back to top
domingo, 23 de febrero de 2025
38.8 C
Salto

El viento en la cara, un pedaleo redondo, nuestros ases del pedal

Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/6q5y

Referencia en el camino

Cuando llega carnaval, Semana Santa o de Turismo, el alma se nos vuelve una bicicleta y nos ponemos a pedalear el sueño de cientos de ciclistas de distintos clubes y Federaciones de todo el país.

- espacio publicitario -
Liliana Castro Automóviles

Entonces surgen los nombres de infinitos héroes y de antihéroes que han escrito páginas gloriosas del ciclismo uruguayo, y hoy, otros, lo siguen haciendo..

Mis primeras carreras de ciclismo fueron por radio, escuchar aquellos fantásticos relatos de las Mil Millas Orientales, de La Vuelta del Uruguay, La Doble Paysandú, La Vuelta de Salto, desde 1969, me acuerdo bien, porque fue el año en que ingresé al Liceo, la primera edición de Las 500 Millas del Norte, que ganó un salteño, Jorge Silva del Veloz.

Todos esos años los viví  escuchando historias del pedal, y la gran estafa que le hicieron a los salteños en una edición de La Vuelta del Uruguay, cuando un grupo de pedalistas naranjeros les había sacado más de 20 minutos al pelotón y se adueñaban de la general, dejando lejos a las grandes estrellas uruguayas, y se encaminaban a una gran hazaña imposible de impedir…bueno, imposible no, porque los Comisarios lo hicieron posible y neutralizaron el tramo recorrido y con ello la ventaja que habían logrados nuestros ciclistas.

Allí aprendí a venerar los nombres del Petiso Fuques, de Leglise, del portugués Pintos, de Juan José Maglio, Regueira, después del Nene Santana, héroe también del motociclismo. Pero en esos años sesenta, el héroe de carne y hueso era el Negro Washington Álvez, que, en La Doble Paysandú, al llegar a “los Palos Blancos”, ese repecho, tumba de tantos guerreros, se les perdía y llegaba a Salto con ventaja. Y eso que Paysandú tenía cada nenes, como los hermanos Correa (Tomás y Jorge), Pezzatti, también venían figuras como los hermanos Etchebarne, (Ruben y Raúl), el vasco grande y el vasco chico, Rene Deceja, pero no había de tu tía con el Negro Alvez.

AQUELLA BICICLETA DE PRIMO ZUCCOTTI

Cuando niño yo iba seguido a la casa de mi tía Beba y del tío Federico, en calle Viera al 100. En la esquina estaba la Bicicletería de Juan José Maglio (hoy Escuela N°3). Un dia surge un sorteo a nivel nacional, una bicicleta de Primo Zuccotti, una Lyggie, marca que promocionaba Maglio en Salto. Mi prima Graciela, la querida “Chacha”, me anota para el sorteo, y créase o no, entre 15.000 cupones de todo el país, gano el premio de la bicicleta. Era para ser entregada en el Día de Reyes en Montevideo, en Canal 4. Y allá fuimos con mi viejo, en tren, 14 horas sentados y en un interminable traqueteo hasta la Estación Central.

Fuimos en taxi directo a Canal 4, en la puerta nos esperaba Primo Zuccotti y un representante del Canal, que nos llevaron hasta la fábrica de Bicicleta. En el interín nos dijeron que si hubiéramos llegado media hora antes estaba previsto que desfiláramos en el Desfile de Reyes por Calle 18 de Julio.

Cuando se abre la puerta de la fábrica, había miles de bicicletas. Me dijeron, elegí una, y yo quedé paralizado ante tanta maravilla. Vi una azul, con caramañola, y no dudé, no era de carrera, era una de paseo, pero hermosa, livianita, increíble, que al rememorarla ahora me sigue pareciendo igual, y la disfruté, vaya que la disfruté.

Cuando volví, la llevé a la Bicicletería de Maglio, y allí me saqué una foto con Maglio y el Cacho Cuello, que salió en los diarios locales. Por años guardé una que me sacaron para el diario La Mañana.

Y UN DÍA APARECIÓ UN TAL FEDERICO MOREIRA…

Por años seguí escuchando, cada Carnaval y cada Turismo, La Mil Millas Orientales, (luego Rutas de América), La Vuelta del Uruguay y cuanta carrera se cuadraba y retuve nombres de ganadores, de héroes de un día, y de esos personajes infaltables en el ciclismo, esos corredores que se hacían nombrar en todas las etapas y que al final terminaban en los últimos puestos. Pero como me confesó uno, una vez, “yo viví de esto, de mis patrocinantes, si me nombraban en la radio, ellos quedaban contentos y yo tenía para seguir tirando” (el corredor no era de Salto, lo aclaro, pero, eso no cambia nada)

En esos años el Peñarol y Nacional, en Salto, en el ciclismo era la Unión Cycles Salto y el Veloz, y luego otros ciclistas memorables. Recuerdo a Ismael Malvasio, Hugo, Ángel y Danilo Grilli, Nelson Tanoni, que eran también fanáticos del motociclismo, y como el caso de Nelson Tanoni, una mañana gana la Doble Belén, llega, se baña y se va a Paysandú, y a la tarde, gana en motociclismo con su moto de 500 cilindradas.

