irazoqui» poblada en un 90%. Había que hablar de unas 800 personas. Y restaba la llegada del grueso de la hinchada de Gladiador.
En la Tribuna España, un 75% cubierta. No hay caso. La liguilla en el fútbol de la «A», suele tener su embrujo propio. Guarda una similitud con la edición 2013, en la que el promedio por fecha en la venta fue de 2.900 y con una recaudación total de 100 mil dólares en cinco fechas.
Lo del domingo en el Dickinson, fue la renovada versión de la locura liguillera. Ahora en el horizonte con una situación de hecho; no se pueden jugar dos partidos en una misma noche, atento a la explicación que se aporta en la nota de cabezal de página.

Es el impacto que produce el fútbol salteño, con el aficionado que parece al margen del incremento en el valor de la entrada. 200 pesos sin más vueltas y no le importó. No le incide. Fue igual. Tampoco le trascendió que el domingo no funcionara ninguna línea de ómnibus: allá fue igual. No hay freno posible. ¿Y qué estrategia se hubiese aplicado a la hora de fijación, si por ejemplo Ceibal o Salto Nuevo clasificaban?
De lo que no hay dudas es que más allá de determinados vaivenes y oscilaciones, el fútbol salteño prolonga su propia, inevitable y fermental llamarada. A las pruebas habría que remitirse.