Una y otra vez nos quedamos sorprendidos con los planes y anuncios que asume un nuevo gobierno.
Nos explicamos. Aún recordamos cuando asumió José “Pepe” Mujica, quien anunció que su gobierno se abocaría a darle al pueblo “educación, educación, y educación” y diez años después poco o nada ha cambiado.
Cinco años después asume su segundo mandato el Dr. Tabaré Vázquez, anunciando entre sus principales objetivos el cambio del “ADN” de la educación.

No consideramos que nada se haya hecho en este sentido, pero claramente no ha alcanzado y desde luego que se lo necesita.
Mucho más atrás en el tiempo, recordamos que uno de los principales temas que el país debatía era la reforma del sistema de previsión social, porque en la actual situación “no aguantaba más” y colapsaría.
Vale decir que son temas “añejos”, que no surgieron hoy, pero aunque la enorme mayoría de los ciudadanos lo sabe, está de acuerdo en que requieren de una reforma, poco o nada se ha avanzado.
Y nos atrevemos a decir que mientras sigamos “emperrados” o enardecidos en nuestras posiciones, mirando prioritariamente los intereses personales, nunca avanzaremos hacia una solución.
Es más cada gobierno al asumir “recita” su concepto de los cambios que pretende hacer, pero una vez presentados estos en el parlamento y mirados desde la óptica de quien esté en el gobierno, las grandes medidas fracasan una y otra vez.
Es que si los cambios que se requieren no nos favorecen, sino no son vistos con nuestra óptica o nuestro concepto, “no sirven”. Hasta el momento hemos asistido obtusamente al intento de impulsar las medidas que entendemos son necesarias si nos habrán de favorecer, en caso contrario no lo votaremos.
Es una posición necia. O sale el proyecto que impulsa nuestro sector o no sale nada.
Pongámonos de acuerdo. Vemos que la necesidad está. Todo el mundo pregona que los cambios son necesarios, dialoguemos entonces sobre los puntos que son comunes para todos y escuchemos la posición de los que no comparten nuestra visión.
A.R.D.