El Véloz, un cuadrazo, Amulgo Ojeda, Enrique Pinasco, Antonio Capurro y Jorge Silva. Un año fueron a la Vuelta del Uruguay, dieron pelea a los grandes, desde Moyano al Tiki Alcantara, pasando por el Vasco Etchebarne, Tomas y Jorge Correa y los que venían de afuera, argentinos, brasileños, italianos, cubanos. Jorge Silva terminó en el puesto 20 de la general y fue una hazaña.

Pero un día, todo cambió, fue a fines de los años setenta, apareció Federico Moreira, con un Panamericano Juvenil en el bolsillo, le empezó a arruinar el pastel a los grandes de todo el país, empezó a ganar. Los fastidiaba tanto que una vez, llegando a Salto, por la Colonia 18 de Julio, lo encajonaron, y como quien no quiere la cosa, lo tiraron a una zanja. Pero no pudieron, Federico se transformó en el Emperador, el Rey de las Rutas y escribió la historia que escribió a pura hazaña, y no ganó más por esos imponderables que tiene el deporte, a veces una pinchadura, una caída, una mala largada, por un segundo o dos perdía una etapa, una carrera, pero, ganó tanto que con lo ganado basta.

Cuando era chico y escuchaba las carreras por radio, nunca me imaginé que años después, las tendría que escuchar profesionalmente en una Redacción de Diario. Pasar horas y horas y luego, sobre la tres de la tarde cuando daban la clasificación general, enterarme como quedaban ubicados en la general los salteños y si había equipos nuestros, los equipos. Recuerdo las Vuelta del Uruguay cuando Federico le ganó la contra reloj final, en las calles de Montevideo al francés. ¡¡Yo cronometraba en la Redacción con un viejo citizen, apenas en la radio decía top!! Y antes que llegaran, yo a los gritos, ¡ganó Federico!, ¡ganó Federico!Mi jefe me decía que esperara que salieran los tiempos oficiales, pero yo estaba seguro, y fue así nomás….

CON ESTOS MONSTRUOS, ¿QUIÉN NOS GANA?

Como siempre que me pongo a nombrar deportistas, en este caso, ciclistas, sé que me olvido de alguien, pero, la intención es que estén todos, como el Charaminga del barrio Lazareto, el Julio Gómez, su hermano el Belzio, Sergio de Abreu, Pedro Lecchini, Humberto Alvez, Hugo Grilli, Helder Regueira y Walter Cardona, Piedad, Fernando De Mattos, Pedro Paiz, el gran Pedroca que ganó una clásica del Uruguay, y por años anduvo entre los mejores.

Y por ahí también andan, en algún pelotón de la nostalgia, Héctor Morales,Waldemar Domínguez, Edgardo Lequini, Elbio Cincunegui, Luis Saavedra,   Luis Emilio Huvatt,  Ruben Lequini, Carlos Rocha, JoséDaniel (Araña) Castillo, aquel que conocí desde chiquito, era el nieto de doña Santa, que volaba en tricíclicos en la Plazoleta San Martín y cuando tuvo una bicicleta de verdad desde el Codecam hasta los mayores, les ganó a todos. Y cómo olvidarme de RaúlLequini, Víctor Hugo Quiroga,  Gerardo Romero, Jorge Romero, Miguel Direna, Héctor Nogueira, Wilson Ferreira, Macedo Bonilla, Ramiro Castex, Miguel Oviedo, Mariano De Fino, Agustín y Mauricio Moreira. Sé que me olvido de muchos, pero, es humano, mi memoria no da para todo, pero igual los quiero, y creo y quiero, que

Los lectores sumen más nombres para que todos vayan pedaleando siempre en el pelotón de la alegría.  No me olvido, en toda esta historia de Bautista Ferreira, el sereno de la Barraca Sopa, amigo de mi padre, que siempre iba por casa a contar de las carreras corridas, nunca ganó, pero, era un deportista cabal, de esos de verdad, y cuidaba a su bicicleta como a un hijo, junto a su esposa Sarita.

Y un recuerdo muy especial, para mi amigo Mario Irabuena, aquel flaquito del barrio Saladero, que siempre me contaba, cuando éramos compañeros en murga Falta la Papa que una vez, en una carrera, llegó antes que Federico Moreira, se emocionaba hasta las lágrimas, y para mí, el Mario era un crack de verdad, tan humano, tan solidario, tan leal, sin dobleces, y bueno, fue de los pocos que alguna vez le ganó a Federico Moreira, y eso, no es poco….

CAMACA

Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/6q5y