ías pasados estuvo en nuestra ciudad el Dr. Ariel Cuadro, doctorado en psicología, director del Departamento de Neurocognición y referente en el área educativa, que llegó hasta el Campus Salto de la Universidad Católica para brindar una charla sobre el “aprendizaje de la lectura y sus dificultades: perspectiva actual de la dislexia”. Con él dialogó EL PUEBLO.
– Comencemos por definir qué es la dislexia.
– Es una dificultad que es específica del aprendizaje en la medida que es una dificultad para un conjunto de habilidades del aprendizaje como es el lenguaje escrito, pero no necesariamente es una dificultad que tenga que ver con otro tipo de trastornos previos que expliquen las dificultades en el lenguaje escrito. Hay muchos trastornos que en sí mismo también pueden tener dificultades en el lenguaje escrito, pero la dislexia es una dificultad específica del lenguaje escrito, que no se corresponde con una dificultad de otro tipo o no es consecuencia de otra dificultad. Es una dificultad específica de origen neurobiológico que lo que hace es que el individuo tenga dificultades para acceder al código escrito. Eso se va a ver en la lectura y también en la escritura, particularmente en lo que hace a la ortografía, y en el caso nuestro, ortografía de palabras inconsistentes u otro tipo de errores como omisiones, sustituciones, alteraciones cuando se escribe, etcétera.
– ¿Hay distintos tipo de dislexia?
– Eso es algo que se ha discutido mucho. En la actualidad, la tendencia es más bien a pensar en el caso de lo que se llama la dislexia evolutiva, o sea, aquella persona que tiene dificultades desde el inicio para poder acceder al código escrito, que más bien la tipología responde al grado de severidad de la dislexia. O sea, tendríamos disléxicos más severos y menos severos.
– ¿Podríamos encontrarnos con personas con dislexia que tuviesen inconvenientes en ubicarse geográficamente en un lugar?
– No necesariamente. Hay algunas características que se han encontrado en disléxicos, o sea, todos los disléxicos tienen un déficit a nivel de la fonología en el campo del lenguaje, pero es cierto que en algunos disléxicos además se han encontrado otro tipo de características, que no son comunes a todos los disléxicos. Por ejemplo, en algunos disléxicos se ha encontrado dificultades a nivel de todo lo que son los automatismos. Otros presentan ciertas dificultades en algún tipo de movimiento. En otros casos, se ha encontrado ciertas dificultades del punto de vista visual, algunos han señalado simples dificultades en lo que tiene que ver con la organización temporal, pero no es una característica común de los disléxicos. Ahora bien, no se sabe si eso es producto de la dislexia o por las características del propio sujeto o por otro tipo de dificultades o trastornos que de algún modo se dan en forma comorbil con la dislexia. Así como se ha encontrado una alta comorbilidad entre la dislexia y la discalculia, por ejemplo, que se habla a veces de que hay hasta un 30% de comorbilidad, bueno, que algunos otros disléxicos tengan algún otro trastorno, no porque sea causa de la dislexia sino que esté también en ese sujeto otro tipo de trastorno. De todas maneras, lo que sí es común a todos los disléxicos es el déficit fonológico.
– ¿A qué edad se detecta la dislexia?
– La dislexia como es una dificultad en el lenguaje escrito, tradicionalmente se decía que el diagnóstico se puede dar una vez que se ha enseñado a leer y a escribir. Si la persona que debería haber aprendido a leer y a escribir tiene dificultades, entonces estamos frente a un disléxico. Por eso normalmente se asociaba a 3° o 4° año de escuela porque se suponía que a esa altura ya debería haber aprendido, y si no lo hizo, entonces estamos frente a una dificultad. Hoy conocemos más el tema de la dislexia, por lo que conocemos cuáles son algunos predictores o indicadores tempranos de la dislexia o de una posible dificultad. En ese sentido, por ejemplo sabemos que como es un déficit a nivel de la fonología, hay formas de evaluar la fonología a edades tempranas que nos permiten predecir una posible dificultad años posteriores. Entonces, en vez de abordar cuando la dificultad está instalada, podemos ya intervenir cuando la dificultad se empieza a prever.
