A casi 70 años de la creación de las Naciones Unidas (apenas superada la segunda guerra mundial) las ambiciones del hombre no logran superarse y las limitaciones a las guerras serían al menos cuestionables.
En estos momentos tenemos que lamentar dos guerras (a cuál de ellas más cruel) la invasión de Rusia a Ucrania y la de Israel- Palestina.
Es que la ambición humana no tiene límites. En ambos casos lo que se oculta o disimula al menos es la verdadera causa de los conflictos y lo primero que se oculta o desaparece es la verdad y la justicia (si es que hay algo justo en una guerra).
Nos explicamos, en Palestina ha sido alcanzado un hospital con el horroroso saldo de más de 700 muertos y una gran cantidad de heridos. Israel acusa al Movimiento terrorista de Hamas, uno de cuyo cohetes, sostiene cayó en el hospital.
En tanto palestina (que no debe confundirse con el movimiento terrorista), acusa a Israel de haber bombardeado directamente el hospital. En el medio ha quedado la verdad, nadie sabe a ciencia cierta quién ha sido el responsable de tamaña insanía.
Pero poco importa a esta altura. Tan culpables son los unos como los otros. El que sufre las consecuencias es el pueblo, los menos pudientes, los que no pueden escapar a la atrocidad.
No tenemos la más mínima duda de que el Holocausto judío ha sido una de las peores catástrofes sufridas por la humanidad. Pero en la misma dimensión tenemos al genocidio armenio y hasta el crimen de los sicarios que sucede todos los días en nuestro país.
Recientemente ONU y otros organismos han advertido al mundo que las armas teledirigidas seguramente multiplicaran y agravarán los conflictos.
Las Naciones Unidas surgieron para evitar una tercera guerra mundial y en alguna medida la han evitado, pero ¿hasta cuándo? La ambición de los hombres sigue latente y mientras subsista una sola nación, parece lógico que deberemos soportarla, limitarla y dominarla.
No se debe desconocer, pero si controlar. Nadie que sepamos ha renunciado al lógico deseo de expandirse y desde que la humanidad existe éste ha sido el objetivo, oculto o no, todo imperio se ha jactado siempre de su poderío.
El objetivo de las naciones Unidas es loable, pero no todas las naciones los comparten y debemos de estar preparados para poner en vereda las ambiciones antes que éstas prevalezcan.
