OPINIÓN

El tango lo hizo posible

Aprovecho que ayer se cumplió un año más de la muerte de Gardel para compartir una anécdota y una opinión.

La anécdota: Una vez, un adolescente de 16 o 17 años, me dijo en un pasillo de liceo que “el tango es horrible” y que no entendía cómo a sus abuelos (con quienes vivía) les podía gustar “esa cosa deprimente”. Pero resulta que cuando le empecé a preguntar por algunas letras de tangos que conociera, no supo decirme ni un solo verso. Comenzamos a hablar y me contó que estaba “notable la relación entre letra y música” de determinados grupos musicales que a él le gustaban (sobre los que no me animé a darle mi opinión por temor a ofenderlo). Lo que sí hice fue proponerle que observara esa misma relación en un tango cualquiera de los que escuchaban su casa, y que además, tratara de vincular esa letra con episodios de su propia vida. Pasaron unos meses. Un día se acercó y me dijo que había cambiado totalmente su pensamiento sobre el tango; que ya no solo lo escuchaba hasta con agrado sino que estaba con ganas de sumarse a un taller de tango que dictaba la Intendencia. Pero como si fuera poco, que también había empezado a sentir curiosidad por ver de manera diferente otros géneros y estilos (jazz, bossa nova, entre lo que recuerdo que mencionó). Hasta ahí la anécdota.

¿La opinión? Que muchas veces decimos que algo no nos gusta, que no nos “llega”, etc., etc., simplemente porque no lo conocemos. Y lo peor es que, ante ese desconocimiento, nos quedamos con lo más básico y mediocre como su fuera “lo más”. Esto aplica a la música, a la literatura, a la gastronomía…Quizás a todos los planos de la vida, ¿verdad? Pero sobre todo, nuestra opinión es que, en la medida de nuestras posibilidades, ampliar el abanico de lo que conocen los otros (no solamente los más jóvenes) en vez de solo ponernos a criticar, también es responsabilidad de todos.