Por otro lado, tiene un componente hereditario muy grande, así que uno también, en función de eso, si es de una familia de disléxicos, sabemos que teniendo una familia de disléxicos y observando cierta dificultad a nivel de la fonología, puede ser ya un indicador claro de posible dificultad específica como la dislexia.
– ¿La dislexia tiene cura?
– No, pero cuanto más temprano se detecta o de algún modo se comienza a predecir una posible dificultad y se interviene, los efectos y resultados serán mejores.
– ¿Y eso a qué lleva? ¿A suplir lo que le falta a través de un tratamiento?
– Minimiza los efectos. Lo que ocurre es que de algún modo, el disléxico con lo que se va a encontrar es una dificultad al leer las palabras tanto en la precisión como en la velocidad con la que hay que leerlas. Entonces, cuando se interviene tempranamente, de algún modo se minimizan esos efectos y el chico puede llegar a tener una lectura más precisa y veloz que si no se hubiese intervenido, y eso lo que le permite es tener un mejor acceso a la palabra escrita, que es la dificultad que tienen los disléxicos a la hora de acceder a la palabra para leerla.
– ¿Hay algún tipo de anteojos especiales para disléxicos?
– En Uruguay se ofreció hace muchos años. Apareció por la década de los 80 en otros países. Tuvo su venta en Australia, donde se originó, luego en Inglaterra y otros países. Luego salió suficiente información para decir que no tenían un efecto en sí mismo hacia la dislexia. Volvieron a aparecer hace unos años a la venta, pero lo que hay que entender es que la dislexia no es une, los efectos y resultados serán mejores.
– ¿Y eso a qué lleva? ¿A suplir lo que le falta a través de un tratamiento?
– Minimiza los efectos. Lo que ocurre es que de algún modo, el disléxico con lo que se va a encontrar es una dificultad al leer las palabras tanto en la precisión como en la velocidad con la que hay que leerlas. Entonces, cuando se interviene tempranamente, de algún modo se minimizan esos efectos y el chico puede llegar a tener una lectura más precisa y veloz que si no se hubiese intervenido, y eso lo que le permite es tener un mejor acceso a la palabra escrita, que es la dificultad que tienen los disléxicos a la hora de acceder a la palabra para leerla.
– ¿Hay algún tipo de anteojos especiales para disléxicos?
– En Uruguay se ofreció hace muchos años. Apareció por la década de los 80 en otros países. Tuvo su venta en Australia, donde se originó, luego en Inglaterra y otros países. Luego salió suficiente información para decir que no tenían un efecto en sí mismo hacia la dislexia. Volvieron a aparecer hace unos años a la venta, pero lo que hay que entender es que la dislexia no es un problema visual, es un problema fonológico, lingüístico. Entonces, ningún tipo de mediación que sea visual va a responder a un problema que no corresponde a un problema visual. No es que los disléxicos tengan un problema a la hora de dar las palabras o con las letras, no es un problema visual, eso está más que corroborado desde el punto de vista de los estudios, en términos generales.
– Sacando los casos de diagnósticos tempranos, ¿recién podría detectarse la dificultad en la escuela por los maestros? Los maestros, ¿están preparados?
– Esto es como todo, hay maestros más capacitados y menos capacitados. Yo creo que hay muchos maestros que muestran claramente una preocupación por formarse más en esto. Hay que estar atentos ya en los primeros niveles, porque cuanto antes se empiece a detectar la dificultad persistente de un niño para poder, por ejemplo, manejar el principio alfabético al final de cinco años o inicio de 1°, cuando se observe esa dificultad de no poder reconocer las letras y su sonido, y luego por supuesto haya una dificultad más persistente para poder leer una palabra, en esos casos conviene estar siempre en alerta, y cuanto más tempranamente se derive y se intervenga es mejor, porque la dislexia es una dificultad muy resistente a las intervenciones, y cuando uno interviene, en el mejor de los casos, si el chico responde, quedamos todos tranquilos. Y si no responde como queremos que responda, nos estará indicando que hay una dificultad persistente, y por tanto, cuánto antes comencemos a intervenir, mejor.
