Uno de los temas más complejos y difíciles de solucionar en el país es el tema carcelario.
Cuanto más se reprime y se ajusta la lucha contra el delito contra la delincuencia, más se abarrotan las cárceles, más dinero se requiere para la alimentación y locales adecuados para alojar a los privados de libertad.
Uno de los reclamos más frecuentes y comprensibles de la sociedad es precisamente el de mayor seguridad, más ajustes y mayores penas para quienes infringen la ley.
Pocas veces se tiene en cuenta lo complejo del tema. Las medidas paliativas, los acuerdos para una condena abreviada concretadas bajo determinadas condiciones, son a menudo criticadas y frecuentemente rechazadas, posición a la cual nos sumamos cuando vemos que no se corresponden con la gravedad de los delitos cometidos.
En lo que a nosotros refiere entendemos que es un problema demasiado complejo, que no se soluciona sólo reprimiendo con mayor dureza, aunque comprendemos que es este un alcance ineludible, y debe cumplirse como lo establece la ley en cada caso.
Pero no es esta más que una sanción, imprescindible, pero que no representa solución alguna para el problema de fondo.
Lo que se está haciendo en los nuevos planes carcelarios, para nosotros va por buen camino. Vale decir es una buena forma para intentar un rescate una recuperación y salida definitiva del delito para quienes demuestran ganas de cambiar de vida.
Quienes se muestran interesados en salir de este camino, reciben allí conocimientos, aprenden un oficio que les capacitará para buscar una ocupación digna en el futuro o al menos les dará otras herramientas para enfrentar la vida, distantes del delito.
Seguramente que no es fácil y no está al alcance de todos los presos. Confiamos en que sea factible y esté al alcance de todas aquellas personas que realmente demuestren interés en salir de la situación en que viven.
No somos ingenuos, sabemos que no todos tienen la misma actitud y muestran el mismo interés en salir del delito, pero entendemos que es la única forma que aquel que quiera salir pueda sepa que tendrá el apoyo necesario para hacerlo.
En los hechos la realidad indica que muchos delitos se siguen cometiendo y dirigiendo desde las cárceles mismo. Sabemos los “infiernos” que viven algunos reclusos a veces sencillamente por no “alinearse” a determinados grupos o pandillas.
Esto es lo que no se puede tolerar, privar de libertad para pagar un delito no puede significar atormentar o torturar, como se da en muchos casos y en esto el Estado debe intervenir.
A.R.D.