Fue reeditado el libro “Una oveja negra al poder, confesiones e intimidades de Pepe Mujica”
Pasaron 10 años desde que se publicó un libro que acaba de ser reeditado con nuevo material que ha sido agregado, coincidiendo con el fallecimiento del expresidente José Mujica. Se trata del libro “Una oveja negra al poder, confesiones e intimidades de Pepe Mujica”, que fue escrito por dos periodistas, Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz. Danza es actualmente director del semanario Búsqueda y Tulbovitz trabajó 17 años en el semanario capitalino. Ante esta reedición de dicho libro, EL PUEBLO tuvo la oportunidad de dialogar con Tulbovitz, quien hoy tiene responsabilidades profesionales en Torre Ejecutiva.
– Ante el reciente fallecimiento de José Mujica, fue una persona que estuvo con él mucho tiempo durante varias campañas electorales y durante su presidencia realizando la cobertura periodística, ¿pudo conocer a Mujica en su intimidad?
– Entré a Búsqueda el 16 de marzo 1998 y me fui de Búsqueda el 19 de noviembre del 2015, son 17 años y algo más si no me equivoco. En todo ese período no hubo semana en que no haya al menos tenido una conversación con Pepe. Si multiplicamos, son 52 semanas al año por 17 años, parece que alguna vez charlamos. Y afortunadamente, porque se generó un vínculo de confianza, de respeto profesional y además, un sinfín de charlas que tuvimos específicamente que fueron agregadas para el libro en la casa de Andrés Danza, aquí en el Parque Rodó, Montevideo. Más los viajes que tuvimos, yo cubriéndolo como Presidente de la República en mi función específica y luego que es buena parte de lo que incluye este capítulo agregado, que se llama “El predicador laico”, en este periodo que fue desde que dejó la presidencia hasta su fallecimiento.
– Del libro se desprende la preocupación permanente de Mujica de dos temas. Uno, que era algo que sabía que se venía, que era la muerte, y lo otro, su preocupación por el futuro del MPP.
– ¿Recordás algún político uruguayo que haya exorcizado y naturalizado la conversación pública sobre la muerte? Por lo general nadie habla de eso. Pero él naturalizó su abordaje y se transformó en un tema público. En nuestro libro dijo tres cosas que se cumplieron. Dijo, cuando deje la presidencia me voy a ir con Lucía a visitar un lugar que visitó como presidente, que tuve la fortuna y el privilegio de visitarlo en una gira en el municipio de Mujica en el País Vasco, desde donde parten sus raíces. Después dijo que iba a dejar una barra preparada que lo supere. Ahí está el Presidente de la República, ahí está el secretario de la presidencia. Por lo menos, esos dos. Y después dijo, mi velorio va a ser mi último gran acto político. Y así ocurrió, transformó la muerte en un hecho político de una magnitud mundial. Y seguramente ya vamos a ver películas y videos que se repiten por todo el mundo de esto. Bueno, estuve en el Cosquín Rock y varios grupos argentinos dedicaban canciones a Mujica. Entonces, creo que es un acontecimiento que con el paso del tiempo, de algo que hemos sido protagonistas una generación de uruguayos, vamos a darle una significación y alcance que capaz que en este momento no estamos en condiciones de darle. Y seguramente, en el acierto o en el error, es un presidente que entró a la mesa familiar, televisión mediante Mujica hablaba una o dos veces por día, y marcaba agenda todo el tiempo. Se dio un fenómeno que era motivo en el almuerzo, en la merienda, en la cena, en la reunión familiar, para apoyarlo, para criticarlo, para denostarlo, para aplaudirlo, para enojarse, para reírse. Es un tema que no había pasado anteriormente, me parece, en la sociedad uruguaya ni en Uruguay. Un fenómeno político, mediático, emocional de esa naturaleza. Y de alguna manera, su sepelio condensó y marcó todo eso.
– Una de las tareas que se impuso el propio Mujica era tratar de cerrar esa brecha con el pasado, ¿piensa que logró hacerlo?
– No compartí una visión de esa naturaleza de él, en lo personal, pero entiendo, mi obligación igual era entender, lo que sí digo es que, independientemente de la salida de aquella frase de que esto se va a resolver cuando estemos todos muertos, todas esas cosas, que decía, pero recojo de él fundamentalmente, y sobre todo en esta última etapa, la capacidad de generar clima, de no echarle nafta a veces cuando había un incendio en la coyuntura política, y de mostrar un camino, de siempre buscar puentes. Creo que habla de eso lo que hizo con Sanguinetti, del libro de diálogos que hicieron Gabriel Pereyra y Alejandro Ferreiro, de ir a mostrarlo, de presentarse. Del hecho de salir los dos juntos del Senado. De ese viaje que hacen juntos a la asunción de Lula en avión, Lacalle Pou, Sanguinetti y Mujica. De la charla del evento en la Casa del Partido Colorado, por los 40 años de Democracia, son algo más que postales que le quedan al país, y donde Mujica fue copartícipe, protagonista, impulsor, promotor, que creo que ayudan a un clima de convivencia que es política, emocional y psicológicamente necesario.
– Se ha escrito mucho sobre Mujica, ¿cómo convence a la gente para ir a la librería a comprar el libro que escribió con Andrés Danza?
– Si quieren conocer al último Mujica, cómo llegó a la presidencia, cómo desarrolló su presidencia, cómo se ha ido de la presidencia y cómo fue su contacto real e íntimo con ciudadanos de México, Japón, Turquía, Argentina, Colombia, República Dominicana. Si quieren saber cuáles fueron las últimas cosas que dijo, cómo se posicionó para el futuro, por qué entendió que le llegaba el turno a otros dirigentes políticos para asumir sus responsabilidades, bueno, mucho de eso está en “Una Oveja Negra en el Poder”.