Ese eterno sembrador de la ternura humana

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    “Aunque hace años que no los tengo muy cerca, los niños del baby fútbol, siempre están en mi. Fueron mi mundo, ¿no?.. Bueno, pero la verdad?…siguen siendo mi mundo. Con ellos fui feliz. El haber sido parte de aquellos tiempos, fue un regalo de la vida”.
    **********
    Porque no ha sido Alfredo Honsi. Ni siquiera Alfredo. Fue Alfredito.
    Es Alfredito, y lo será siempre, a despecho de ese amanecer de ayer lunes, cuando su corazón reclamó una tregua, después de haber querido tanto, el milagro llamado vida…
    Más de 90 años. Mucho más allá de los 90. Hasta en eso de edad, soltaba su ocurrencia, “porque un día yo nací, pero me inscribieron después en el registro. Ahhh… pero que importa cuántos tengo, si yo me siento como me siento?. Aprendí a sentirme bien con mis cosas de todos los días. Con mis recuerdos, con mis hijos, con mis nietos, con la familia..Y los niños siempre, ¿no? Los niños de antes que al paso de los años los descubro como hombres que son. Esa es una alegría…esa es mi alegría”.
    CON LA AVENTURA DE
    LA PRIMERA GAMBETA
    Las palabras que abren heridas y las palabras que abren caminos.
    Alfredito optó por esa segunda y humana opción. Entonces, fue el vecino empresario de la Zona Este, con su parrillada, casi un bastión de los afectos compartidos y de los sentimientos aflorando.
    Para que después, se acentuara su pasión por el Baby Fútbol, germinando en los patios del CRES, los Mundialitos que la historia no archiva, para que los más gurises, supieran la aventura de la primera gambeta.
    O aquel primer gol, con una carcajada cómplice, y enarbolando los primeros candorosos sueños por el fútbol.
    Alfredito además, de los encuentros en su casa de la calle Agraciada frente a la Plaza de Deportes, con Juan López, el DT campeón con Uruguay en aquel Maracanazo épico e irrepetible. Juan le concedió a Alfredito, el bautismo de “El Patriarca”.
    Los años 70 sobre todo, cuando el baby en Salto, acunaba las primeras lecciones revolucionarias del Prof. Harley Lizcano. Después, la suma de Roberto Campos, del “Chumbo” De Souza, de los Galvalisi…y de tantos.
    Alfredo se convertía en eje de toda una encendida exposición colectiva, para que a través del Baby Fútbol, los niños se socializaran, expulsando la tendencia individualista.
    Creando tiempos afines, comunes, compartidos, solidarios.
    Con la pelota siempre…¿no es cierto Alfredito?
    Aventuras al cabo, de aquella primera gambeta…
    POR ESO DE LA TERNURA
    ¿Cuántas miradas cargadas de mansedumbre y paz como la de Alfredito?
    ¿Cuántos silencios se propuso en el tiempo, porque los silencios también enseñan?
    Porque si existe un vocablo que sintetiza a Alfredito, es ese: ternura.
    En los últimos años, más que nunca, la ternura humana desde él, para que la siembra no sepa de pausas y la calidez de su solcito, no deje de iluminar la vida…
    Con aquella mirada siempre.
    Con sus pasitos cansinos.
    Con el amor de padre. Con el amor de abuelo.
    Con su colección de sentimientos a cuesta, de tanta vida generosamente vivida.
    Con su memoria sin traiciones, para que cada capítulo no deje de ser parte de su universo.
    El universo que más quiso: el de tantos niños jugando y sin que la pelota dividiera sueños. Más bien que los juntase.
    Más bien que todos fuesen, pletóricos cultores del nuevo desepertar.
    Y en ese más allá, es seguro que Alfredito prolongará la misión. O la siembra desde la ternura.
    Desde su silencio.
    Desde su paz.
    Desde su mansedumbre.
    Desde su ser.
    En tanto nos quedará siempre….aquella su mirada.
    La de Alfredito. Aquel sembrador, sembrando.
    Y para que las palabras…no dejen de abrir caminos.
    Con una pelota en danza y la primera aventura de una gambeta.
    Allá en los patios del CRES, como aquellas tantas veces…y no lo dudes Alfredito, será en honor a vos.
    Y con tu mirada…siempre.
    Siempre.
    -ELEAZAR JOSÉ SILVA-

    “Aunque hace años que no los tengo muy cerca, los niños del baby fútbol, siempre están en mi. Fueron mi mundo, ¿no?.. Bueno, pero la verdad?…siguen siendo mi mundo. Con ellos fui feliz. El haber sido parte de aquellos tiempos, fue un regalo de la vida”.

