back to top
miércoles, 4 de junio de 2025
18.3 C
Salto

El Tabárez que la gente va dejando de querer

- espacio publicitario -
Diario EL PUEBLO digital
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/lxm1

En el 2010, la conducción del maestro Tabárez, obró notablemente en pro de la actuación de Uruguay en el Campeonato Mundial de Sudáfrica. Entonces tenía 63 años.
Para los uruguayos (¡y salteños incluidos!), era EL MAESTRO. A secas.
Exponía una imagen carismática, entre ultra profesional y pueblerina.
Tabárez solía invocar «la felicidad de la gente a través del fútbol» y, sobre todo, la marea adolescente potenciando «el fenómeno Tabárez».
En las aulas que fuese, en aquel mágico mes del Mundial del 2010, el Maestro en la cresta de la ola, con un aspecto no menor: la simpatía desde su postura.
Caló en el pueblo. En los comunes de la vida. En lo que no pasan de largo, porque también son parte de ella. Aunque de ellos se sepa poco. O casi nada.


El hecho es que el paso de los años, fue alterando el perfil de Tabárez.
En más de una ocasión su rostro desencajado. Hosco.
A contramano incluso de las relaciones humanas, como si todo el que pensara distinto, se fuese convirtiendo en un opositor mediatizado y con veneno puntual.
El Tabárez de los últimos años se convirtió en omnipotente. En un ser casi intocable a la hora de la crítica desde algunas áreas oficialistas
No por nada la mayoría de los cronistas deportivos que desarrollan la misión en medios capitalinos, prolongan la adoración, para evitar cualquier tipo de actitud que los postergue de ese séquito próximo al poder.
Pero de lo que no hay dudas y el Maestro debe admitirlo, ES LA PÉRDIDA DE AFECTO POPULAR, más allá de la credibilidad en picada de su ideario normalmente incompleto y desgastado. Inentendible. Casi a la sombra de lo precario.
A través de los medios que fuese (incluyendo las redes sociales), la exposición del ahondado rechazo a Oscar Washington Tabárez.
Las fibras del querer apagándose y su figura cada vez más lejana a ese sentir colectivo que lo ungió casi a la categoría de ídolo en los Mundiales del 2010 primero y del 2014 después.
Pero claramente, no solo que el tiempo va cambiando. En este caso, Tabárez también cambió, con la intolerancia a manera de pancarta, mientras aquella simpatía ya derrotada por la propia biología del Maestro, que tampoco a él perdona.
El paso del tiempo no concede revancha. Llega y aplasta.
No sabe de memoria ni reconoce a algún sagrado rito del ayer. Ese ayer desvanecido, tenue, lejano, inconsistente, porque fue perdiendo pie en medio de la borrasca.
A manera de tempestad, el Maestro sufrió la consecuencia, mientras la salud física también le va jugando en contra. Sin sentido piadoso ninguno.
Su contextura, dolorosamente, ya no es la misma.
Su prédica carismática, sometida al rigor del olvido, mientras el querer de aquel pueblo se va hundiendo en la envolvente pena. La envolvente pena, de ese ya no ser.

                                    -ELEAZAR JOSÉ SILVA-
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/lxm1