– Estas nuevas generaciones no logran enfrentar debidamente las frustraciones, ¿podría llevar a algún episodio de depresión en los chicos al verse con esa patología? ¿Tendría que tener también una atención psicológica?
– Por eso también es importante la intervención temprana, porque los costos de fracaso escolar y demás son menores. Siempre que la dificultad está instalada, está todo lo que es la experiencia del fracaso sucesivo de un aprendizaje que en la mayoría de los chicos pueden ir adquiriendo. Así que, eso sin duda genera mucha sensación de fracaso, y que predispone al fracaso escolar, porque al final sienten que no pueden. No hay que olvidarse que el lenguaje escrito sustituye uno de los instrumentos principales de los aprendizajes a nivel educativo. O sea, tener una dificultad en el lenguaje escrito es tener dificultad en uno de los principales instrumentos que tenemos de aprendizaje. Y donde además tiene un efecto en todo lo que son las demás áreas de formación a nivel escolar. Así que el que tiene esa dificultad está enfrentado cotidianamente a una sensación de fracaso y de frustración, porque hace el esfuerzo y no consigue los resultados que quiere.
Evidentemente, en la medida que va pasando el tiempo y el chico no recibe ayuda o medios para enfrentar eso, bueno, predispone si a una situación de fracaso y frustración que sin duda puede afectar claramente componentes del punto de vista del desarrollo emocional y muchas veces eso supone la necesidad de tener cierto apoyo o contar con lo que es la participación de terapeutas o psicólogos que atiendan en particular aspectos que se han visto afectados desde el punto de vista emocional o afectivo por la propia dificultad.
– ¿El objeto de su charla entonces?
– De lo que voy a hablar, precisamente, es de tratar de entender a la dislexia como se la ve en la actualidad, en qué consiste esa dificultad. Pero para poder entender eso, también hay que entender primero en qué consiste el lenguaje escrito, qué significa aprender a leer. Entonces, voy a focalizar primero en qué significa aprender a leer y qué supone el aprendizaje de la lectura para luego emprender qué es lo que le está pasando a un disléxico, y finalmente dar algunas estrategias de intervención que podrían ser de ayuda para una intervención en chicos disléxicos, tanto a nivel de los profesionales, como los psicopedagogos particularmente, como también el apoyo que se puede dar a nivel de maestros o de la propia familia para contribuir en tratar de mejorar la dificultad.
– Está claro que la dislexia no es el fin del mundo porque hoy conocemos a destacadas figuras de la cultura, el arte, la literatura y el cine, por ejemplo, que han confesado ser disléxicos y eso no les ha impedido triunfar en lo que se han propuesto.
– Por supuesto, y en el área en la que yo estoy, conozco académicos muy reconocidos que son disléxicos y son personas con titulaciones muy altas, con una trayectoria académica muy prestigiosa. La dislexia, sin duda, no es un impedimento para nada. Lo que es verdad es que requiere contar a veces con cierta ayuda para poder mejorar y sobre todo requiere mucho compromiso y trabajo del propio disléxico. Hay disléxicos que les ha ido muy bien, han puesto también mucho de sí para poder enfrentar a la dificultad, como pasa en otros órdenes de la vida. Lo que requiere es trabajo, esfuerzo y compromiso.
Perfil de Ariel Cuadro
Separado, tiene dos hijos. Es del signo de Acuario. De chiquito quería ser ingeniero. Es hincha de Peñarol.
¿Una asignatura pendiente? Me gusta mucho el diseño, la arquitectura y la pintura.
¿Una comida? Me gusta mucho la carne.
¿Un libro? Me gusta la poesía, las novelas. Me gusta Milan Kundera.
¿Una película? Antes del atardecer, película francesa.
¿Un hobby? Las antigüedades.
¿Qué música escucha? Country y jazz.
¿Qué le gusta de la gente? El buen humor.
¿Qué no le gusta de la gente? El egoísmo.
Leonardo silva