    Porque no ha sido Alfredo Honsi. Ni siquiera Alfredo. Fue Alfredito.

    Es Alfredito, y lo será siempre, a despecho de ese amanecer de ayer lunes, cuando su corazón reclamó una tregua, después de haber querido tanto, el milagro llamado vida…

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    Más de 90 años. Mucho más allá de los 90. Hasta en eso de edad, soltaba su ocurrencia, “porque un día yo nací, pero me inscribieron después en el registro. Ahhh… pero que importa cuántos tengo, si yo me siento como me siento?. Aprendí a sentirme bien con mis cosas de todos los días. Con mis recuerdos, con mis hijos, con mis nietos, con la familia..Y los niños siempre, ¿no? Los niños de antes que al paso de los años los descubro como hombres que son. Esa es una alegría…esa es mi alegría”.

    CON LA AVENTURA DE LA PRIMERA GAMBETA

    Las palabras que abren heridas y las palabras que abren caminos.

    Alfredito optó por esa segunda y humana opción. Entonces, fue el vecino empresario de la Zona Este, con su parrillada, casi un bastión de los afectos compartidos y de los sentimientos aflorando.

    Para que después, se acentuara su pasión por el Baby Fútbol, germinando en los patios del CRES, los Mundialitos que la historia no archiva, para que los más gurises, supieran la aventura de la primera gambeta.

    O aquel primer gol, con una carcajada cómplice, y enarbolando los primeros candorosos sueños por el fútbol.

    Alfredito además, de los encuentros en su casa de la calle Agraciada frente a la Plaza de Deportes, con Juan López, el DT campeón con Uruguay en aquel Maracanazo épico e irrepetible. Juan le concedió a Alfredito, el bautismo de “El Patriarca”.

    Los años 70 sobre todo, cuando el baby en Salto, acunaba las primeras lecciones revolucionarias del Prof. Harley Lizcano. Después, la suma de Roberto Campos, del “Chumbo” De Souza, de los Galvalisi…y de tantos.

    Alfredo se convertía en eje de toda una encendida exposición colectiva, para que a través del Baby Fútbol, los niños se socializaran, expulsando la tendencia individualista.

    Creando tiempos afines, comunes, compartidos, solidarios.

    Con la pelota siempre…¿no es cierto Alfredito?

    Aventuras al cabo, de aquella primera gambeta…

    POR ESO DE LA TERNURA

    ¿Cuántas miradas cargadas de mansedumbre y paz como la de Alfredito?

    ¿Cuántos silencios se propuso en el tiempo, porque los silencios también enseñan?

    Porque si existe un vocablo que sintetiza a Alfredito, es ese: ternura.

    En los últimos años, más que nunca, la ternura humana desde él, para que la siembra no sepa de pausas y la calidez de su solcito, no deje de iluminar la vida…

    Con aquella mirada siempre.

    Con sus pasitos cansinos.

    Con el amor de padre. Con el amor de abuelo.

    Con su colección de sentimientos a cuesta, de tanta vida generosamente vivida.

    Con su memoria sin traiciones, para que cada capítulo no deje de ser parte de su universo.

    El universo que más quiso: el de tantos niños jugando y sin que la pelota dividiera sueños. Más bien que los juntase.

    Más bien que todos fuesen, pletóricos cultores del nuevo desepertar.

    Y en ese más allá, es seguro que Alfredito prolongará la misión. O la siembra desde la ternura.

    Desde su silencio.

    Desde su paz.

    Desde su mansedumbre.

    Desde su ser.

    En tanto nos quedará siempre….aquella su mirada.

    La de Alfredito. Aquel sembrador, sembrando.

    Y para que las palabras…no dejen de abrir caminos.

    Con una pelota en danza y la primera aventura de una gambeta.

    Allá en los patios del CRES, como aquellas tantas veces…y no lo dudes Alfredito, será en honor a vos.

    Y con tu mirada…siempre.

    Siempre.

    -ELEAZAR JOSÉ SILVA-
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