Ese embrujo que se niega a morir
Es posible que los titulares de los diarios y los portales, se potencien a través de las redes sociales o del medio de comunicación que fuese. Porque hubo una tarde del fútbol salteño, en que cuatro equipos jugaron en el Parque Dickinson (Ceibal, Salto Nuevo, Ferro Carril y Gladiador) y provocaron la venta de 4.160 entradas y por todo concepto, la recaudación fue de $ 624.000-
Pero la suma general en la fecha, fue de 5.649 boletos expendidos y $ 847.350. Cuando se invoca al fenómeno del fútbol salteño, lo acaecido en la fecha que pasó, es impactante.
A excepción hecha de los partidos en que Peñarol y Nacional juegan en Montevideo, en la mayoría de las canchas con equipos en desarrollo jugando, NO SE ALCANZA NI REMOTAMENTE LA VENTA DE CASI 4.200 ENTRADAS.
De lo que no hay dudas a esta altura del año, es la ratificación del salteño futbolero y la generación de asistencia que producen algunos equipos en especial. Ceibal y Gladiador por ejemplo, son capaces cada uno, de tapizar la tribuna España de bote a bote.
Los casos de Saladero y Salto Nuevo, no son ejemplos menores. Llegará el momento en que desde la dirigencia surjan las conclusiones, pero no hay dudas que dos aspectos son puntualmente básicos: el modelo de disputa y el encarar la mayoría de los partidos en el Parque Dickinson.
Santa verdad que hay quienes asisten al estadio y no a otro escenarios, por dos cuestiones vitales: comodidad y seguridad. El que no lo entiende así, es porque reniega de la realidad. Y la única verdad es la realidad.
El impacto de una temporada de antología, más el fluir de lo que vendrá. La hambruna de fútbol se tornó insoportable, por obra y gracia de la pandemia. Cuando se reacomodaron los tiempos a favor, la pelota surcó los aires y eclipsó. Casi un acto mágico.
Mientras el salteño futbolero no renegó de la pasión.
¿Cuántos pasionales como los de esta comarca «naranjera»?
Así somos. Y aquí estamos.
Lecciones para el Uruguay todo, porque por estos lares la respuesta no falta.
El embrujo, claramente, se niega a morir.
–ELEAZAR JOSÉ SILVA-